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SI NO HUBIERA MUERTO DOMINGO MONTERROSA

¿CÓMO HABRÍA SIDO EL SALVADOR SI NO HUBIERA MUERTO DOMINGO MONTERROSA EN LA GUERRA?
Por Guido Miguel Castro

El blog de Domingo Monterrosa no es responsable de la opinión de sus colaboradores y los comentarios de sus visitantes.

La muerte heroica del Teniente Coronel Domingo Monterrosa Barrios, tomó de sorpresa a todo el mundo: a los gobernantes de turno, a la Fuerza Armada, a los asesores militares norteamericanos, a la población en general, a la opinión pública nacional e internacional y a los mismos terroristas del FMLN a quienes se les ocurrió adjudicarse la muerte a través de una estrategia que nunca existió.

El Coronel Monterrosa enfrentó menos de los primeros cuatro años de guerra, pero de haber seguido comandando sus tropas, seguramente la guerra habría terminado con una victoria contundente sobre los terroristas en unos dos o tres años más, quizás hubieran quedado algunas bandas terroristas desperdigadas en el territorio nacional, pero sin otorgarles a los terroristas todas las concesiones que el gobierno de turno, durante la firma de los acuerdos de paz, les concedieron.

La victoria militar habría permitido invertir los millones de dólares de asistencia militar que se gastaban durante la guerra y mucho más, en proyectos de desarrollo y reconstrucción de la economía nacional.

Los actos heroicos de Domingo Monterrosa hubieran inspirado a los nuevos oficiales para actuar en su relación con sus tropas y en el teatro de operaciones como lo hacía él.

Él nunca hubiera aceptado cargos políticos en el Ministerio de Defensa, de hecho, ya los había rechazado, y aun retirado, habría seguido siendo instructor militar, porque esa era su vida. Sacarlo de la vida militar habría significado probablemente su muerte gradual.

Hombre honrado y sin vicios, nunca se habría retirado para ser “hombre de negocios”, ni a disfrutar de dineros mal habidos. Habría vivido de su pensión oficial, gozado de sus nietos, y seguramente, les habría inspirado el seguir la vida militar.

La presencia de Domingo Monterrosa habría sido inspiradora para las nuevas generaciones de oficiales, seguramente habría formad parte del cuerpo docente de la Escuela Militar y de las unidades especiales.

Habría velado por los derechos de todos los veteranos de guerra, y estos no habrían tenido necesidad de andar mendigando beneficios como lo hemos observado durante muchos años.

Si la paz hubiera llegado con la victoria militar la izquierda no habría tenido la oportunidad de crecer como ha crecido, ni habrían podido manipulado los organismos internacionales para señalar a la Fuerza Armada como la mala de la película, cuando fueron ellos los que derramaron la primera sangre cuando asesinaron a dos Guardias Nacionales en el Hospital Bloom, comenzando la vorágine de violencia que duró hasta 1992 y que ahora ha tomado un giro social.

De no haberse alargado tanto tiempo la guerra no se habrían destruido los valores ni la familia salvadoreña. Los salvadoreños habrían continuado en su terruño y no existirían tantos emigrantes en tierras extranjeras.

Domingo Monterrosa hubiera sido un referente moral en la vida nacional y habría señalado con valentía los abusos y la corrupción de los políticos. Seguramente algún partido lo habría propuesto como candidato a la Presidencia de la República, aunque nunca fue esa su aspiración, y fácilmente habría ganado frente al desgaste de la clase política. Si eso se hubiera dado, seguramente habríamos tenido una nueva era de desarrollo y progreso como el período que vivimos entre 1932 y 1979.

Sin embargo Dios tenía otro destino para Domingo Monterrosa: morir en la gloria del heroísmo, morir en el cumplimiento del deber, compartiendo con sus soldados hasta el dolor de la muerte en acción.
Monterrosa nació para vivir con gloria en la posteridad. Por más que sus enemigos intenten ensuciar su memoria, la verdad siempre se impone en Domingo Monterrosa Barrios.

No era su destino ser político, no era su destino la Presidencia de la República, su destino era ser soldado, ser el mejor soldado de la historia y convertirse en el modelo a seguir por las presentes y futuras generaciones de soldados en El Salvador y en el mundo. De hecho, se ha convertido en un referente necesario en la ciencia militar, especialmente en la formación de las Fuerzas Especiales.

El lema “Por la Patria y con Dios”, constituye un resumen perfecto de sus ideales: la entrega total a los ideales de la Patria como una vocación recibida de Dios desde el inicio de su exigencia, protegiendo al inocente y castigando con toda la fuerza y contundencia necesaria a los enemigos de la Nación.

La realidad nos muestra a nuestro Héroe en la plenitud de su dimensión militar y humana, un hombre que ha pasado a la posteridad como ejemplo a seguir y cuya memoria hay que respetar y resguardar.

¡Por la Patria y con Dios!

DOMINGO MONTERROSA BARRIOS: EL HÉROE

domingo_monterrosa_el_heroeDOMINGO MONTERROSA BARRIOS: EL HÉROE
Por Guido Miguel Castro

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Desde hace algún tiempo no escribo sobre mi Charly Monterrosa, pero no es porque había dejado de pensar y analizar su figura histórica dentro de nuestra gloriosa Fuerza Armada, sino porque he estado reflexionando sobre su faceta como Héroe del Ejército Salvadoreño (Héroe con mayúscula), no como un héroe, sino como El Héroe.

Todos los pueblos y las instituciones humanas necesitan exaltar las virtudes de aquellos que han sobrepasado el común denominador de los mortales. Necesitamos tener como modelos a seguir aquellos hombres que han sido capaces de trascender el anonimato y dedicaron toda su vida a algo tan simple como hacer las cosas bien, en orden y completas.

La vida militar se caracteriza por una exigencia superior a la vida de los civiles, pero dentro de estas exigencias, hay soldados que logran alcanzarlas en grado superlativo, más que por condiciones superiores, lo han logrado a fuerza de voluntad, de una voluntad férrea a toda prueba, que han superado el conformismo de simplemente pasar la prueba y luchan por hacerlo de manera lo más cercano a lo perfecto que puedan.

Domingo Monterrosa superó en primer lugar las condiciones de pobreza que a muchos los condena al conformismo de nacer y crecer sin ninguna aspiración. Salió del terruño en Berlín y llegó a graduarse de bachiller en uno de los mejores colegios de la época, el Liceo Salvadoreño.

Decidió, luego de una profunda reflexión, seguir la carrera de las armas en la gloriosa Escuela Militar “Capitán General Gerardo Barrios”. No era el cadete de mejor porte ni condición física, pero era el que más valor e hidalguía tenía. Desde que tomó su decisión empezó a amar su profesión, con un amor tan profundo que trascendió en amor Patrio, y conociendo el peligro que corría, nunca escatimó esfuerzo alguno en cumplir su deber como soldado, aún a costa de su propia vida. Le ofrecieron cargos de escritorio que lo alejarían de la primera línea de fuego, pero antes que Coronel él sabía que era soldado y por ningún cargo dejaría a sus soldados, a quienes amaba como a sus propios hijos, porque junto a ellos luchaba, sufría, lloraba, comía, se cansaba y los acompañaba al campo de batalla, al hospital o al cementerio.

