Posts

EL VALOR Y EL ARROJO: CARACTERISTICAS DE MI CORONEL MONTERROSA.

Los héroes de la historia siempre han poseído características y virtudes de las que el resto de mortales carecemos, las cuales con el tiempo los vuelven inmortales en la memoria de los pueblos.

Domingo Monterrosa era un hombre fuera de serie, inteligente, capacidad mostrada desde sus estudios primarios y secundarios; generoso, en la entrega que tuvo con los niños de la marginal Tutunichapa a quienes mostraba el camino para llegar a Dios con la catequesis de la primera comunión y luego con sus soldados a quienes cuidaba como a sus propios hijos; y en la formación militar y en el combate mostró dos joyas que muy pocos hombres de armas poseen: valentía y arrojo.
Estas virtudes las adquiere solamente aquel que ha perdido el miedo a la muerte, porque ha comprendido que todos caminamos hacia ella y es preferible tenerla de amiga que huir de ella, porque ha entendido su vocación trascendental, que la vida terrenal no tiene sentido si no es para sacrificarla en favor de los demás, debiendo llegar si es necesario a dar la vida por los demás, como lo hizo el Gran Maestro y como lo haría él aquel trágico 23 de octubre del 84.
Domingo Monterrosa sí comprendió, desde el día en que prestó juramento a la Bandera, que había nacido para ofrecer su vida por el engrandecimiento de su Patria, que regaría con su sangre el suelo patrio en ofrenda permanente a su pueblo, por su libertad y por la paz. Esa percepción le permitió siempre actuar con valentía y arrojo, preparándose para ser el mejor soldado que ha visto nacer la gloriosa Fuerza Armada.
Lo hizo en la campaña de la Dignidad Nacional comandando una fuerza de expedicionarios de la Benemérita Guardia Nacional, actuando además con honor al impedir cualquier abuso contra la población civil o contra los militares hondureños tomados prisioneros. Lo hizo en la fundación del Batallón de Paracidístas, destacándose como el hermano mayor de nuestra hermandad de la seda, siendo justo recordar a su fiel amigo el perro Huragán a quien entrenó y transmitió su valentía haciéndolo el primer perro paracaidista de El Salvador, digno miembro del Batallón y que ahora le acompaña en el cielo luego de haber perecido cuando su paracaidas no se abrió en Amatecampo. Era el primero en saltar, con valor, arrojo, temperamento y técnica; imprimía un carisma especial a los reclutas que realizaban su curso de paracaidistas, provocó que el uniforme caki y la boina ocre de los paracidístas sobresaliera en cualquier parada o desfile militar.
Posteiormente demostró estas virtudes en la fundación del Batallón de Reacción Inmediata Atlacatl: el mejor batallon de fuerzas especiales que ha conocido El Salvador. Su arrojo se transmitía en la instrucción militar que impartían los boinas verdes, al aprender sus soldados a soportar el dolor, a vencer las condiciones adversas, al adquirir la habilidad y fuerza nacional para ser un comando Atlacatl, a no tenerle miedo a la muerte, a dar la vida por la patria sin dudarlo ni una fracción de segundo, a salir de las situaciones más adversas con éxito. Él mismo les demostraba a los soldados que las pruebas era posible pasarlas, corría los obstáculos, pasaba las pruebas, subía la cuerda muerta, soportaba el cansancio, si no recordemos el trote desde la Fuerza Aérea al Hotel El Salvador…
Y luego en el combate. Entraba en la priemra linea de fuego, no temía disparar al descubierto, le daba valor y hasta rescataba soldados que flaqueaban en el fragor del combate, evadía las balas y las esquirlas porque sabía que no existía ninguna que tuviera su nombre, parecía que sabía que el Señor le había deparado una muerte igual que la suya: traicionado…sus enemigos le temían en el enfrentamiento cara a cara…
Qué soldado no quería servir y hasta morir a su lado, qué slodado ahora no se enorgullece de haber portado el parche del indio Atlacatl en su brazo izquierdo, muchos perdidos en el mundo, sin fortuna, sin familia, sin destino cierto, poseen el tesoro más grande que el Señor les podía ofrecer: servir a la Patria a la par del más grande soldado nacido de mujer en esta tierra cuscatleca, pueden morir en paz porque tienen algo que solo unos pocos pudieron hacer: ser miembros del insigne Batallón Atlacatl al mando del Teniente Coronel Domingo Monterrosa Barrios.
Finalmente al mando de la zona militar más candente de toda la guerra y del principal cuartel de la zona oriental, sabía transmitie estas características a los comandantes, jefes, oficiales, clases y soldados: era una leyenda viviente, era un heroe que podía ser conocido en vida porque caminaba junto a ellos, desembarcaba junto a ellos, comía junto a ellos, sufría y celebraba la victoria junto a ellos de esa manera tan particular que tenía de hacerlo…
Y todavía después de su desaparición física, mientras se reagrupa con los demás paracaidista en el cielo, su ejemplo y recuerdo nos sigue transmitiendo la valentía, el arrojo y la gallardía que solo un hombre de su estatura moral y física puede hacerlo, un recuerdo que permanecerá imperecedero mientra existamos hombres que reconozcamos su entrega a los más altos ideales de la Patria.
¡¡¡¡Monterrosa vivirá mientras viva el Ejército!!!!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

