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DEFENDAMOS EL HONOR DEL CHARLY MONTERROSA!!!!!!

El pasado lunes 16 de enero, Mauricio Funes, quien alguna vez fue empleado de Coprefa y del Canal 10, organizó la conmemoración del XX aniversario de la firma de los Acuerdos de Chapultepec en el cantón el Mozote de Morazán y se atrevió a ofender la memoria de nuestro charly Monterrosa pretendiendo que se borrara de la historia de la Fuerza Armada el legado imperecedero de honor, coraje y valentía que dejara a lo largo de su vida como militar honorable, responsable y cumplidor del juramento que un día marcó para siempre su vida y su obra.

Ahora pretende, por mandato de sus mentores de la UCA, que no se honre su heroisidad y que se elimine la denominación de la gloriosa Tercera Brigada de Infantería, de la que fue comandante.
Como si la heroisidad se otorgara por decreto y se eliminara de la misma forma, lo que está provocando es que nuestro Charly pase a ser un mito imperecedero de los miliktares de todo el mundo, como Alejandro Magno, Napoleón, Julio César y tantos genios militares cuyas estrategias nunca nos cansamos de estudiar.
Pretende ignorar que la admiración que por él sentimos viene del suor y las lágrimas que derramó en el campo de batalla, de su actitud de padre hacia sus soldados y del deseo de paz que le movía a luchar por su pueblo en contra de las hordas terroristas que osaban mancillar la enseña patria con ideologías violentas y ateas.
¡Por la Patria y con Dios! es una expresión muy suya que refleja toda su filosofía de vida. Hombre creyente y temeroso de Dios supo dar la vida por los que amaba, y no existe amor más grnade que ese.
Nunca conoció el miedo porque creía en la vida eterna, siempre respetó al pobre y desvalido y nunca lo despojó del pan de cada día.
Ahora, en esta nueva ofensiva contra el Honor, el Charly nos llama desde la eternidad a cerrar filas alrededor de su mando, de su ejemplo, de su recuerdo, a defender a la Patria de la nueva ofensiva que pretende imponer doctrinas extrañas y servir en bandeja de plata El Salvador al mercantilismo rojp internacional.
Es hora de aceitar las armas de la verdad, de elevar nuestra voz exigiendo respeto a su memoria, de llenarnos otra vez de su grito de guerra y de poner el pecho en el fragor de la nueva batalla.
Sombrero bien puesto, pañiuelo alrededor del cuello, arneses bien ajustados, suficiente munición y agua y al combate sin descanso.
La Patria nos llama nuevamente, Monterrosa nos convoca y todos estamos dispuestos por la Patria ¡Vencer o Morir!