Salió al encuentro de la muerte muchas veces, hasta que le tocó el turno de acompañarla. No le temía. Él había sumido no solo que como hombre debía morir algún día, sino que su muerte tenía que ser con honor, con gloria y en el cumplimiento del deber. Solo así puede ser la muerte del verdadero soldado.

Ese valor en enfrentar al enemigo y de enfrentar la muerte, solo puede hacerlo un héroe de su calibre.

Dentro de su formación militar buscó siempre la perfección, saber cada día más, ser el mejor en cada curso, superar sus propias limitaciones humanas, y de esa manera, poco a poco, se fue transformando en un ser fuera de lo normal, porque de esa manera podía exigir a sus subalternos, con quienes caminaba a la par, los animaba, les demostraba que no les exigía imposibles, y por eso sus soldados daban la vida por él y se enorgullecían de morir bajo su mando.

Monterrosa se ha convertido en el mejor referente de cualquier soldado, quizás en el modelo inalcanzable, pero es la referencia del auténtico soldado salvadoreño.

Domingo Monterrosa Barrios es el Héroe que nadie podrá expulsar del corazón de la Fuerza Armada. Podrán pretender borrar su nombre de las instalaciones militares, pero es imposible sacarlo de la mente y el alma de los oficiales que lo conocieron, que siguieron su ejemplo, que lucharon junto a él, ni de todos los nuevos oficiales que han conocido extasiados los relatos de sus acciones militares, del amor a su carrera militar y que sueñan con imitarlo.

Es el patriota por excelencia, el que nos ha demostrado que hay valores superiores a la fama y a las riquezas, y que vale la pena luchar por ellos. Murió pobre como lo hacen los verdaderos héroes, porque nunca tuvieron tiempo para ellos y se dedicaron solamente a cumplir su deber y a conducir a sus hombres solamente hacia la victoria, sin medias tintas.

Sus enemigos lo odian no solo por su capacidad operativa y táctica, por la contundencia de sus resultados y sus éxitos militares, sino, sobre todo, porque nunca podrán igualar su amor por la Patria ya que la historia ha comprobado que ellos actuando con odio de clases, solo buscaban los beneficios económicos del poder.

Domingo Monterrosa ha pasado a la gloria en la posteridad como el Héroe por excelencia, trazó el único camino que puede y debe seguir un soldado salvadoreño, y nos ha demostrado que el amor por la Patria pasa necesariamente por el sacrificio y el honor.

¡Viva Monterrosa por siempre en la memoria y el corazón de los verdaderos salvadoreños!

¡Por la Patria y con Dios!

La Batalla de San Gerardo, San Miguel

La Batalla de San Gerardo

En febrero de 1984 un grupo de tropas bajo el mando del Tte. Cnel. Domingo Monterrosa Barrios desalojaron delincuentes terroristas del FMLN que se habían ubicado entre San Gerardo y San Luis de la Reina en San Miguel, El Salvador. En esta operación se produjo una tragedia cuando dos helicópteros que transportaban a miembros del Batallón Aerotransportado de la Fuerza Aerea de El Salvador se accidentaron en vuelo justo antes de aterrizar. En el accidente fallecieron 28 miembros de la FAS. A pesar del percance la operación logro su objetivo.

A los soldados que perdieron la vida se les conoce como los Héroes de San Gerardo y en honor a su sacrificio se les dedico esta canción y este video

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A continuación presentamos el relato de Misael Ramos Culy sobre los hechos ocurridos en San Gerardo, San Miguel

Febrero 19 1984, Eran entre las 5:00 – 6:00 a.m., aún no había abandonado mi humilde cama, cuando escuché el zumbido de una avioneta, me puse de pie y salí al patio de nuestra humilde vivienda, alzé mi vista hacia el espacio aéreo Norte y divisé una avioneta del tipo O-2, conocida por nosotros como (La Carreta) y en este momento comenzó a disparar.

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La Prensa Grafica. Febrero de 1984. “28 Muertos Choque de 2 Helicopteros”

Sentí miedo pero seguí observando, escuchando a lo lejos el rugir de aviones de guerra, giré mi vista hacia el espacio aéreo Nor-Poniente y divisé dos aviones de guerra del tipo A-37. En ese momento se dejaron ir en picada y comienzaron a bombardear, me atemorizé, pero siguí observando, escuché el ruido de helicópteros y al girar mi vista hacia el espacio aéreo Sur-Poniente, divisé una columna de helicópteros aparecer entre los Cerros el Tecomatal y el Cerro el Tabor, por regaños de mi padre y por mi propia seguridad decido ponerme a salvo, pero antes salí a la calle y observé a los guerrilleros corriendo en forma descoordinada.

Después me introduje en mi refugio, pensé en la cantidad de guerrilleros que se encontraban en nuestro querido pueblo, el material bélico que poseían y el aparataje militar aéreo que había observado como presagio de un día infernal. Se escuchaban las ametralladoras disparar por todos lados, los morteros, las M-60 de los helicópteros, los disparos del O-2 y el rugir de los A-37, y no podía dejar de pensar en dos camiones cisternas (Pipas) que los guerrilleros habían robado en la Carretera Panamericana y llevados a nuestro San Gerardo, en realidad nunca supe ni nunca lo he sabido que tipo de combustible contenían, pero nuestra preocupación era que se tratara de gasolina y que una bomba o un disparo del O-2 impactaran en ellas.

Una de estas se encontraba en el lugar conocido como “El Pito” y la otra debajo de La Ceiba que se encuentra frente a la vivienda de la Familia Jovel Díaz. En unas dos o tres horas el ejército había tomado control de la población mientras a lo lejos se escuchaban los disparos. Decidimos abrir las puertas de nuestra humilde vivienda cuando un soldado encañonó a mi padre y le interrogó:

-¿Por qué tienes sangre en tus manos?
-Porque cuando comenzó el tiroteo, me encontraba destazando un cuche!
-El soldado le pidió que se lo mostrara, mi padre lo llevó a donde tenía el cerdo y el soldado al observar esto, le dijo: Continuá con tu trabajo, que ya todo está bajo control.

Ese día en San Gerardo, se vivió una historia de tipo Tragedia Griega, ya que dos medios hermanos se estaban enfrentando: Uno era Rafael Díaz (Catán) en el bando de la guerrilla y Hernán Díaz Trejo (Lacho) en el bando de la Fuerza Armada.

Heroes de San Gerardo, San Miguel. 28 aerotransportados fallecen en accidente aereo

Heroes de San Gerardo, San Miguel. 28 aerotransportados fallecen en accidente aereo

En esta historia, Rafael el guerrillero salió perdiendo al caer abatido a balazos en la carretera que de San Gerardo conduce hacia Nuevo Edén de San Juan a la altura del lugar conocido como el segundo paso. Allí los guerrilleros que perdieron la vida fueron recogidos y llevados al Cementerio Municipal en donde se les dio sepultura en fosa común. Cuando ya se encontraban los guerrilleros muertos amontonados, llegó al lugar el Sargento Díaz Trejo, pero en verdad, no sé a ciencia cierta si Lacho, se percató que entre los muertos se encontraba su medio hermano. Luego el ejército nos reunió en el parque, y quien se dirigió hacia nosotros fue el Tte.Cnel. Domingo Monterrosa Barrios, quien con lágrimas en sus ojos, informó que dos helicópteros habían colisionado en el espacio aéreo del cerro La Dispensa y que veintiocho militares habían perdido la vida, y dijo esta frase: “Al que le toca, le toca y cualquier día voy a quedar en un cerro de esos”, meses después, le tocaría a él, cumpliéndose sus proféticas palabras, pero no fue en San Gerardo, sino que en Joateca, Morazán.