¿QUIEN MATÓ AL CHARLY MONTERROSA?

Desde hace más de 25 años, los apátridas del ERP comandados por Joaquín Villalobos, se han llenado las fauces diciendo que ellos mataron a mi Charly Monterrosa, y se inventaron un cuento de que dejaron abandonado un transmisor de la Radio Venceremos taqueado de explosivos y que con un altímetro activaron un detonador.
Desgraciadamente el silencio cómplice de sus compañeros de armas permitieron que una mentira de ese tipo, de tanto repetirse, se volviera una verdad aceptada por todo el mundo.
Qué fácil le salió el mérito a esas ratas de albañal que corrían en sus famosas “guindas” huyendo del poderío y de la efectividad de las fuerzas comandadas por Monterrosa Barrios. Ellos mismos lo declaran en los panfletos que tantas universidades y editoriales de mala muerte les han publicado, al oir el rugir de los aerotransportados huían en desvandada dejando tras de sí los campamentos casi intactos, llenos de trampas cazabobos. He aquí el primer error de su mentira: MOnterrosa estaba acostumbrado a lidear con trampas cazabobos, crees tú, hermano de las armas, que mi Charly iba a trasladar un aparato de transmisión sin revisarlo previamente, sería contradecir su espíritu guerrero, su perspectiva militar, su astucia como comandante de campo, no es más que una vulgar mentira.

La explosión que mató a mi Charly vino desde arriba del pájaro, una de dos, o explotó la turbina (estos pájaros venían de la guerra de Vietnam y hace tiempo que había terminado su vida útil), o se colocó el explosivo en la parte de arriba del helicóptero. El cuerpo de mi Charly fue recogido decapitado, o sea, murió por una exploción producida arriba de su cabeza, si la explosión hubiera sido en el famoso transmisor, su cuerpo hubiera explotado en mil pedazos y no hubieramos recogido nada.

Quizás ahora es dificil investigar la verdadera causa de su muerte, lo cierto es que es necesario desmentir a los que se han lucrado y vanangloriado contando esa patraña. y que se dan el lujo hasta de exibir en un tal “Museo de la Revolución” en Perquín, los restos del pájaro sin que las autoridades militares muevan un dedo para recuperar esos restos.
Hermanos, un día vimos a otros compañeros dejar las entrañas en las montañas de este país por una guerra que se nos impuso desde afuera, creo que nuestros héroes merecen un mejor trato, una memoria con más dignidad, un homenaje más sincero de una nación que es lo que es gracias al sacrificio que implicó el derramamiento de su sangre.
A José Domingo Monterrosa Barrios lo mataron los mercaderes de la guerra, los mercaderes de la muerte, él entregó voluntariamente su vida porque así lo juró ante el altar de la Patria, pero su pecado era ir muy rápido, si le hubieran dado los recursos necesarios, hubiera terminado con la guerra en un par de años o menos, pero el negocio era bueno y él no era de esos mercaderes. Su honor y su honestidad valía más que cualquier cantidad de dinero manchada con sangre y deshonor.
Ha llegado la hora de la verdad, ha llegado la hora en que el nombre del charly Monterrosa sea reivindicado y se eleve a los altares de los heroes, al mismo nivel que Morazán, Barrios, Arce, Bracamonte y Belloso.
¡Honor a quien Honor Merece!
Su memoria vivirá mientras viva la República
¡Por la Patria y con Dios!