¡Por la Patria y con Dios!
Sargento Guido Miguel Castro

LA FUERZA ARMADA NECESITA LLENARSE DEL ESPÍRITU DEL CHARLY MONTERROSA

Vivimos en El Salvador una época de grandes contradicciones, de corrupción, de alta traición a la Patria, de una delincuencia desbordada, de deshonor, de miseria moral.
La Fuerza Armada es él único bastión del honor frente a una partidocracia corrupta y mercantilista. El pueblo clama por la preheminencia de la Institucion Armada, pero revestida del espíritu del Charly Monterrosa, ¿cómo?
Un espíritu aguerrido, honorable, patriota, decidido, certero, apabullante, valiente, sigiloso, apegado a Dios, seguro de sí mismo.
Necesitamos un gobernante con esas características. Ojalá y el Charly estuviera con nosotros, el pueblo lo aclamaría, no a través de un partido político, sino por aclamación popular.
El charly comenzaría por decretar un estado de conmoción nacional y ordenaría al Ejército eliminar a todo delincuente terrorista, ahora denominados “mareros”, no dejaría piedra sobre piedra, devolvería la seguridad eliminando a los enemigos del Estado.
Posteriormente llamaría a las personas más capaces e inteligentes del país para conformar un gabinete de lujo. Examinaría a través de magistrados de cuentas honrados y capaces el estado de las finanzas en los distintos ministerios e instituciones gubernamentales e individualizaría a los corruptos, confisando sus bienes y condenándolos a trabajos forzados hasta que paguen hasta el último centavo,
Restauraría la Benemérita Guardia Nacional, expulsaría a todos los mercenarios que pululan en el país, ordenaría la devolución de los dineros mal ganados de los “asesores” que han esquilmado al país por años, revisaría los “gastos secretos” de los últimos cinco presidentes, reduciría el parlamento a 30 diputados y la Corte a 10 magistrados.
Reduciría al mínimo los gastos de la Presidencia, rechazaría cualquier partida secreta, y limitaría su salario a lo estrictamente necesario.
Iniciaría una segunda campaña militar contra los narcotraficantes, investigando los grandes capitales, pistas clandestinas, ex-funcionarios de gobierno, yates y barcos de pesca, vehículos de lujo, avionetas particulares y todo lo que genere sospecha por su ostentacion insultante.
Le devolvería al País su antiguo esplendor y haría de la Fuerza Armada la Institución con honor que siempre soño…
Desgraciadamente el Charly ya está con el Señor, pero desde el cielo nos llama a responder el llamado de auxilio de la Patria, a la que nunca se abandona herida y amenazada, se lucha y si es necesario, se muere por ella.
Entonces, quien es el valiente que tomará el puesto de mi Charly diciendo Por la Patria ¡Vencer o Morir!
Por la Patria y con Dios

Sargento Guido Miguel Castro

¡MONTERROSA VIVE!

Por Guido Miguel Castro

Este 23 de octubre conmemoramos el 26º aniversario de la heroica muerte del Teniente Coronel de Artillería DEM Domingo Monterrosa Barrios, en el marco del Operativo Torola IV, junto al coronel Calito y el Mayor Azmita, siendo Comandante de la Tercera Brigada de Infantería y Jefe de la Tercera Zona Militar, con el antecedente de haber sido el primer Comandante y fundador del Batallón Atlacatl y del Batallón de Paracaidistas.

Nacido de humilde familia en Berlín, cursó estudios de secundaria en el Instituto Nacional Francisco Menéndez y en el Liceo Salvadoreño. Entre la vocación sacerdotal y la carrera militar escogió la segunda, graduándose con honores en 1963, obteniendo la primera antigüedad y ganando el premio “Bernardo Hogigins” que concedía la misión chilena al mejor cadete de cada promoción.

Comandó la Quinta Compañía de Expedicionarios de la Guardia nacional en la Guerra de la Dignidad Nacional contra Honduras, caracterizándose por su honradez y rectitud en el cumplimiento del deber, evitando siempre abusar de su posición de ejército vencedor.

Siempre se caracterizó por una condición física superior al promedio y con una osadía que le permitió ser el mejor Comandante de Campo durante la Guerra contrainsurgente. Mientras fue Comandante del Batallón de Paracaidistas trotaba junto a su perro “Huragan” un Pastor Alemán albino, y todo el Batallón desde su sede en Ilopango hasta el Hotel El Salvador en la Colonia Escalón.

Nunca mantuvo distancia con la tropa, más bien se hacía uno más de ello, eso imprimía respeto, valentía y espíritu de equipo. Era de los Comandantes que marchaban al frente de batalla en primera línea, no

era de los que dirigían las batallas desde el cuartel o desde una posición dominante y segura.

Sus manos siempre estuvieron llenas de sangre, sí, de sangre de heroicos soldados que morían en sus brazos, como en los de un verdadero padre.

Al relacionarse con la población civil imprimía confianza en momentos de desesperanza, llevaba alivio a las zonas desbastadas por la guerra, cuando pedía comida para su cuerpo de oficiales y para la tropa siempre la pagaba, mucha gente no quería aceptarlo, pero él insistía. Sin embargo, era de los pocos jefes y oficiales que entregaba los remanentes de dinero de los operativos, a la gran mayoría nunca les alcanzaba lo que les daban.