Este día perdió la vida la Niña Joaquina, quien era la esposa del Sr. Modesto, a quien conocíamos como Modesto Reyes, ellos residían en la casa de la Hacienda del Sr. Tito Díaz, hoy en día propiedad del Sr. Rafael Díaz (Rafaelito Cruz), la Niña Joaquina fue alcanzada por un disparo del O-2, que se impactó en la vivienda.

La Sra. Virginia Orellana, quien residía en la casa que se encontraba en el desvío de la Hacienda Sierra Morena y Nuevo Edén de San Juan, fue alcanzada por otro disparo también pero gracias a Dios sobrevivió.

El Sr. Lisandro del Cid (Chaneco), cuando inicio el enfrentamiento, se encontraba enyugando sus bueyes y al refugiarse dejo a estos en la calle cerca de la vivienda del Sr. Bernita Padilla y un buey fue alcanzado por un disparo que le quitó la vida.

Los guerrilleros habían tomado como rehenes el día anterior, a seis hermanos Gerardinos y en su retirada, les dieron muerte en una forma víl y cobarde, entre ellos: el Sr. Abelino Díaz Ramos, a quien dejaron en una vivienda de la Hacienda el Amatillo y a los Sres. Dalio, Lazarito Esperanza, Toribio , Sra. Rosa Portillo. A todos (Q.D.D.G.) a ellos los dejaron en la ribera del Rio Jalála, a la altura del lugar conocido como Poza el Recodo.

Escrito por: Misael Ramos Culy

Guerra Política: Tácticas Efectivas para Contrarrestarla Implementadas por TCnel. Domingo Monterrosa

domingo_monterrosa_guerra_politicaLas organizaciones terroristas también recurrieron al uso de métodos de propaganda y adoctrinamiento muy característicos de los componentes de una Guerra Política para cambiar los principios, ideas y pensamientos de los salvadoreños; es decir, para controlar y manipular la forma como ellos querían que la población percibiera la realidad.

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El Gral. Carl Von Clausewitz dijo en su obra titulada, De la Guerra: “Todo en la guerra es muy simple, pero lo más simple es difícil”. Esta máxima nos hace reflexionar que la guerra es más que un duelo violento entre dos o más partes que buscan doblegar la voluntad de lucha del adversario. La preparación y ejecución de la guerra es compleja, y se vuelve aún más compleja por la combinación estratégica de muchos factores, actores y elementos beligerantes y los tradicionalmente no beligerantes como es el caso de La Guerra Política.

La Guerra Política se define como todas aquellas acciones que buscan debilitar la voluntad política y social del oponente y forzarlo a tomar una acción preconcebida. La Guerra Política puede combinar diplomacia, presión económica, subversión e incluso, algunas acciones violentas. Así la entienden los expertos y de una manera peculiar la contrarresto en su campo de acción, uno de los líderes militares más destacados de El Salvador, el TCnel. Domingo Monterrosa Barrios.

Guerra Política y las Organizaciones Terroristas en El Salvador

Durante el conflicto de la década de los 80s en El Salvador, grupos subversivos de izquierda buscaron la toma del poder por la vía armada para implantar un sistema político totalitario. Sus acciones fueron típicas de una organización terrorista, pero no todas fueron hechas mediante balas y bombas. Las organizaciones terroristas también recurrieron al uso de métodos de propaganda y adoctrinamiento muy característicos de los componentes de una Guerra Política para cambiar los principios, ideas y pensamientos de los salvadoreños; es decir, para controlar y manipular la forma como ellos querían que la población percibiera la realidad.

Es interesante notar que la Guerra Política ejercida por la subversión en El Salvador tuvo sus inicios una década antes, precisamente en 1970 cuando se organizaron los primeros grupos políticos de choque contra el estado. Estos grupos clandestinamente comenzaron su labor de adoctrinamiento con ideas comunistas a estudiantes, profesionales, líderes campesinos, religiosos y líderes sindicales, los cuales posteriormente se convirtieron en Jefes Políticos en las estructuras terroristas. Los Jefes Políticos propiamente formados hicieron uso de la propaganda para diseminar la ideología comunista en sus áreas de influencia en el territorio nacional. La propaganda consistía en hacer creer a la población que la clase alta (burgueses), el estado salvadoreño (oligarca) y el sistema capitalista eran los culpables de todos los males en El Salvador. Otra parte de la propaganda de izquierda fue utilizada para deslegitimizar y proyectar a la Fuerza Armada (en el ámbito nacional e internacional) como una institución altamente represiva y violadora de derechos humanos.

“Todas las unidades guerrilleras deben tener en sus cuadros jefes militares y jefes políticos….Estos últimos con conocimiento de propaganda dirigida a la población y contra- propaganda dirigida a las unidades guerrilleras”.Mao Tse Tung,
Guerra de Guerrillas

En 1979 las organizaciones subversivas consideraron que sus cuadros militares y políticos estaban listos para pasar a una fase de acciones directas para desestabilizar al país y propiciar las condiciones para una confrontación de gran envergadura en todo el territorio nacional. Las acciones directas estaban focalizadas en asesinatos y secuestros de alcaldes, líderes comunales y cantonales así como ataques y destrucción de puestos de la Guardia Nacional, Policía Nacional, ANTEL (telecomunicaciones), ANDA, unidades de salud, alcaldías, escuelas, tendido eléctrico y la infraestructura vial en lugares de difícil acceso en Morazán y el norte de San Miguel. Estas acciones buscaron aislar por completo a estas poblaciones y destruir la infraestructura del estado.

Como parte de sus acciones directas en el área político-propagandístico, los subversivos cuidadosamente editaron video grabaciones de ataques indiscriminados, desproporcionados y cobardes contra pequeñas posiciones de la Fuerza Armada en lugares remotos del país. Estas grabaciones fueron presentadas a sus donantes de armamento y dinero en el extranjero como falsa evidencia de un supuesto apoyo popular y un pronto colapso de la institución militar.