Sgto. Guido Miguel Arturo Castro

“DOMINGO MONTERROSA ES UN HÉROE”

EL DÍA DE AYER, PLATICANDO CON UN CORONEL DEL ARMA DE INGENIEROS , LE PREGUNTABA ¿QUÉ PENSABA DEL CORONEL MONTERROSA? Y SIN AMBIGUEDADES ME RESPONDIÓ: “DOMINGO MONTERROSA ES UN HÉROE”
ESTA CONCEPCIÓN QUE LOS HOMBRES DE ARMAS TIENEN DE MI CHARLY DEBE PROPAGARSE A LOS CUATRO VIENTOS, DECIRLO CON ORGULLO, REIVINDICAR SU MEMORIA, LIMPIARLA DE TANTA PORQUERÍA QUE LOS ENEMIGOS DE LA PATRIA LE HAN LANZADO.
A MEDIDA QUE SE CONOCE LA PERSONALIDAD Y LA OBRA DE DOMINGO MONTERROSA VAMOS ENCONTRANDO AL HOMBRE, AL PADRE, AL HIJO DE DIOS Y AL SOLDADO QUE EL CREADOR QUIZO MOLDEAR EN ÉL.
HA LLEGADO LA HORA DE LA CONTRAOFENSIVA, HASTA AHORA HEMOS CALLADO FRENTE A LAS AGRESIONES RECIBIDAS DE LA IZQUIERDA FLASEARIA Y RECLACITRANTE, SE HAN JACTADO DE SU ASESINATO SIN QUE HAYAN TENIDO NADA QUE VER, APROVECHANDO EL SILENCIO DE QUINES EN SU MOMENTO DEBIERON REIVINDICARLO.
TODAS LAS NACIONES POSEEN EN SU MEMORIA HISTÓRICA A HOMBRES QUE POR SU EJEMPLO MERECEN OCUPAR UN SITIAL DE HONOR EN EL ALTAR DE LA PATRIA, Y DURANTE MÁS DE 25 AÑOS HEMOS NEGADO ESTE HONOR A MI CHARLY, ES HORA DE CONTAR SU VERDAD, SU OBRA, SU LEGADO, PARA QUE NUEVAS GENERACIONES DE PATRIOTAS PUEDAN SEGUIR SU EJEMPLO, PARA QUE NADIE MÁS VUELVA A MENTIR SOBRE SU HONOR SIN SUFRIR LAS CONSECUENCIAS DE LA IGNOMINIA.
HA LLEGADO LA HORA DEL CORONEL MONTERROSA, QUE DESDE EL MÁS ALLÁ MIRA ENTRISTECIDO A SU PATRIA, PORQUE SU ANHELO ERA QUE VIVIERAMOS EN PAZ, ESE ERA EL SENTIMIENTO QUE TRANSMITÍA A LA GENTE CADA VEZ QUE SE DIRIGÍA A ELLA EN LAS ZONAS LIBERADAS DEL AZOTE DE LA GUERRILLA.
LA FOTO EN QUE SU MIRADA SE PIERDE HACIA EL INFINITO DEBE INSPIRARNOS A PENSAR EN CONSTRUIR UN EL SALVADOR MEJOR, LLENO DE PAZ Y PROSPERIDAD, DE IGUALDAD Y DE JUSTICIA, TAL COMO ÉL LO SOÑO.
AHORA DESCANSA EN PAZ JUNTO A SU CREADOR COMO PREMIO A LA MISIÓN CUMPLIDA, PERO AQUÍ EN EL MUNDO LOS QUE LE RECORDAMOS CON ORGULLO DEBEMOS TRABAJAR POR CUMPLIR SUS SUEÑOS, ESA ES LA MEJOR MANERA DE HONRAR SU MEMORIA Y EVITAR QUE LOS MERCENARIOS SIGAN MANCHANDO SU RECUERDO.
POR LA PATRIA Y CON DIOS

SGTO. GUIDO MIGUEL CASTRO

TENEMOS QUE REIVINDICAR LA MEMORIA DE DOMINGO MONTERROSA

Hay que conocer la vida del coronel Monterrosa para juzgarlo en su verdadera dimensión.

Desgraciadamente la sociedad salvadoreña solo tiene la versión difundida por los apátridas de la izquierda que han pretendido profanar la memoria del Charly dados los innumerables golpes estratégicos con los que golpeó a la guerrilla. De haber seguido con vida la guerra hubiera acabado en la mitad del tiempo que duró.