Cuando su tropa cruzaba el Torola sostenidos de un cable, él lo hacía varias veces, ya que cargaba sobre sus hombros a los soldados de más baja estatura para que la fuerte corriente nos los arrastrara con las 60 libras de equipo que cargaban.

Bromeaba siempre con la muerte, siempre le jugaba la vuelta, era necesario un plan traidor para poder eliminarlo.

Para muchos era una molestia ya que llevaba la guerra demasiado rápido hacia una salida militar. Esto no era bueno ni para los comerciantes de la muerte ni para los políticos de la guerra popular prolongada o los conflictos de baja intensidad, era un estorbo para todos ellos.

Joaquín Villalobos, su más acérrimo enemigo, siempre se ha adjudicado la autoría material e intelectual del asesinato y actualmente sus descendientes exhiben como un trofeo de guerra los restos del helicóptero en el que murió en el llamado “Museo de la Revolución” sin que nadie lo reclame, pero la verdad es que ese cuentecito de la

“Radio Venceremos” solo lo puede creer un ingenuo que crea que Domingo Monterrosa era uno de ellos.

La autopsia del cuerpo del Héroe de Joateca revela una explosión en la parte superior de la nave aérea en la que se transportaba…la historia juzgará en su momento. ¡Monterrosa Vive!

EL LEGADO HISTÓRICO DEL CORONEL MONTERROSA

A 26 años de la muerte heroica del Teniente Coronel Domingo Monterrosa en un accidente aéreo aun no esclarecido, es necesario realizar un análisis del legado de este auténtico héroe nacional, de tanto o mayor kilataje que Morazán, Barrios, Bracamonte y Belloso.
En primer lugar Monterrosa nos enseña que el hombre puede alcanzar sus más altas aspiraciones cuando se lo propone y aplica sus mejores esfuerzos en la consecución de sus objetivos. De la cuna humilde saltó a la vida militar, pudo haberse quedado trabajando la tierra y morir sin pena ni gloria, pero ese no era su destino: su misión era la de encarnar el patriotismo cargado con heroismo en favor de la verdad, de la libertad y de la paz.
Supo vivir con ideales, rechazó el enriquecimiento ilícito, vivió de su trabajo, sufrió muchos reveses en la vida pero no le importó: vivía por lo que amaba, la vida militar, y amando lo que hacía, amaba a quienes compartían con él esa realidad, por eso fue un padre para sus soldados, esa era la misión que supo reconocer que Dios le daba, ser sus brazos para acoger a la tropa que le confiaba.
Supo combatir sin odio, solo por amor a la Patria y a la Libertad. Se mantuvo al margen de los vaivenes de la política en tiempos de completa ideologización, ni siquiera por que uno de sus compañeros de tanda era el máximo lider de la derecha, nunca cedió a la tentación de la politización de la Fuerza Armada, la mantuvo apolítica, no deliberante y esencialmente obediente.
Comprendía y se conmobía en el contacto directo con la gente sencilla, porque él nunca olvidó su origen. Huyó como de la peste del consumismo, de los lujos y de las comodidades.
Monterrosa Barrios nos ha enseñado lo que debe ser un verdadero salvadoreño, desde el humilde recluta de un destacamento hasta el General de División más condecorado, nos enseña que las armas se portan por honor y con honor, nos recuerda que la vida debe vivirse por un ideal y si es necesario hay que morir por él.
Un día la historia le hará justicia, un día este árbol frondoso dará frutos del mil por uno, un día la fuente de sus recuerdos inspirará la carrera de los mejores militares de la Nación y se comprenderá por qué Arce dijera un día que el Ejército vivirá mientras viva la República.
¿Quien mejor que un militar para demostrar lo que es el verdadero amor patrio cuando se tiene la dicha de morir por la Patria?
La sangre del Charly Monterrosa ha regado generosamente la tierra salvadoreña y poco a poco sabremos reconocer los frutos de este sacrificio, de esta vida que se entregó sin esperar más recompensa que saber que se ha cumplido con el deber.
Cada uno de nosotros morimos con Monterrosa, pero tamnbién cada uno de nosotros recibimos la antorcha de manos del Charly para poder seguir iluminanando con la luz de la verdad y el patriotismo los pasos de esta joven democracia que con la entrega de la propia vida Él ayudó a implementar.
Ahora descansa en la eternidad destinada para los valientes y que se le niega a los pusilánimes y cobardes. Su nombre entró a la eternidad como entraron los nombres de los valientes.
Monterrosa será siempre sinónimo de valor, heroismo, entrega, verdad, patriotismo, arrojo y gallardía.
¡La corona de la gloria adorna las sienes de Monterrosa Barrios! Su ejemplo arrastrará multitud de jóvenes a seguir su ejemplo y la hostoria ya fue escrita en letras de oro en el Libro de la Vida.
Por la Patria y con Dios!!!

