DOMINGO MONTERROSA ERA ANTE TODO UN SOLDADO

Foto El Diario de Hoy

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El Coronel Domingo Monterrosa era el mejor Jefe Militar de la guerra de agresión comunista en El Salvador, era el estratega que mejor entendió la táctica guerrilla y el que mejor desarrolló las técnicas de guerra anti guerrillas, pero él ante todo se consideraba un soldado.

En la vida militar, los oficiales que egresan de la Escuela Militar, por lo regular, se consideran superiores a los elementos de tropa, por su formación, por su grado académico, por su preparación, por su status económico, por su grado militar y por una serie de conceptos equivocados y sentimientos de prepotencia.

En cambio Domingo Monterrosa conservó un secreto que traía de su vida civil: la humildad, y esa virtud es la que precisamente lo hicieron grande, porque nunca olvidó su origen humilde y consideraba a los soldados como hermanos que habían salido de la misma cuna, y más que hermanos, él se consideraba su padre debido al nivel de mando, a la ascendencia y autoridad moral y de grado que tenía por su calidad de jefe militar.

Nunca maltrató un soldado porque sabía lo dura que era la vida militar y porque los consideraba personas, con dignidad intrínseca, y que aunque era su superior, les respetaba para que el soldado le respetara, por lo que era y no por miedo al castigo.

Monterrosa sabía que en el teatro de operaciones todos eran iguales, todos eran víctimas del cansancio, del hambre, del dolor, sabía que las balas no respetaban rangos y que el trabajo en equipo era el que iba a sacar a sus unidades hasta del peor de los infiernos de la guerra.

Mi Coronel comprendió que en las misiones todos debían cuidarse las espaldas, y que un buen trato a sus soldados implicaría no solo lealtad sino también protección. Más de algún oficial murió con un balazo en la espalda por maltratar a su tropa. En cambio al Coronel Monterrosa todos sus soldados le cuidaban la espalda y estaban dispuestos a morir por él.

Cuando se conoció de su muerte, lloraron como niños hasta los soldados más valientes, todos sintieron que habían quedado huérfanos, todos habían perdido al amigo, al padre, al hermano.

Monterrosa nunca dejó de ser soldado desde su juramentación el 7 de mayo de 1963, ¡¡¡¡¡hace 50 AÑOS!!!!, ese fue el día más importante de su vida, hasta que hizo realidad el juramento que hizo aquella mañana al ofrendar su vida en el Altar de la Patria.

Monterrosa tenía que morir como soldado, en el cumplimiento del deber, ese era su destino, la muerte gloriosa de los héroes, a la que solo unos pocos merecen llegar.

Monterrosa no podía morir en la paz de un cuarto de hospital o en su habitación, eso no iba con su naturaleza, personalidad, misión y destino, tenía que morir en acción de combate.

La historia todavía tiene una inmensa deuda con él, sin embargo el amanecer de su gloria está ya cercano, pronto el pueblo le otorgará su merecido homenaje y las generaciones presentes y futuras sabrán reconocer sus méritos y su servicio a la Patria.

Quienes lo conocieron y quienes combatieron con él, dan testimonio de su sencillez, de su trato alegre y afable con su tropa, se involucraba con ellos como uno más. Sus danzas guerreras buscaban interactuar con la tropa y llenarlos del orgullo de ser un soldado salvadoreño, que es para lo que él nació y por lo que él murió.

Por todo ello, Domingo Monterrosa es el soldado más representativo del Ejército salvadoreño, el modelo a seguir, la encarnación del verdadero héroe nacional, la imagen del soldado desconocido que no tiene ni siquiera una tumba donde ser recordado. En Monterrosa se reúnen todas las virtudes del militar honorable y virtuoso, eficaz y eficiente, preparado para el cumplimiento del deber.

Vaya, a través del Coronel Domingo Monterrosa, nuestro homenaje a todos los soldados que ofrendaron su vida por la Patria y a todos aquellos que sobrevivimos y que seguimos leales a nuestro juramento siempre dispuestos a defender a nuestro pueblo aun a costa de nuestra propia vida.

Por la Patria y con Dios

 

Sgto. Guido Miguel Castro

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