Domingo Monterrosa, un niño normal, hasta cierto punto tímido, creció en la ciudad de Berlín y luego se mudó a San Salvador a concluir sus estudios secundarios. Antes de pensar en la carrera de las armas pensó seriamente en ingresar al sacerdocio, de hecho, en sus ratos libres preparaba para la primera comunión a los niños de la comunidad Tutunichapa sobre la 25 avenida norte de San Salvador.

Sin embargo, el ingreso a la Escuela Militar no restó trascendencia a la misión que Dios le había encargado sobre la tierra. Su lema “Por la Patria y con Dios” refleja sus dos grandes ideales: la fidelidad a Dios y a los mpas altos intereses de la Patria.

Por ello es ridícula la campaña montada por la izquierda tratando de manchar su honor por hechos que no cometió y con el único respaldo de una mujer quien nunca dijo que el charly estuvo en el Mozote, el odio deviene de su éxito en las campañas militares que emprendió y en la efectividad del glorioso Batallón Atlacatl, su único pecado fue hacer las cosas bien hechas y golpear contundentemente a los enemigos de la Patria.

Domingo Monterrosa siempre fue querido por la gente, se ganaba su cariño con su sinceridad y entrega a una causa justa. Militarmente siempre fue fiel a la constitución, de hecho, llegó a rechazar una petición de golpe de estado que recibió de políticos y ex militares que pretendían subvertir el orden constitucional, así era de patriota. Se negó siempre a recibir a los políticos, incluido un antiguo compañero de tanda, su apoliticidad se traducía en entrega a la Patria.

Con sus soldados era un padre, un amigo, los animaba siempre a no desfallecer aun en lo más cruento del combate, aun cuando todo parecía estar perdido, domingo Monterrosa sacaba fuerzas de flaqueza y salía siempre adelante.

Pero su memoria no ha sido reivindicada, por ello, los que lo amamos, que lo recordamos y consideramos el ideal del soldado salvadoreño, tenemos que honrar su memoria y proclamar la verdad de su vida, de su obra, de sus sueños, de su legado para las futuras generaciones. ¡Honor a quien honor merece!

Domingo Monterrosa Barrios vivirá para siempre en el corazón de todos los verdaderos salvadoreños y pesará en el de los apátridas que pretenden mancillar su recuerdo.

“Por más que los cerdos se rasquen en el portentoso tronco de la secoya nunca horadarán su estirpe”

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

HABLANDO DEL CORONEL MONTERROSA CON LA GENTE

Este día le preguntpe a una viejita del norte de San Miguel si se acordaba del Charly Monterrosa y sin dudarlo un segundo, despupes de veinticinco años, me dijo que sí.
“Siempre que pasaba por el pueblo llegaba a mi casa y me encargaba tortillas y frijolitos para él y la tropa, siempre me las quería pagar y yo nunca se lo acepté, pero siempre se lo dejaba a un vecino que me lo daba cuando me veía en apretasones, en la guerra todos pasabamos necesidad, pero Monterrosa siempre fue cabal, nunca nos exigió nada, siempre pedía las cosas por favor. Colgaba su hamaca una horita en el corredor y se dormía mientras estaban las tortillas, los frijolitos y de vez en cuando la cuajadita, con suerte se llevaba su pedacito de carne si habia destace en el pueblo”
“Era bajito, morenito, indito como ayó”, me dijo la ancianita.
“A un mi sobrino, cuando estaba en el cuartel del San Miguel, como el bicho era más chiquito que él, se lo echaba en el lomo para pasar el Totolo que a veces estaba bravo…”
Esta es la percepción sencilla y humilde de una mujer del pueblo sobre la personalidad del Charly Monterrosa, un hombre sencillo, compun y corriente, honrado, humano, amado por la gente, considerado, justo.
Es tiempo que los que una vez portamos con honor el uniforme y los que se honran actualmente de portarlo, exaltemos su figura y lo mostremos a las presentes, pasadas y futuras generaciones como el heroe que fue, como el ejemplo a seguir, como la figura emblemática que llegó a ser el coronel José Domingo Monterrosa Barrios.
Las montañas de Morazán estan llenas de piedras preciosas, de los diamantes, zafiros y esmeraldas que salieron envueltas en llamas del fusil del Coronel Monterrosa, como quisiera tener entre mis tesoros y recuerdos de guerra una sola de esas balas, muchas de las cuales lograron su objetivo y despacharon al más allá a los traidores de los mpas altos intereses de la Patria.
Sin embargo solo nos queda su figura inmortalizada en la foto en la que se le ve cruzando el Totola, firme, seguro de sí mismo, valiente, todo un titán, un ejemplo a seguir, invitándonos a cruzar las dificultades de la vida y acudir en lad efensa de la Patria sin reparar esfuerzos y aun a costa de nuestra propia vida, tal como reza el juramento con el que nos consagramos como soldados de la patria.
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