Sgto. Guido Miguel Arturo Castro

¿QUIEN MATÓ AL CHARLY MONTERROSA?

Desde hace más de 25 años, los apátridas del ERP comandados por Joaquín Villalobos, se han llenado las fauces diciendo que ellos mataron a mi Charly Monterrosa, y se inventaron un cuento de que dejaron abandonado un transmisor de la Radio Venceremos taqueado de explosivos y que con un altímetro activaron un detonador.
Desgraciadamente el silencio cómplice de sus compañeros de armas permitieron que una mentira de ese tipo, de tanto repetirse, se volviera una verdad aceptada por todo el mundo.
Qué fácil le salió el mérito a esas ratas de albañal que corrían en sus famosas “guindas” huyendo del poderío y de la efectividad de las fuerzas comandadas por Monterrosa Barrios. Ellos mismos lo declaran en los panfletos que tantas universidades y editoriales de mala muerte les han publicado, al oir el rugir de los aerotransportados huían en desvandada dejando tras de sí los campamentos casi intactos, llenos de trampas cazabobos. He aquí el primer error de su mentira: MOnterrosa estaba acostumbrado a lidear con trampas cazabobos, crees tú, hermano de las armas, que mi Charly iba a trasladar un aparato de transmisión sin revisarlo previamente, sería contradecir su espíritu guerrero, su perspectiva militar, su astucia como comandante de campo, no es más que una vulgar mentira.

La explosión que mató a mi Charly vino desde arriba del pájaro, una de dos, o explotó la turbina (estos pájaros venían de la guerra de Vietnam y hace tiempo que había terminado su vida útil), o se colocó el explosivo en la parte de arriba del helicóptero. El cuerpo de mi Charly fue recogido decapitado, o sea, murió por una exploción producida arriba de su cabeza, si la explosión hubiera sido en el famoso transmisor, su cuerpo hubiera explotado en mil pedazos y no hubieramos recogido nada.

Quizás ahora es dificil investigar la verdadera causa de su muerte, lo cierto es que es necesario desmentir a los que se han lucrado y vanangloriado contando esa patraña. y que se dan el lujo hasta de exibir en un tal “Museo de la Revolución” en Perquín, los restos del pájaro sin que las autoridades militares muevan un dedo para recuperar esos restos.
Hermanos, un día vimos a otros compañeros dejar las entrañas en las montañas de este país por una guerra que se nos impuso desde afuera, creo que nuestros héroes merecen un mejor trato, una memoria con más dignidad, un homenaje más sincero de una nación que es lo que es gracias al sacrificio que implicó el derramamiento de su sangre.
A José Domingo Monterrosa Barrios lo mataron los mercaderes de la guerra, los mercaderes de la muerte, él entregó voluntariamente su vida porque así lo juró ante el altar de la Patria, pero su pecado era ir muy rápido, si le hubieran dado los recursos necesarios, hubiera terminado con la guerra en un par de años o menos, pero el negocio era bueno y él no era de esos mercaderes. Su honor y su honestidad valía más que cualquier cantidad de dinero manchada con sangre y deshonor.
Ha llegado la hora de la verdad, ha llegado la hora en que el nombre del charly Monterrosa sea reivindicado y se eleve a los altares de los heroes, al mismo nivel que Morazán, Barrios, Arce, Bracamonte y Belloso.
¡Honor a quien Honor Merece!
Su memoria vivirá mientras viva la República
¡Por la Patria y con Dios!