En las áreas rurales de El Salvador, el trabajo de los Jefes Políticos continúo con mucha efectividad. Estos crearon escuelas de adoctrinamiento en las que además de inculcar el odio de clases e ideas comunistas, enseñaban técnicas de combate y fabricación de explosivos (minas quita pie y anti-personales).(1) Los adeptos eran en buena parte niños y jóvenes entre 10 a 16 años. Las escuelas de formación ideológica y de combate estaban ubicadas al norte del Rio Torola en el departamento de Morazán.(2) Una vez los alumnos alcanzaban los niveles de adoctrinamiento necesarios, estos pasaban a integrar las filas de combatientes subversivos. La inocencia de los jóvenes y niños estaba lista para odiar y matar. (3)

“La inocencia de niños se les transformó en clara decisión de matar o morir, y muy rápido pasaban de los cuadernos de la escuelita guerrillera a los fusiles”.
Marvin Gáleas
“De mis recuerdos los niños de la guerra”
El Diario de Hoy, 31 de agosto 2006

Guerra Política y las Tácticas del TCnel. Domingo Monterrosa

La Guerra Política no era tema nuevo para la Fuerza Armada de El Salvador al final de la década de los años 70; muchos de sus oficiales ya habían recibido capacitación en la Escuela de Guerra Política de Taiwán. En 1978, el TCnel. Domingo Monterrosa fue uno de los tantos oficiales que recibió dicha capacitación pero quizás fue uno de los pocos que supo comprenderla y, sobre todo, ponerla en práctica a nivel táctico en las zonas conflictivas.

En 1981, El TCnel. Domingo Monterrosa, su estado mayor y su grupo de asesores comprendieron que los subversivos no solo empuñaban el fusil si no que eran agentes diseminadores de propaganda ideológica con años de ventaja en el arte del engaño. Los métodos que los facinerosos seguían para conseguir apoyo de la población generalmente eran coercitivos. El que no apoyaba a la causa era etiquetado de “oreja” (espía) por lo cual debían de ser reprimido. Contrarrestar esta manera peculiar de hacer la guerra se convirtió en una prioridad.

A continuación detallamos los tres componentes tácticos empleados por el TCnel. Domingo Monterrosa y sus oficiales para contrarrestar la Guerra Política en las zonas conflictivas de El Salvador:

La Comunicación y el Contacto con la Población Civil
El elemento básico para contrarrestar las acciones de Guerra Política de los grupos subversivos era el contacto con la población civil. Acercase y comunicarles a ellos el que y el porqué de la Fuerza Armada fue una prioridad para Monterrosa. Para lograr este fin, se reunía con los habitantes de las poblaciones afectadas por el conflicto. Allí él les explicaba:

•Las razones por las que la Fuerza Armada de El Salvador luchaba. La paz de El Salvador como el objetivo del gobierno central. Paz que debía alcanzarse mediante la fuerza que la ley le concedía constitucionalmente
•El respeto a la propiedad y a la vida de la población civil. También, el trato humanitario y el respeto a la vida de los terroristas que se entregaban para su re-incorporación a la vida normal. En ocasiones se apoyaba con el testimonio de desertores de las filas terroristas
•Los valores y costumbres de la sociedad salvadoreña
•Las mentiras diseminadas por la propaganda de los facinerosos

Al visitar las zonas conflictivas durante los operativos militares, Monterrosa también escuchaba los problemas de la población y trataba de solventarlos con las autoridades de salud y educación de los departamentos. En repetidas ocasiones como Comandante del Batallon Atlacatl utilizó los medios de transporte a su disposición para llevar víveres y personal médico a los pobladores. Ya como Comandante de la Tercera Brigada incrementó este tipo de ayuda a la población. Un marcado ejemplo de esta etapa de relación con la población se fecha en el año de 1982, sobre la carretera que conduce a Chapeltique, un autobús se precipitó en un barranco resultó un saldo trágico de muertos y heridos. El TCnel. Monterrosa, quien se encontraba en las cercanías de Ciudad Barrios inmediatamente ordenó interrumpir la operación militar que se desarrollaba en la zona, para que la tropa colaborara en el rescate de heridos y muertos. Estos últimos fueron evacuados por helicóptero hacia la ciudad de San Miguel. Esta ayuda tuvo un tremendo impacto en la población de Ciudad Barrios. Muchas vidas de ciudadanos se salvaron ese día. Un caso similar fue documentado por la prensa nacional cuando el TCnel. Domingo Monterrosa tuvo que asistir un parto en pleno vuelo de helicóptero en diciembre de 1983. Luego de enterarse que una lugareña estaba por dar a luz, el TCnel. Domingo Monterrosa ordenó trasladarla desde la zona de operaciones hasta la ciudad de San Miguel. El la acompañó sin esperar convertirse en parte de la historia. Leer más detalles aquí.

La Prensa Nacional e Internacional como Herramienta de Contra propaganda
Contrario al pensamiento de la gran mayoría de jefes y oficiales militares de la época, el TCnel. Domingo Monterrosa entendía que la apertura a la prensa traía muchos beneficios para la causa de la institución armada y el gobierno de la república. El entendía que la información que fluía en los medios escritos, televisivos y de radio tenía un tremendo impacto en la opinión ciudadana y desvirtuaba con creces la desinformación de las organizaciones terroristas y las entidades que las apoyaban en El Salvador y en los Estados Unidos. Más allá de ser una herramienta táctica, la prensa tenía un valor estratégico para la nación y así lo entendía Monterrosa.

Teniendo claro el valor estratégico de los medios, el TCnel. Domingo Monterrosa nunca evadió a la prensa si no que colaboró con ellos y aprovechó las oportunidades para tener platicas sinceras con ellos. Esta actitud provocó que Monterrosa fuese invitado en diferentes oportunidades a reunirse con miembros de la prensa internacional para tener conversatorios relacionados al desarrollo de la guerra en un hotel capitalino donde todos los corresponsales se hospedaban. Las pláticas eran generalmente en la sala del hotel y en pleno día evitando así la especulación pública.

Al acercarse a la prensa, Monterrosa tampoco pretendía ser el centro de la noticia, su intención era que la noticia del campo de batalla fuera veraz y de primera mano para la prensa nacional e internacional. Esto motivo a que corresponsales de medios de prensa como El Mundo, La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy y otros internacionales como The New York Times, Los Angeles Times, The Washington Post y Newsweek, Times, Soldier Of Fortune, CBS, NBC, ABC, lo buscaran para acompañarlo en operaciones militares.

En el desarrollo de las operaciones militares, Monterrosa nunca trató de manipular o restringir la información a los corresponsales de guerra. El solamente se limitaba a comentar información relacionada al ámbito militar exaltando la labor de sus tropas y focalizándose en los resultados de las operaciones contrainsurgencia. Tampoco fue señalado por hablar más de lo que debía o tener exabruptos con las prensa.

Es obvio pensar que al tener un acercamiento tan estrecho con la prensa, Monterrosa dedicó parte de su tiempo en seguir las informaciones que se emitían para entender la evolución del conflicto a través de los ojos de los periodistas. Él era un fiel lector de la prensa escrita y hacía todo lo posible por conseguir ejemplares de los principales rotativos y revistas nacionales e internacionales. Dentro del contexto de lectura y escucha de noticias, propaganda y contra-propaganda, Monterrosa también siguió de cerca las transmisiones de la Radio Venceremos pero es bueno desmitificar lo que la propaganda terrorista diseminó por años respecto a Monterrosa y dicha radio. Ellos han repetido en múltiples ocasiones que el TCnel. Domingo Monterrosa era fiel oyente de la Radio Venceremos y que estaba obsesionado con su destrucción. Lo que no explican los subversivos es que la comandancia del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y la radio se ubicaban en el mismo lugar y por ende el atacar al puesto de mando terrorista y la radio con todo su personal se convertían en un legítimo objetivo enemigo.(4) Monterrosa no estaba obsesionado con destruir la Radio Venceremos. Monterrosa estaba obsesionado con cumplir su misión y conquistar la paz por el bienestar de los salvadoreños.