MONTERROSA ES EL SÍMBOLO DEL VERDADERO PUEBLO SALVADOREÑO

El Teniente Coronel Domingo Bonterrosa Barrios es la síntesis y el símbolo del verdadero pueblo salvadoreño, ya que resume en su persona y en su espíritu la historia y la gloria de un pueblo, la valentía y el honor, la garra y el coraje del espíritu salvadoreño que nunca se ha acobardado ante las viscicitudes de la vida y de la historia.

En su sangre se unieron la hidalguía indígena y la nobleza española, su carácter era el de los antiguos caballeros medioevales para quienes el honor determinaba su vida, y por otra parte encarnó la valentía del indígena que en total desigualdad de condiciones se enfrentó a las armas de fuego y fue capaz de herir al propio Alvarado dejándolo cojo para toda su vida.
Monterrosa amaba profundamente a su pueblo y se compadecía de él porque venía de allí. Jugó, estudió, lloró y gozó en las empedradas y polvosas calles de Berlín, se educó con los del pueblo, y cuando volvió, lo hizo para liberarlo del yugo comunista que lo mantenía esclavizado en los enclaves guerrilleros, prezas del miedo y bajo la amenaza de muerte.
Nunca dirigió su fusil contra el pueblo, solo contra los enemigos del pueblo, se sacrificó hasta derramar la última gota de sangre, sabía que lo haría y no rehuyó de la muerte, más bien salió a su encuentro porque los seres eternos saben que la muerte solo es el principio de la felicidad.
Monterrosa nunca perdió la humildad que caracteriza al hombre del pueblo, nunca se avergonzó de su origen, nunca se enriqueció ilícitamente, lo sirvió hasta el extremo de dar la vida, la dió como quien entrega lo que no es suyo, porque como buen paracaidista, sabía que el verdadero reagrupamiento es en el cielo, no en la tierra.
Algún día la historia sabrá reconocer las virtudes de “Carlos”, algún día se erigirán monumentos hasta donde libremente podremos recordarlo los que lo admiramos y amamos de verdad, algún día la nación sabrá agradecerle todo el bien que le hizo, porque en los días más aciagos del conflicto, él supo dar la mayor cuota de sacrificio del ejército, dirigió a los mejores soldados porque él era el mejor soldado que ha parido el Glorioso Ejército Nacional.
¡Loor al único heredero legítimo de Arce y Barrios!
¡Gloria al Hijo Meritísimo de la Patria!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