Sgto. Guido Miguel Arturo Castro

EL 23 DE OCTUBRE TODOS NOS QUEDAMOS HUERFANOS

Cuando empezó a difundirse la noticia de la muerte de mni Charly Monterrosa todos los que ya portaban el uniforme y los que aspirbamos a portalos, nos quedamos huérfanos, junto a él murió una parte de nuestro corazón hasta el día en que junto al Señor nos pase revista en el Cielo.
Al morir Monterrosa Barrios se moría lo mejor del Ejército Nacional, sin faltar a la memoria de tantos hermanos jefes, oficiales, clases y soldados que ofrendaron su vida por la Patria, sin ofender al resto de la oficialidad que nos condujo durante la guerra, sin faltar a todos ellos, puedo afirmar sin temor a equivocarme que José Domingo Monterrosa Barrios ha sido el mejor soldado que ha parido el ejército nacional.
Sin embargo la hostoria no lo ha juzgado en su correcta dimensión, las autoridades civiles no han dimensionado el papel que desempeñó en la guerra durante su vida y despúes de su cobarde asesinato. Porque él nos sirvió a muchos de inspiración para salir vivos de la guerra, para no desmayar en los momentos más cruentos del combate, a no bajar la guardia cuando el cansancio, el hambre y la voluntad nos traicionaban. En ningún lugar, fuera de las unidades militares, puede observarse una plaza o un monumento al Heroe de Joateca, por el contrario se lo han levantado a terroristas como Arafat o a perfectos desconocidos para nuestra cultura solo por quedar bien con determinados gobiernos.
Con Monterrosa todos empezamos a morir porque su muerte no fue con honor, fue traicionera, ignominiosa, y desgraciadamente a quienes les tocaba investigar no lo hicieron.
Me imagino el dolor de los miembros del Batallón Atlacatl y de la Tercera Brigada, una extraña mezcla de rabia, impotencia y dolor. No poder hacer nada en ese momento, no haberle dado ni siquiera el honor de haber muerto en combate, era inconcebible.
En ese momento los verdaderos patriotas nos quedamos huérfanos del hombre que representaba la lucha con honor, el patriotismo, el hombre que resumía las aspiraciones de todos los hombres que a lo largo de la hostoria habían luchado por los más altos intereses de la Patria.
Pero como dignos hijos de tal Padre, nuestro dolor tiene que traducirse en lucha por mantener vivos los ideales de Monterrosa Barrios, en honor al vivir tal como él vivía, en lealtad a la Patria, en amor por nuestros hermanos salvadoreños. Ese será el mejor homenaje que podemos rendirle a nuestro querido y recordado Teniente Coronel José Domingo Monterrosa Barrios, quien ¡Murió por la Patria!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