“Domingo Monterrosa representa la refundación de la Fuerza Armada de El Salvador en las relaciones cívico-militares”
General de División Mauricio Ernesto Vargas

Campañas Médicas y Reparto de Víveres para llevar Alivio a la Población
En noviembre de 1983, el TCnel. Domingo Monterrosa fue nombrado Comandante de la Tercera Brigada de Infantería como resultado de un cambio importante en la estrategia militar del oriente del país. Una de las políticas generales del gobierno e implementadas fielmente por Monterrosa una vez en la Tercera Brigada fue incrementar la comunicación y coordinación con las autoridades departamentales y alcaldes. El fin de esta dirección fue un mayor apoyo a la población civil en Morazán y San Miguel.

Es por lo anteriormente planteado que a partir de la llegada de Monterrosa a la Tercera Brigada de Infantería se aumentaron los vínculos con las instituciones públicas en aras de llevar un alivio a la población afectada por la subversión. Como parte de esta estrategia se brindó apoyo mediante la participación de médicos, odontólogos, cómicos y músicos. También se repartieron víveres y se realizaron misas de campaña, entre otras actividades. Esa confianza que Monterrosa fue cosechando con la población pronto dio sus frutos y permitió entrar a una nueva etapa a la relación Fuerza Armada y población.

Monterrosa era un soldado muy carismático y llegó a ser querido por la población rápidamente. Los subversivos por su lado comenzaron a sentir que sus acciones de guerra psicológica y propagandística no estaban dando los mismos efectos como a inicios del conflicto. La constante presión de las operaciones militares (causantes de grandes bajas y deserciones al adversario) y las acciones cívico-militares eran en parte las causantes del declive del apoyo popular a la subversión en oriente. Ante esta situación, los facinerosos se vieron en la necesidad de reclutar a la fuerza a jóvenes para completar sus ya debilitadas estructuras.(5) En otras palabras, la Fuerza Armada en el oriente del país estaba recobrando la iniciativa y obligando a la subversión a cambiar de estrategia o rendirse.

“La táctica del TCnel. Domingo Monterrosa está marcando la pauta, persuade a los pobladores del norte de Morazán y San Miguel no apoyar a la insurgencia y el método está dando resultados….se ha dado una baja significativa del apoyo a la insurgencia no ha habido ataque de envergadura en oriente del país en los últimos 10 meses.”
The New York Times, 1984

Cabe señalar que a partir de 1983 y 1984 los facinerosos comenzaron a hacer muchos cambios de orden militar y político en su planificación, uno de esos cambios fue dejar de llamar su agresión como “Guerra Revolucionaria” a “Guerra Popular Prolongada”. Este cambio se debió a lo siguiente:

DESERTAN. San Miguel. Diecinueve guerrilleros, entre ellos una mujer, desertaron de los campamentos terroristas y se presentaron a la Tercera Zona Militar, donde información que habían sido engañados y  cuando se descuidaron sus celadores habrían logrado escapar. Fueron entregados a la Cruz Roja Internacional. (Ramirez) El Diario de Hoy. Lunes 18 de junio de 1984

DESERTAN. San Miguel. Diecinueve guerrilleros, entre ellos una mujer, desertaron de los campamentos terroristas y se presentaron a la Tercera Zona Militar, donde información que habían sido engañados y cuando se descuidaron sus celadores habrían logrado escapar. Fueron entregados a la Cruz Roja Internacional. (Ramirez) El Diario de Hoy. Lunes 18 de junio de 1984

Primero, la Guerra Política en el campo de batalla la estaban perdiendo, solamente en el primer semestre de 1984 más de 800 terroristas se entregaron a unidades en el oriente del país, las acciones de la Fuerza Armada estaban desmoralizando a la estructura terrorista, he inclinado el apoyo de la población hacia la institución militar.(6)

Segundo, para ser considerada una guerra revolucionaria la población debía estar en contra de un solo enemigo. Fracasaron los terroristas en convencer a la población salvadoreña que la Fuerza Armada era una “fuerza de ocupación”, es decir, todos contra el “ejército represivo” no funciono.(7)

Tercero, la Fuerza Armada de El Salvador no había sido derrotada como los terroristas salvadoreños se lo había proyectado al Comunismo Internacional, creían que el triunfo rápido del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua se repetiría en El Salvador.

La aplicación de la Guerra Política por parte de la subversión en el oriente del país sirvió para adoctrinar, organizar y ganar adeptos en las estructuras terroristas antes y durante el conflicto salvadoreño. Gracias a las acciones de la Fuerza Armada y los gobiernos legítimamente electos, y a las relaciones cívico-militares lideradas en el terreno por el TCnel. Domingo Monterrosa y sus unidades militares, así como la estrecha relación de él con la prensa, las fuerzas contra-insurgentes del ejército lograron retomar la iniciativa en el oriente de El Salvador. El liderazgo de Monterrosa fue pieza clave que eventualmente debilitó el accionar político y militar de la subversión en Morazán y San Miguel. El efecto fue tan grande que para mediados de 1984 los subversivos habían perdido buena parte del apoyo popular en el oriente del país y sus estructuras terroristas se habían debilitado por las deserciones y muertes de sus combatientes. Los mandos terroristas trataron de completar sus cuadros y levantar la moral de sus combatientes tomando medidas extremas como el reclutamiento forzoso de jóvenes y acciones de gran envergadura en del país con el fin de hacer creer a sus combatientes que la guerra se estaba ganando; sin embargo, estas no prosperaron mientras Monterrosa estuvo al mando de la Tercera Brigada de Infantería en San Miguel.

Referencias:
Museo de la palabra y la imagen, “La decisión de Vencer (los primeros frutos)”, Junio y Agosto de 1981, Morazán, (http://www.youtube.com/watch?v=iXZj22ZRHV4) minuto 31, 33 y 51.
También (http://www.youtube.com/watch?v=9fpr__AADH4) minutos 7:45 y 1:08:00

2 Museo de la palabra y la imagen, “Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)”, Junio de 1980, Morazán. (http://www.youtube.com/watch?v=qGiFkD7Jhzg)

3 Marvin Galeas, “De mis recuerdos los niños de la guerra”, El Diario de Hoy/ Editorial, 31 de agosto del 2006, (http://www.elsalvador.com/noticias/2006/08/31/editorial/edi2.asp)

4 Mena Sandoval, del Ejercito Nacional al Ejército Guerrillero, Capitulo XX “Reencuentro con el pueblo”, paginas 295/ 296, San Salvador, editorial Arco Iris 1990.

5 La Prensa Gráfica/noticias nacionales, “Intensos combates al norte de San Miguel”, Pagina 2, 04 de abril de 1984.

6 Lydia Chávez, “1,500 in El Salvador flee rebel area, recruiting drive by guerrillas”, The New York Times, Junio 1984.

7 Mao Tse-Tung, Guerra de Guerrillas, Yu Chi Chan, Capítulo I “Que es Guerra de Guerrilla”.

HÉROES

Heroes_Monterrosa_El_SalvadorSon nuestros héroes, mochila al hombro, fusil en ristre, munición al cinto, agilidad felina, valor de paladín.