EL 23 DE OCTUBRE TODOS NOS QUEDAMOS HUERFANOS

Cuando empezó a difundirse la noticia de la muerte de mni Charly Monterrosa todos los que ya portaban el uniforme y los que aspirbamos a portalos, nos quedamos huérfanos, junto a él murió una parte de nuestro corazón hasta el día en que junto al Señor nos pase revista en el Cielo.
Al morir Monterrosa Barrios se moría lo mejor del Ejército Nacional, sin faltar a la memoria de tantos hermanos jefes, oficiales, clases y soldados que ofrendaron su vida por la Patria, sin ofender al resto de la oficialidad que nos condujo durante la guerra, sin faltar a todos ellos, puedo afirmar sin temor a equivocarme que José Domingo Monterrosa Barrios ha sido el mejor soldado que ha parido el ejército nacional.
Sin embargo la hostoria no lo ha juzgado en su correcta dimensión, las autoridades civiles no han dimensionado el papel que desempeñó en la guerra durante su vida y despúes de su cobarde asesinato. Porque él nos sirvió a muchos de inspiración para salir vivos de la guerra, para no desmayar en los momentos más cruentos del combate, a no bajar la guardia cuando el cansancio, el hambre y la voluntad nos traicionaban. En ningún lugar, fuera de las unidades militares, puede observarse una plaza o un monumento al Heroe de Joateca, por el contrario se lo han levantado a terroristas como Arafat o a perfectos desconocidos para nuestra cultura solo por quedar bien con determinados gobiernos.
Con Monterrosa todos empezamos a morir porque su muerte no fue con honor, fue traicionera, ignominiosa, y desgraciadamente a quienes les tocaba investigar no lo hicieron.
Me imagino el dolor de los miembros del Batallón Atlacatl y de la Tercera Brigada, una extraña mezcla de rabia, impotencia y dolor. No poder hacer nada en ese momento, no haberle dado ni siquiera el honor de haber muerto en combate, era inconcebible.
En ese momento los verdaderos patriotas nos quedamos huérfanos del hombre que representaba la lucha con honor, el patriotismo, el hombre que resumía las aspiraciones de todos los hombres que a lo largo de la hostoria habían luchado por los más altos intereses de la Patria.
Pero como dignos hijos de tal Padre, nuestro dolor tiene que traducirse en lucha por mantener vivos los ideales de Monterrosa Barrios, en honor al vivir tal como él vivía, en lealtad a la Patria, en amor por nuestros hermanos salvadoreños. Ese será el mejor homenaje que podemos rendirle a nuestro querido y recordado Teniente Coronel José Domingo Monterrosa Barrios, quien ¡Murió por la Patria!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

¿POR QUÉ BATALLÓN “ATLACATL”

Cuando las hordas terroristas arrecieron su accionar contra las unidades reguares del Ejército y de los cuerpos de seguridad se volvió necesario, por recomendación de los asesores norteamericanos y de los jefes militares de la época, la creación de una unidad militar capaz de realizar acciones de reacción rápida de forma contundente, que respondiera a la guerra de guerrillas practicada por los delta tangos.
Las unidades de los boina verdes norteamericanos fueron un primer modelo a ser estructurado: un Batallón de Infantería con una unidad de reconocimiento, una de armas de apoyo, una de mando y servicio y cuatro compañías de fusileros; un entrenamiento arduo que se tuteara con la muerte, una capacidad de supervivencia que formara hombres capaces de superar cualquier dificultad y con la capacidad de acción semi-independiente que le diera a esta unidad élite la solvencia necesaria para cumplir con su misión.
Sus símbolos: la figura del mítico Indio Atlacatl empuñando un fusil M-16 y el escudo formado por una letra “A” camuflageada y atravesada por un rayo y una flecha, reflejando el comienzo de una nueva era militar, la sigilosidad, la rapidez y la contundencia de este tipo de unidades de lucha irregular.
¿Por qué usar el nombre de Atlacatl?
Desde que se inició la discusión en 1980 sobre la creación de esta unidad se empezó a buscar un nombre que tuviera igual impacto que sus acciones, se decidió por el legendario prícipe pipil que resistió la conquista de Pedro de Alvarado en el territorio de Cuscatlán, que abarcaba desde el Río de Ateos hasta el Lempa. al igual que Atonal en la Batalla de Acaxual cuando hirió la pierna de Alvarado, dejándolo cojo para toda su vida, Atlacatl resistió a las armas de fuego de los españoles con su astucia, conocimiento del terreno y armas artesanles, pero sobre todo con el valor, coraje y arrojo que posibilita que cualquier soldado en condiciones desiguales de combate salga adelante: eso era precisamente lo que se pretendía con esta unidad especial, y nada mejor que la figura del príncipe pipil para designarlo. No lo he comprobado fehacientemente pero al parecer quien propuso este nombre fue mi Charly Monterrosa quien desde el principio fue el principal candidato a comandar esta unidad.
Ahora faltaba un comandante que encarnara las características de Atlacatl, se necesitaba un Príncipe de las Armas: solo podía ser el Teniente Coronel de Artillería DEM José Domingo Monterrosa Barrios, un militar que había destacado desde sus años en la Escuela Militar, fundador del Batallón de Paracidistas, disciplinado, obediente, en fin, con todas las características del mejor comandante de campo que haya conocido y conocerá la hostoria militar salvadoreña.
Pero al mismo tiempo que escogían al guerrero también estaban escogiendo al príncipe pipil: ningún comandante hasta entonces había sido como un padre de sangre con sus soldados, no solo era el primero en la linea de combate, sino también el primero en preocuparse por el bienestra y provisionamiento de sus unidades: más que los mismos ejecutivos de la unidad, alimentación, uniformes, arams, munición, base, transporte, todo. A ser un padre para su unidad, la unidad sería como una familia: él daba la vida pos sus soldados y los soldados daban la vida por él, todos daban la vida por el país pero con el honor, la hidalguía y el arrojo de un verdadero comando Atlacatl.
Por eso la mejor unidad militar de toda la historia salvadoreña lleva el nombre del Príncipe Atlacatl y nadie como José Domingo Monterrosa “Carlos”, podía encarnar mejor a este mpersonaje que representa el coraje de nuestra raza que se resistirá siempre a los intentos de sometimiento que hoy representa el comunismo internacional en sus nuevas fascetas “socialistas”.
¡Loor a los hombres que ofrendaron su vida y regaron con su sangre el suelo Patrio para impedir que el trapo rojo del comunismo sustituyera el pabellóna nacional que todos los hombres de armas juramos defender aún a costa de nuestra propia vida!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Arturo Castro