SI DOMINGO MONTERROSA VIVIERA

Si el Charly Monterrosa no hubiera sido asesinado hubiera sido testigo de la paz que tanto deseaba, porque su lucha no era por odio, era en cumplimiento de su juramento a la bandera y del papel glorioso que la Constitución le confería en ese momento a la Fuerza Armada.
Quizás la guerra hubiera terminado antes, quizás no. Creo que nunca hubiera sido Ministro de la Defensa porque nunca fue político, fue solo un militar de corazón y de carrera.
Lo cierto es que los golpes a los delincuentes terroristas hubieran sido contundentes, certeros, continuos y permanentes. Los delta tangos temblaban cuando sabían que las tropas bajo su mando entraban en operación, ellos conocían su fuerza de reacción y la decisión en el combate. Iba a lo que iba: cumplir con su deber, sin dilación, sin vacilación, aun a costa de su propia vida.
Quizás nunca se hubiera retirado de la vida militar activa, porque esa era su vida, retirarse era morir con ignominia.
Quizás hubiera seguido enseñando, transmitiendo el coraje y la hidalguía a las nuevas generaciones de guerreros. No hubiera permitido el deshonor con el que los políticos trataron a nuestra Institución Armada, que a pesar de haber ofrendado con la sangre de miles de sus hijos, fue tratada como la mala de la mpelícula, en cambio, los asesinos que trataron de mancillar la soberanía nacional, ahora son tratados como los héroes de la película.
Solo los que vivimos el fragor de la batalla, que sentíamos la onda expansiva de los papayasos, que sentíamos zumbar las balas sobre nuestras cabezas, que vimos morir a nuestros soldados con el dolor de la impotencia de poder salvarlos, solo nosotros junto a nuestro Charly Monterrosa, sabemos quienes son los verdaderos enemigos de la Patria, y ya que no les permitirmos manipular la dignidad nacional y ensuciar el pabellón nacional con el trapo sucio de la bandera roja del comunismo internacional, ahora se presentan como lobos con piel de ovejas tratando de engañar a un pueblo cansado de tanta mentira de los políticos de turno.
Pero de una cosa deben estar seguros, los que un día empuñamos las armas para defender la soberanía nacional lo volveremos hacer a pesar de nuestras limitaciones de edad y de fuerza física, pero con una valentía y un arrojo que no han disminuido ni un ápice.
Si el coronel Domingo Monterrosa no hubiera muerto asesinado ahora tendríamos una voz autorizada, legítima y llena de honor que se levantaría en favor de todos los verdaderos salvadoreños.
Sin embargo mi coronel murió, murió como héroe pero sigue viviendo en el corazón de todos los que todavía tenemos vida y la tenemos en abundancia.
¡El Ejército vivirá mientras viva la República!
¡Monterrosa vivirá mientras viva el Ejército!
Por la Patria y con Dios

sgto. Guido Miguel Castro

TENIENTE CORONEL JOSÉ DOMINGO MONTERROSA BARRIOS: ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Cuando no estabamos operando, a las seis de la tarde formabamos para el arreo de la bandera y para escuchar el listado de los hombres que habían ofrendado su vida en aras de los más altos intereses de la Patria, de los que habían cumplido con su juramento a costa de su propia vida. Ante la mención de cada nombre gritábamos al unísono ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Yo no estaba en el Glorioso Ejército Nacional aquella tarde dolorosa del 23 de octubre de 1984, pero lloré al escuchar a las cinco de la tarde el parte de guerra de Coprefa, pero me imagino que nunca como esa tarde se escuchó entre los hombres de armas ¡¡¡¡¡MURIÓ POR LA PATRIA!!!!!!!!

Morir por la Patria para los apátridas no significa nada, les parece hasta ridículo, pero para los que amamos a nuestro País, para los que amamos su historia, a su gente, para los que hemos ofrecido nuestro sudor y dolor junto a muchos compañeros que tuvieron la gloria de ofrendar su vida en el altar de la Patria, “Morir por la Patria” es la mayor prueba, el mejor símbolo de entrega de patriotismo.