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Héroes, hombres sencillos, humildes, hijos de la tierra; héroes, simiente de Atlacatl, Atonal, Bracamonte, Belloso, Barrios, Arce, Monterrosa, Calito, Azmitia y de los soldados desconocidos; héroes, personificación de aquellos que se unieron a la tierra en acción de combate, fundiéndose en un abrazo; héroes, reivindicadores de aquellos que no tuvieron ni si quiera la gloria de un funeral digno.

Manos encallecidas, cuerpos fibrosos, articulaciones de acero, pies de gacela, ojos de halcón, oído de ciervo, corazón de padre…

Se funden en el camuflaje de la floresta, se vuelven aire, tierra, agua y fuego, los cuatro elementos se unifican y se manifiestan en el combate.

Son nuestros héroes, mochila al hombro, fusil en ristre, munición al cinto, agilidad felina, valor de paladín.

Los primeros en el combate, los últimos en la retirada, los primeros en el sacrificio, los últimos en la queja, los primeros en el sacrificio, los últimos en la gloria.

Su alma llena de ideales, ignoran el frío, el hambre, el dolor, el desvelo, la sed, prestos a cumplir la misión a toda costa.

Aguerridos en la batalla, certeros en el disparo, impávidos ante la muerte, nervios de acero, sigilo en el avance, preciso en la ubicación, paciente en la emboscada.

Amantes de la Patria, respetuosos de la Ley, defensores de la República.

“El Ejército vivirá mientras viva la República” es la consigna dada por nuestro Fundador.

Soldados de la Patria, Héroes anónimos, son las piedras que se esconden en los cimientos del edificio de la República, que pasan sin notarse, pero es en ellos donde reside la estabilidad de la Nación.

Humildes como las ramas del árbol, se mueven con el viento sin romperse, sostienen sus mejores frutos y al final, en silencio, son quemados al fuego.

Grande será su recompensa en la eternidad del cielo, ninguno quedará sin la corona de la gloria, sin la corona del heroísmo, sin los laureles de los héroes.

Dios los acoge en su Reino, con los brazos abiertos, “Venid hijos míos, a recibir la corona de la gloria, venid obrero bueno y fiel, entrad y cenad junto a Mí, porque vuestro sacrificio ha sido grande y el premio es mayor”.

Desgraciadamente ni los políticos, ni los potentados saben reconocer el papel de los héroes, gozan de los beneficios de su sacrificio, pero los dejan a merced de la fatalidad de su destino.

Me he encontrado héroes pasando hambre, enfermos, sin esperanza en el futuro, cansados de luchar por lo que en justicia les corresponde. Los he visto llorar por la Patria, llenos de ira cuando alguien habla en mal de El Salvador “¿Quién es este hijueputa para hablar de mi Patria? ¡¡¡¡ Si nunca se mojó el culo echando verga en el monte!!!!”…

Pero la historia sabrá juzgarlos, la historia les dará su justo lugar en el Altar de la Patria. Un día, las futuras generaciones les rendirán homenaje, colocarán sus nombres en letras de oro, y cada uno tendrá una estrella en el cielo inmortalizando su nombre para la eternidad.

Si tú, hermano soldado, estás leyendo éstas líneas, y en alguna ocasión lo distes todo en el campo de batalla, si alguna vez llorastes por el camarada herido o muerto en combate, si alguna vez fuiste herido, o te amputaron una parte de tu cuerpo, si sentistes el rigor del combate y cristes que no saldrías vivo, pero lo distes todo de ti para salir adelante y salvar a tu unidad, entonces este artículo es para Ti, Héroe Nacional, ¡Gracias camarada! ¡Gracias! Porque gracias a Ti podemos escribir estas palabras, podemos caminar libremente por las veredas de nuestra patria y seguir luchando la guerra que tú iniciastes, con el mismo ardor y valor.

Por la sangre que derramastes juramos, por la Patria, ¡Vencer o Morir!

Por la Patria y con Dios

 

Sgto. Guido Miguel Castro

DOMINGO MONTERROSA ERA ANTE TODO UN SOLDADO

Foto El Diario de Hoy

Foto El Diario de Hoy

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El Coronel Domingo Monterrosa era el mejor Jefe Militar de la guerra de agresión comunista en El Salvador, era el estratega que mejor entendió la táctica guerrilla y el que mejor desarrolló las técnicas de guerra anti guerrillas, pero él ante todo se consideraba un soldado.

En la vida militar, los oficiales que egresan de la Escuela Militar, por lo regular, se consideran superiores a los elementos de tropa, por su formación, por su grado académico, por su preparación, por su status económico, por su grado militar y por una serie de conceptos equivocados y sentimientos de prepotencia.

En cambio Domingo Monterrosa conservó un secreto que traía de su vida civil: la humildad, y esa virtud es la que precisamente lo hicieron grande, porque nunca olvidó su origen humilde y consideraba a los soldados como hermanos que habían salido de la misma cuna, y más que hermanos, él se consideraba su padre debido al nivel de mando, a la ascendencia y autoridad moral y de grado que tenía por su calidad de jefe militar.

Nunca maltrató un soldado porque sabía lo dura que era la vida militar y porque los consideraba personas, con dignidad intrínseca, y que aunque era su superior, les respetaba para que el soldado le respetara, por lo que era y no por miedo al castigo.

Monterrosa sabía que en el teatro de operaciones todos eran iguales, todos eran víctimas del cansancio, del hambre, del dolor, sabía que las balas no respetaban rangos y que el trabajo en equipo era el que iba a sacar a sus unidades hasta del peor de los infiernos de la guerra.

Mi Coronel comprendió que en las misiones todos debían cuidarse las espaldas, y que un buen trato a sus soldados implicaría no solo lealtad sino también protección. Más de algún oficial murió con un balazo en la espalda por maltratar a su tropa. En cambio al Coronel Monterrosa todos sus soldados le cuidaban la espalda y estaban dispuestos a morir por él.

Cuando se conoció de su muerte, lloraron como niños hasta los soldados más valientes, todos sintieron que habían quedado huérfanos, todos habían perdido al amigo, al padre, al hermano.

Monterrosa nunca dejó de ser soldado desde su juramentación el 7 de mayo de 1963, ¡¡¡¡¡hace 50 AÑOS!!!!, ese fue el día más importante de su vida, hasta que hizo realidad el juramento que hizo aquella mañana al ofrendar su vida en el Altar de la Patria.

Monterrosa tenía que morir como soldado, en el cumplimiento del deber, ese era su destino, la muerte gloriosa de los héroes, a la que solo unos pocos merecen llegar.

Monterrosa no podía morir en la paz de un cuarto de hospital o en su habitación, eso no iba con su naturaleza, personalidad, misión y destino, tenía que morir en acción de combate.

La historia todavía tiene una inmensa deuda con él, sin embargo el amanecer de su gloria está ya cercano, pronto el pueblo le otorgará su merecido homenaje y las generaciones presentes y futuras sabrán reconocer sus méritos y su servicio a la Patria.