TENIENTE CORONEL JOSÉ DOMINGO MONTERROSA BARRIOS: ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Cuando no estabamos operando, a las seis de la tarde formabamos para el arreo de la bandera y para escuchar el listado de los hombres que habían ofrendado su vida en aras de los más altos intereses de la Patria, de los que habían cumplido con su juramento a costa de su propia vida. Ante la mención de cada nombre gritábamos al unísono ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Yo no estaba en el Glorioso Ejército Nacional aquella tarde dolorosa del 23 de octubre de 1984, pero lloré al escuchar a las cinco de la tarde el parte de guerra de Coprefa, pero me imagino que nunca como esa tarde se escuchó entre los hombres de armas ¡¡¡¡¡MURIÓ POR LA PATRIA!!!!!!!!

Morir por la Patria para los apátridas no significa nada, les parece hasta ridículo, pero para los que amamos a nuestro País, para los que amamos su historia, a su gente, para los que hemos ofrecido nuestro sudor y dolor junto a muchos compañeros que tuvieron la gloria de ofrendar su vida en el altar de la Patria, “Morir por la Patria” es la mayor prueba, el mejor símbolo de entrega de patriotismo.

El Gran Comandante nos dijo un día: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”. Esta verdad del Evangelio se hizo realidad en el Charly Monterrosa: él amaba a su pueblo, a su gente, entre más sencilla mejor, y ellos le amaban también. Amaba a sus soldados, eran sus hijos adoptivos, y los amaba tanto como a sus hijos de sangre, se preocupaba por ellos, por su alimentación, por la calidad de sus armas y municiones, sus uniformes y su transporte, vivía pensando en sus soldados, nunca se valió de su cargo para beneficio personal, no dejó fortuna conocida, murió como los grandes, pobre, llegó a la presencia de Dios con la carga de sus buenas obras, de sus virtudes, le dio parte al Señor de la Misión Cumplida y pasó a recibir el premio reservado a los siervos buenos y fieles.
Morir por la Patria representó el cierre de una vida que se inició con su juramento de fidelidad a la bandera siendo un nobel Caballero Cadete, renovó día a día ese juramento, probó permanentemente que estaba dispuesto a cumplirlo sin temor, con el valor de los héroes, lo dió todo y desgraciadamente no todos reconocen esa entrega, ese sacrificio, esa hidalguía, ese coraje, ese arrojo sin par en la historia del Ejército Nacional.

En el trote cantabamos aquella canción que decía: “Es mi orgullo ponerme el uniforme/que distingue al soldado nacional/ y en moriri por mi patria estoy conforme/ ser herido aunque vaya al hospital/ el fusil es mi amigo inseparable/ yo con él me presento a la instrucción…, portar el uniforme era un orgullo para el Charly, un honor, un compromiso de entrega total por los más altos intereses de la Patria. Portó con orgullo el uniforme caki del Batallón de Paracidistas a quienes nos dejó el simpático trote de la Fuerza Aérea hasta el redondel Masferrer, portó el verde olivo, el camuflaje francés, el camuflaje gringo, lo sudó, lo ensució, lo honró como nadie lo ha hecho en la hostoria de los heroes salvadoreños. Como nadie lució el parche del Atlacatl, parecía que era la misma personificación del héroe legendario que había cambiado el arco vengador por el M-16. Kepis, sombrero, gorra y boina ocre sustituyeron el penacho de plumas que cubrieron la cabeza visible del Ejército Salvadoreña. Lider indiscutible, voz de mando, azimut efectivo, coordenada de la victoria, tiro certero, coraje, todas estas caracteristicas de nuestro recordado heroe.
ahora descansa merecidamente en el seno de Dios, inspira a las nuevas generaciones de soldados. Un día la Patria reconcoerá públicamente su entrega y heroismo y levantará un monumento imperecedero a la memoria del titán del camuflaje. ¡Barrios!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