El Gran Comandante nos dijo un día: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”. Esta verdad del Evangelio se hizo realidad en el Charly Monterrosa: él amaba a su pueblo, a su gente, entre más sencilla mejor, y ellos le amaban también. Amaba a sus soldados, eran sus hijos adoptivos, y los amaba tanto como a sus hijos de sangre, se preocupaba por ellos, por su alimentación, por la calidad de sus armas y municiones, sus uniformes y su transporte, vivía pensando en sus soldados, nunca se valió de su cargo para beneficio personal, no dejó fortuna conocida, murió como los grandes, pobre, llegó a la presencia de Dios con la carga de sus buenas obras, de sus virtudes, le dio parte al Señor de la Misión Cumplida y pasó a recibir el premio reservado a los siervos buenos y fieles.
Morir por la Patria representó el cierre de una vida que se inició con su juramento de fidelidad a la bandera siendo un nobel Caballero Cadete, renovó día a día ese juramento, probó permanentemente que estaba dispuesto a cumplirlo sin temor, con el valor de los héroes, lo dió todo y desgraciadamente no todos reconocen esa entrega, ese sacrificio, esa hidalguía, ese coraje, ese arrojo sin par en la historia del Ejército Nacional.

En el trote cantabamos aquella canción que decía: “Es mi orgullo ponerme el uniforme/que distingue al soldado nacional/ y en moriri por mi patria estoy conforme/ ser herido aunque vaya al hospital/ el fusil es mi amigo inseparable/ yo con él me presento a la instrucción…, portar el uniforme era un orgullo para el Charly, un honor, un compromiso de entrega total por los más altos intereses de la Patria. Portó con orgullo el uniforme caki del Batallón de Paracidistas a quienes nos dejó el simpático trote de la Fuerza Aérea hasta el redondel Masferrer, portó el verde olivo, el camuflaje francés, el camuflaje gringo, lo sudó, lo ensució, lo honró como nadie lo ha hecho en la hostoria de los heroes salvadoreños. Como nadie lució el parche del Atlacatl, parecía que era la misma personificación del héroe legendario que había cambiado el arco vengador por el M-16. Kepis, sombrero, gorra y boina ocre sustituyeron el penacho de plumas que cubrieron la cabeza visible del Ejército Salvadoreña. Lider indiscutible, voz de mando, azimut efectivo, coordenada de la victoria, tiro certero, coraje, todas estas caracteristicas de nuestro recordado heroe.
ahora descansa merecidamente en el seno de Dios, inspira a las nuevas generaciones de soldados. Un día la Patria reconcoerá públicamente su entrega y heroismo y levantará un monumento imperecedero a la memoria del titán del camuflaje. ¡Barrios!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

Monterrosa y el pueblo salvadoreño

Visitando el museo de historia militar podemos encontrar una sección dedicada al mejor de los soldados que ha parido nuestra Gloriosa Fuerza Armada, el Charly Domingo Monterrosa Barrios, entre algunas de sus pertenencias se encuentra un billete de cinco colones enmarcado. La hostoria de este billete es la siguiente: Encontrándose el Charly en un operativo en Morazán, al frente de sus tropas del Batallón Atlacatl, salió del interior de un humilde rancho un anciano de más de setenta años, quien sacándo el billete se lo ofreció al Heroe de Joateca diciéndoles: “Mi Coronel, tome este pistillo, lo tenía guardado para cuando usted viniera, yo ya estoy viejo y no puedo acompañarlo, pero con esto puedo ayudarlo en su lucha por la Patria”, el hombre de acero se quebró ante la hidalguía de aquel verdadero salvadoreño y abrazándolo aceptó honrado el billete. Por supuesto no lo gastó, lo guardó como un tesoro, y a la primera oportunidad lo mandó a enmarcar y lo colocó en un lugar visible en su despacho y cada vez que lo observaba sus ojos se humedecían y su compromiso por la libertad se fortalecía y en los momentos más duros del combate aquel anciano se convirtió en una inspiración.

Seguramente ese anciano ya murió, y ahora puede compartir los ideales del Charly juntos en el cielo, en comunión con Aquel que siempre guió sus pasos y que en un momento determinado lo llamó a su lado para que formara algunos Batallones de Reacción Inmediata en los Ejércitos celestiales al mando del Charly Miguel Arcángel.

Gloria al hombre que supo cumplir con su juramento de soldado ofrendando hasta la última gota de sangre y hasta el último de sus alientos vitales.

 

Por la Patria y con Dios

 

Guido Castro