Quienes lo conocieron y quienes combatieron con él, dan testimonio de su sencillez, de su trato alegre y afable con su tropa, se involucraba con ellos como uno más. Sus danzas guerreras buscaban interactuar con la tropa y llenarlos del orgullo de ser un soldado salvadoreño, que es para lo que él nació y por lo que él murió.

Por todo ello, Domingo Monterrosa es el soldado más representativo del Ejército salvadoreño, el modelo a seguir, la encarnación del verdadero héroe nacional, la imagen del soldado desconocido que no tiene ni siquiera una tumba donde ser recordado. En Monterrosa se reúnen todas las virtudes del militar honorable y virtuoso, eficaz y eficiente, preparado para el cumplimiento del deber.

Vaya, a través del Coronel Domingo Monterrosa, nuestro homenaje a todos los soldados que ofrendaron su vida por la Patria y a todos aquellos que sobrevivimos y que seguimos leales a nuestro juramento siempre dispuestos a defender a nuestro pueblo aun a costa de nuestra propia vida.

Por la Patria y con Dios

 

Sgto. Guido Miguel Castro

EL CORONEL MONTERROSA ATIENDE PARTO EN VUELO DE HELICOPTERO

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Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

En diciembre de 1983, mientras la mayoría de la población celebraba la Navidad y el Año Nuevo, unos 3,500 efectivos de la Fuerza Armada realizaban operaciones militares de gran envergadura en todo el país. Desde Santa Ana hasta Usulutan y Morazán, soldados se movilizaban por cerros y veredas protegiendo el libre desarrollo de la cosecha cafe y a la ves, asediaban a los miembros de las organizaciones terroritas que continuaban masacrando el país.

En la zona de Morazán, efectivos de la Tercera Brigada recibían refuerzos de otras unidades militares para mantener el control de la zona. Días antes, terroristas del ERP habían atacado la central de telecomunicaciones en el volcán Cacahuatique por segunda ves durante 1983. El ataque fue un total fracaso gracias a al oportuna intervención de la unidades al mando del Teniente Coronel Domingo Monterrosa quien recién había asumido el cargo de Comandante de la Tercera Brigada de Infantería con sede en San Miguel.

En medio de la muerte y destrucción generada por las acciones terroristas del FMLN, la luz de la vida se hizo ver San Miguel. El 30 de diciembre de 1983, la lugareña de nombre Ana del Carmen estaba por dar a luz en Ciudad Barrios. La situación requería de una pronta intervención medica. Justamente en esa ciudad se encontraba el Teniente Coronel Domingo Monterrosa quien inmediatamente ordeno trasladar a la señora Portillo a un hospital en la ciudad de San Miguel. El la acompaño sin imaginarse que tendría que asistirla en pleno vuelo.

Así relato la historia del parto en pleno vuelo el periódico El Diario de Hoy.

Militar Atiende Parto en Vuelo de Helicóptero

San Miguel – El Cnel. Domingo Monterrosa, Jefe de la 3a Zona Militar con sede en esta ciudad, atendió un parto cuando una paciente era trasladada en helicóptero al hospital “San Juan de dios”, procedente de Ciudad Barrios.

El caso se produjo ayer en al tarde, cuando la joven Ana del Carmen Portillo Guevara de 24 años, llegó en busca de ayuda medica al Centro de Salud de Ciudad Barrios y debido al avanzado tiempo que había pasado con los dolores del parto y supuestos problemas que podrían producirse, los encargados del Centro optaron por pedirle ayuda al Cnel. Monterrosa quien se encontraba en Ciudad barrios atendiendo operaciones militares.

El Cnel. Motnerrosa ordenó de inmediato traslado de la paciente y se comprometió a llevarla personalmente, pero cuando el helicóptero iba en pleno vuelo, se produjo el parto y le toco atender a la paciente quien dio a luz a una niña.

Momentos después, el helicóptero aterrizaba en el hospital, en donde fue internada Ana del Carmen con la seguridad de que su salud como la de su hija, “están en perfectas condiciones”. (Ramirez)

MENSAJE DEL CORONEL MONTERROSA BARRIOS A LOS VETERANOS DE GUERRA DE LA FUERZA ARMADA

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

Soldados veteranos, tras ustedes se encuentran las tumbas de nuestros camaradas que ya se han reagrupado a mi alrededor aquí en el cielo, y ese sacrificio no puede quedar en vano.

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Queridos Veteranos de Guerra:

En esta primera celebración del Día del Veterano de la Fuerza Armada, deseo enviarles mis saludos desde la eternidad, en la que nunca he dejado de ser soldado del glorioso Ejército Salvadoreño.

Haber logrado el reconocimiento legislativo de este día, que recuerda el esfuerzo, el sudor, las lágrimas, la sangre y el dolor que todos nosotros ofrecimos en el altar de la Patria en favor de nuestro pueblo y de la liberación de la opresión de la amenaza comunista que se cernía sobre nuestra Patria, es un primer paso en la lucha por la dignificación de todos nuestros compañeros de armas.

Nadie como los soldados de la Fuerza Armada ha dado una cuota de sacrificio en la construcción de la República. Durante la guerra, la esperanza de nuestro pueblo se mantenía en alto porque sabían que los soldados de la Fuerza Armada eran capaces de entregar hasta la propia vida por asegurar la libertad y el progreso de los verdaderos salvadoreños.

Solo nosotros sabemos lo que es el fragor del combate, lo que significa el miedo que es superado por el coraje y la preparación técnica con el que instruíamos a todas nuestras unidades.

Ni el hambre, ni el sueño, ni el cansancio, ni la soledad, ni la muerte, ni el dolor fueron capaces de hacernos retroceder en el cumplimiento de la misión que nos fue conferida el día de nuestro juramento ante la Bandera nacional.

Nuestros hombres pusieron la mayor cuota de sangre y dolor entre los 75,000 muertos del pasado conflicto, sin contar todos los miembros de la institución armada que fueron asesinados cobardemente por los terroristas desde el año de 1972.

Desde la Guerra por la Dignidad Nacional aprendimos que la vida militar se vivía con honor, se luchaba con honor y se moría con honor. Nunca rehuimos el combate en defensa de la institucionalidad nacional y la salvaguarda de nuestros compatriotas.

Fuimos víctimas de miles de mentiras del comunismo internacional, nos vilipendiaron, nos difamaron, nos apresaron a muchos compañeros por haber cumplido con el deber, y al final del conflicto, unos cuantos políticos brindaron en los festejos privados mientras los veteranos fueron humillados y despedidos como obreros inservibles, sin haber tenido ni siquiera la alegría de un homenaje nacional o el resarcimiento económico que cualquier trabajador recibe cuando concluye sus servicios.

Los representantes del pueblo los desmovilizaron con vergüenza, sin el honor que se merece un héroe de la Patria. Nos empezaron a tratar de asesinos, de genocidas, de torturadores, de violadores de los derechos humanos y nadie reconoció el valor y el heroísmo de nuestras tropas.

Yo doy fe del valor y del heroísmo con el que mis soldados lucharon a mi lado en el Batallón Atlacatl y en la Tercera Brigada de Infantería, así como otros tantos que operaron junto a mis unidades o nos apoyaron en los distintos operaciones o incursiones en las madrigueras enemigas, muchos de ellos, ofrendando su vida hasta el límite del dolor por la libertad y la soberanía nacional.