MONTERROSA: IDEAL DEL SOLDADO SALVADOREÑO

El Teniente Coronel Domingo Monterrosa Barrios representa el ideal a seguir por cualquier hombre que porte el uniforme del soldado salvadoreño.

HONOR: Monterrosa actuó siempre por honor y con honor, cada uno de sus actos reflejaba esa virtud tan rara hoy en día. Todos andan tras el benficio personal, él nunca lo hizo, el cumplimiento del deber era siempre el camino a seguir, aun a costa de su propia vida, y cumplió con sangre ese juramento que un día hiciera en la Escuela Militar. Nadie puede señalarle un abuso, ni un acto de corrupción, lo único que manchó su expediente fue su propia sangre. Nunca se metió en política, vivía su juramento a la bandera con la hidalgupia de los heroes míticos, nació, vivió y murió como un verdadero soldado, con honor, sin doblez, sin mancha.

HIDALGUÍA: Siempre actuó con la dignidad de los príncipes, era un soldado de sangre azul, que sin embargo nunca escogio la comodidas del mando a distancia, por el contrario estaba en la primera linea de fuego, pecho a tierra con su tropa, sudaba, sentía sed y hambre, frío y calor, cansancio y gozo, todo junto a sus guerreros. Marchaba siempre con la frente en alto, como quien no tiene nada de qué avergonzarse. Murió pobre, como mueren los heroes.AMOR A LA PATRIA: La Patria no era un concepto vacío, para él encerraba la grandeza de la historia nacional, el sudor y la sangre de millones de hombres que han construido paso a paso El Salvador. Defender a la patria no era un simple slogan, era una verdad que vivía minuto a minuto, no escatimaba esfuerzo, las pocas fotos en campaña que se conservan reflejan la imagen de un hombre dedicado de lleno a su labor como comandante de campo, barbado, cansado, sucio, pero con el espíritu siempre alerta, no conoció el miedo porque sus intereses eran más elevados, no había tiempo para el temor, solo para el arrojo y la valentía. La Patria era la doncella por la que luchaba este caballero andante, de triste figura pero de un corazón inmenso.

ENTREGA: Todas sus acciones reflejaban una entrega total a su vocación de soldado salvadoreño, la planificación de los operativos, la preocupación por el bienestar de la tropá, el trabajo en equipo, el ánimo que imprimia y que movía hasta el más temeroso. Diariamente se codeaba con la muerte, no le temía, se saludaba con ella, sabía que en el momento que se encontraran definitivamente solo sería una dama de compañia que lo conduciría hasta el Comandante en Jefe. Como buen miembro de la hermandad de la seda, no murió, solo se reagrupó en el cielo.

ARROJO Y CORAJE: el primero en el combate, el primero en el salto, el primero en su promoción, siempre el primero, no para recibir honores, sino para imprimir coraje en sus compañeros y subalternos, junto a él no costaba ser valiente, era un honor, era un reto, emularlo era un orgullo.
Para él la guerra no fue un negocio, fue una misión que cumplir, no combatía por odio, lo hacía por la patria, por eso era temido, no era soldado por un sueldo, lo hubiera hecho igual sin recibir paga, era soldado por la patria, y él le agregó, y con Dios.

CREYENTE: Era un hombre temeroso de Dios y consciente de sus limitaciones como humano, por eso Dios siempre estuvo con él, lo amaba como a uno de sus hijos predilectos, y un día no resistió más y se lo llevó. Ahora es la estrella más brillante del firmamento, la que nos guía en la caminata nocturna, la que da esperanza en medio del combate, la que nos marca el camino de la vida.

Monterrosa vivirá en cada hombre de uniforme que lo porte con dignidad y honor, y también en cada hombre que habiéndolo portado seamos capaces de seguir viviendo con el mismo honor. Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Castro