Junto a ellos combatí, caminé, maniobré, salté, retrocedimos y siempre avanzamos, fuimos heridos, sufrimos el hambre, el fragor del combate, la traición, la incomprensión y el amor de nuestro pueblo cuando lográbamos arrebatar a los terroristas los distintos pueblos en las zonas de combate.

Para nosotros, portar el uniforme del ejército era un privilegio y un orgullo, mancharlo de lodo o de sangre nos era indiferente porque solo pensábamos en cumplir nuestro deber.

En muchas batallas amanecíamos y anochecíamos sin probar alimento y a veces ni siquiera agua, pero nunca abandonamos las posiciones ni renunciábamos a los objetivos estratégicos que nos imponíamos.

No existía ninguna situación que no pudiéramos superar, o misión que no pudiéramos alcanzar, con o sin apoyo aéreo o de artillería, nuestra capacidad de maniobra y de fuego puso siempre en desbandada a los terroristas.

¡¡¡Soldados salvadoreños!!! Ustedes nunca dejarán de ser soldados de la Patria, y por ello siempre tienen entre sus manos y corazones la misión de salvar a la Patria cuando fuerzas extrañas pretendan mancillar la soberanía nacional, nuestras tradiciones, nuestros valores y nuestra historia. Nuestra lucha no ha terminado, hasta el último aliento de vida tienen que luchar por nuestros ideales que son los ideales de la Patria.

Tras ustedes se encuentran las tumbas de nuestros camaradas que ya se han reagrupado a mi alrededor aquí en el cielo, y ese sacrificio no puede quedar en vano. Por su memoria y por esa sangre que bañó toda nuestra Patria, tenemos que levantar nuestra voz para alcanzar los derechos que la sociedad está en deberle a cada uno de ustedes y para recordarle a los políticos que la Patria en libertad que les heredamos no es propiedad de nadie y que ningún intento de manipular el régimen constitucional quedará sin castigo, que aunque los años han pasado todavía poseemos el valor de dar la vida por la Patria.

Soldados, desde la tierra prometida seguiré observando y apoyando sus luchas, que son las luchas de los verdaderos patriotas, de los hombres que aman de verdad a su Patria, no de los mercenarios que son capaces de vender hasta a su madre por intereses externos y contrarios a nuestra democracia.

Adelante soldados, la lucha será larga y ardua, pero al final recibirán la corona de la gloria y el honor.

¡¡¡Por la Patria y con Dios!!!

(Sgto. Guido Miguel Castro)

DOMINGO MONTERROSA SIEMPRE ACTUAL

domingo monterrosa berlin usulutan el salvadorEl blog de Domingo Monterrosa no es responsable de la opinión de sus colaboradores y los comentarios de sus visitantes

Por Guido Miguel Castro

Por lo regular, los personajes históricos representan una época y su obra se adecúa a ese momento en el tiempo y en el espacio. En cambio, los héroes se vuelven siempre actuales porque su ejemplo está siempre vigente, su mensaje nos sigue cuestionando aunque pasen muchos años y las circunstancias históricas sean diferentes.

Domingo Monterrosa habrá solo uno, y hasta el final de los tiempos, su vida nos seguirá cuestionando porque sus actos se rigieron por un código de honor que solo las almas elegidas pueden vivir.

Lo más fácil es dejarse llevar por las pasiones o los intereses, sin importar las demás personas o la misión que Dios nos ha entregado para ser cumplida en nuestra vida. Es más fácil simplemente sobrevivir, sin complicarnos la vida, pasando sobre los demás con tal de cumplir nuestros caprichos.

Ser capaces de sacrificar el éxito personal o la comodidad del anonimato es una virtud reservada a las almas grandes, a esos personajes que nacen una vez cada cincuenta o cien años, de lo contrario, serían personas comunes y corrientes. La personalidad de nuestro héroe difiere de lo normal. Al salir de bachiller en el Liceo Salvadoreño, pudo haber optado por escoger una carrera universitaria o haber emigrado a los Estados Unidos donde ya se habían instalado varios de sus hermanos. Al contrario, ingresó a la Escuela Militar, no para buscar posicionamiento social o riquezas, sino para sumir plenamente la vocación de las armas y sacrificarse por su país hasta la donación de su propia vida.

Cada hora de estudio, cada pelotón de maniobra, cada instrucción de tiro, cada trote, cada curso, cada ascenso, eran por la Patria, un concepto abstracto o efímero para muchos, pero para él significaba la vida, la historia y la tradición de sus antepasados, la suma de los antiguos aborígenes de nuestras tierras y de los conquistadores, la lucha de los próceres, el sufrimiento de nuestros indígenas, el sudor de nuestros campesinos, el cansancio de nuestros obreros, las letras de nuestros escritores, las gestas de nuestros libertadores y la historia de nuestra Fuerza Armada, la Patria no era una palabra simple o una alusión del 15 de septiembre, simplemente lo era todo para su vida, lo que le daba sentido a su existencia, la razón de su sacrificio, que terminaría un día en el altar de la Patria.

Por ello es que su vida sigue siendo un referente siempre actual del patriotismo, un espejo en el que tenemos que seguir comparando nuestras vidas para luchar cada día por ser mejores.

Domingo Monterrosa nos enseña que sacrificarse por los demás vale la pena. Nos demuestra que la vida no es para enriquecerse sino para ser cada día más perfectos. Que vale la pena vivir al extremo los ideales y que hemos nacido para dejar huella en la vida y en la historia.

Domingo Monterrosa nos recuerda que vale la pena vivir con honor, sin entregarse a intereses rastreros y traidores. Que la vida no vale la pena si no se tiene un ideal.

Nos mostró dos sendas ineludibles que recorrer: Dios y la Patria. Su lema “Por la Patria y con Dios” se convirtió en un código de honor a cumplir por sus soldados, siendo él mismo el primero en cumplirlo.

La humildad y la dignidad fueron dos constelaciones que siempre guiaron su vida, que marcaron su azimut. A pesar de su grado militar nunca tuvo de menos a sus soldados, pero tampoco se humilló a las pretensiones de algunos jefes militares y políticos que veían en la guerra un negocio y a la que él la enfrentaba como un mal que debía erradicarse de la sociedad para poder alcanzar la paz y el desarrollo social.

Su honradez debería ser imitada por los gobernantes de turno, así como su responsabilidad en el cumplimiento del deber y su valor al enfrentar frontalmente a los enemigos de la Patria.

Domingo Monterrosa incomoda a los que se venden fácilmente a los enemigos de la Patria, le molesta a los mercantilistas, a los narcotraficantes, a los traidores, a los mercenarios, a los corruptos, a los cobardes.

Sin embargo, mi Coronel sigue siendo el ideal de los verdaderos hijos de la patria, de los militares honrados, de los auténticos ciudadanos, de los que todavía soñamos con un futuro mejor para nuestros hijos.

El tiempo y la historia lo harán brillar en su verdadera dimensión y tal como lo dijo Gerardo Barrios antes de morir: “Yo muero mientras el pueblo duerme, pero cuando el pueblo despierte yo resucitaré”

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro