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EL CINISMO DE LOS ENEMIGOS DE DOMINGO MONTERROSA

Portada de La Prensa Grafica 1984

Portada de La Prensa Grafica 1984

El blog de Domingo Monterrosa no es responsable de la opinión de sus colaboradores y los comentarios de sus visitantes.

Cuando estudiamos el desarrollo del proceso del conflicto armado salvadoreño, nos encontramos con dos formas distintas de enfrentar esa lucha. Por un lado, los terroristas se guiaban por la llamada “moral troskista”, la cual afirma que “por la revolución, no importa lo que se haga, incluido el terrorismo, el asesinato y el secuestro”, por otro lado, el ejército a través de jefes y oficiales como Domingo Monterrosa, contrarrestaban la “moral revolucionaria” y la práctica del terrorismo con métodos institucionales y con técnicas militares, mediante acciones contrainsurgentes profesionales que protagonizaron muchas veces actos heroicos por parte de los elementos de la Fuerza Armada.

¡Cuántas personas honradas e inocentes fueron asesinadas, secuestradas o mutiladas por los terroristas del FMLN! Militares, estudiantes, empresarios, hijos e hijas de oficiales, embajadores, alcaldes, niños, funcionarios de gobierno, un ministro de educación desarmado, sin guardaespaldas, el Dr. Carlos Herrera Rebollo el 23 de mayo de 1979; en fin, miles de víctimas “por la revolución”.

En cambio, Domingo Monterrosa Barrios y multitud de militares, se formaron profesionalmente en el uso de las armas, se han sujetado a la rígida disciplina militar y de los ascensos, aprendieron el ejercicio del mando militar, experimentaron el cansancio, el sufrimiento y el dolor junto a sus tropas y no desde bases de mando en el extranjero como Cuba, México y Nicaragua.

Los terroristas atentaban contra el orden constitucional, los oficiales patriotas resguardaron la soberanía nacional. Los terroristas asesinaron, la Fuerza Armada cumplió con su deber al repeler la agresión comunista.

Los terroristas no tuvieron nunca reparo en hacer uso de la mentira para alcanzar sus metas. Un caso emblemático es el de la muerte de mi Coronel Domingo Monterrosa, la cual fue sacrílegamente manipulada por el terrorista Joaquín Villalobos al atribuirse una supuesta operación para engañar al máximo estratega militar de la historia del Ejército Salvadoreño. Solo un idiota puede creerse ese cuento que iban a engañar a mi Coronel Monterrosa con una trampa caza bobos. Evidentemente, quienes asesinaron a mi Coronel se pusieron de acuerdo con los terroristas del ERP para montar el circo con el que han pretendido engañar a todo el mundo sobre la causa de su muerte. En otras palabras, esos terroristas y todas sus plumas mercenarias son cómplices del más vil de los asesinatos del conflicto armado salvadoreño.

De tanto repetir una mentira se va volviendo verdad, y eso han hecho los terroristas durante más de treinta años, junto a sus cómplices como los jesuitas de la UCA y los comunistas de la Universidad Nacional y de tantas ong’s dedicadas a la destrucción moral de nuestra sociedad.

Domingo Monterrosa siempre respetó los cánones militares, las reglas de la guerra regular y de la guerra contra insurgente, combatió, rescató de la opresión a la población civil y a niños usados como escudos humanos o carne de cañón por los guerrilleros, en fin, amó su carrera y la ejerció con honor e hidalguía.

Al no poder ser vencido en el terreno militar, en el teatro de operaciones, sus enemigos han pretendido destruir su figura y no se dan cuenta que lo que han logrado es volverla cada vez más imponente y su estatura moral está alcanzando alturas nunca vistas para un héroe militar.

Los comandante terroristas ahora son parte de los nuevos millonarios, mientras que Domingo Monterrosa murió pobre, sin casa, sin vehículo, viviendo de su salario como oficial de la Fuerza Armada, la diferencia es evidente.

Domingo Monterrosa hizo la guerra con recursos públicos, dinero ganado con el sudor de la ciudadanía honrada, en cambio, los terroristas, lo hicieron con fondos provenientes de los secuestros, con dinero manchado de dolor y sangre.

Como podemos ver, Monterrosa vivió iluminado por la verdad, los terroristas en la penumbra de la falsedad, y consecuentemente, Domingo Monterrosa vive para siempre en la tierra de la luz eterna, en cambio, los terroristas están condenados a vivir eternamente en el mundo de las tinieblas con el Padre de la mentira.

Aquellos que admiramos la vida del Héroe de Joateca debemos defender su memoria con el mismo valor que él defendió la institucionalidad del País, e imitarla, para que su sacrificio sea semilla de nuevas generaciones de patriotas que escribirán páginas heroicas en la historia de la República salvadoreña.

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

EL DÍA DEL SOLDADO

domingo monterrosaEl blog de Domingo Monterrosa no es responsable de la opinión de sus colaboradores y los comentarios de sus visitantes.

Por Guido Miguel Castro

El 7 de mayo de 1824, la Legión de la Libertad, comandada por el General Manuel José Arce, se organizaba como el embrión de lo que ahora conocemos como la Fuerza Armada de El Salvador.

Esta fecha se instituyó como la fiesta del Soldado Salvadoreño, para rememorar el papel que estos héroes anónimos han jugado en la construcción de la República, desde el recluta recién juramentado hasta el General de División. Todos, sin distinción, han jurado defender a la Patria, aun a costa de sus propias vidas, y muchos lo han hecho, muchos de forma heroica como el Teniente Coronel Domingo Monterrosa, quien además vivió su carrera militar con honor e hidalguía.

El honor de portar el uniforme del soldado nacional no lo pueden experimentar todos los ciudadanos, pero quienes lo hacen deben considerarse privilegiados porque son la continuidad de ese ideal original del General Arce, quien llegó a afirmar “El Ejército vivirá mientras viva la República”, en el ánimo de considerar a la institución armada como la garante de la institucionalidad democrática de El Salvador, como el ojo avizor de un pueblo que poco puede hacer en un momento dado contra el poder político, que muchas veces abusa y privilegia a unos pocos.

El soldado salvadoreño ha escrito páginas heroicas en la historia de la República, su sangre ha regado la tierra salvadoreña en defensa de los intereses nacionales, tanto de enemigos extranjeros como de agresiones internas, el soldado salvadoreño ha ocupado siempre la primera línea de fuego, en la retaguardia, escondidos y aprovechados, están los políticos que al final disfrutan de los beneficios que el soldado ha logrado con el sacrificio de su vida y de su integridad física.

Nadie puede negar que el actual proceso democrático lo inició la Fuerza Armada, tan criticada y tan vilipendiada por aquellos que ahora gozan de los dineros públicos y del poder político, sin embargo, el soldado regresó a sus guarniciones militares o pasó a la vida civil de forma incógnita, sin beneficios, a comenzar de nuevo, su sacrificio benefició a otros menos a él. De esa manera, veinte años después, observamos a los veteranos de guerra luchando por beneficios mínimos que ahora los políticos dicen no saber de adonde tomar, y los califican de revoltosos, pero cuando las balas silbaban, todos se escudaban tras las unidades de combate de la Fuerza Armada.

El soldado salvadoreño es por regla general, con honorables excepciones, de origen humilde, eran de manos encallecidas y pieles curtidas por el sol las madres que reclamaban los cuerpos de sus hijos caídos en combate, eran familias sencillas las que acompañan a nuestros soldados en los cuarteles los días de visita, muchas veces analfabetas o de baja formación académica, su paso por la Fuerza Armada implica no solo la formación en las artes de la guerra, sino también cierto de nivel de alfabetización o el aprendizaje de una oficio que les permita ganarse la vida honradamente al volver a la vida civil.

Pero lo esencial del soldado salvadoreño es su disposición a defender los intereses patrios, aún con la ofrenda de la propia vida, sin esperar a cambio ni siquiera el reconocimiento de su sacrificio. Su interés es servir a la Patria, un concepto que para muchos no significa nada, pero para el soldado salvadoreño lo es todo.

Vaya nuestro recuerdo y nuestro homenaje a todos los soldados que a lo largo de 190 años han ofrendado su vida, su sangre, su sudor, sus lágrimas y su valor para permitirnos a los salvadoreños de todos los tiempos vivir en libertad.

LOS MIEMBROS DE LA FUERZA ARMADA DEBEN DEFENDER A SUS HÉROES

Bandera-_El_SalvadorEl blog de Domingo Monterrosa no es responsable de la opinión de sus colaboradores y los comentarios de sus visitantes

Solo quienes han sido o son miembros de la Fuerza Armada, y sobre todo aquellos que sintieron el fragor del combate, que vieron morir a sus camaradas, que fueron heridos junto a sus compañeros, que pasaron hambre, fiebres, diarreas, calambres, hongos, calor, frío, lluvia y la angustia de la muerte al pasar silbando las balas sobre sus cabezas, pueden valorar el sacrificio de nuestros héroes, a quienes los guerrilleros de escritorio ahora pretenden calificar de asesinos cuando fueron ellos los que derramaron la primera sangre, fueron ellos los que atacaron a la Fuerza Armada, fueron ellos los que secuestraron empresarios, mataron humildes guardias nacionales por robarles el fusil, pusieron bombas para destruir la infraestructura económica del País y sembrar el terror entre la población civil.

Nada se puede esperar de los antiguos terroristas, de los curas que sembraron el odio de clases ni de los aprendices de gobernantes que ahora han terminado de destruir la economía nacional.

Pero de los hombres de uniforme, de los veteranos de guerra y de los verdaderos salvadoreños, lo que podemos esperar es solidaridad y veneración permanente por todos los héroes de la Fuerza Armada, por su nombre, por su memoria, por su ejemplo a seguir, y por la libertad que nos heredaron.

Y cuando me refiero a héroes de la Fuerza Armada, lo hago recordando desde el soldadito a quien un morterazo lo desintegró en el campo de batalla o fue desaparecido por los terroristas y su cuerpo nunca se recuperó, hasta mi Coronel Domingo Monterrosa Barrios, el mejor símbolo del soldado nacional, el ideal a seguir por los hombres de uniforme, pasando por miles de soldados, clases, oficiales y jefes que desde 1824 han regado los campos de batalla con su sangre, ofreciendo su última bocanada de aire para recordar su juramento a la patria. ¡¡¡¡¡¡Vencer o Morir!!!!!

Todavía no conocemos el informe que Mauricio Funes, antiguo empleado de Canal 10 que todos los domingos relataba los avances castrenses de la guerra, ordenó a una Comisión, para pretender borrar por decreto la historia gloriosa de la Fuerza Armada, pero sea cual sea el mismo, NADIE puede negar a nuestros héroes la gloria que ya se ganaron y que ha sido premiada con los laureles del honor en el Reino de los Cielos y en la memoria nacional, y en caso de ser atacados, TODOS debemos hacer un frente común reivindicar su memoria. Ahora es cuando conoceremos a los verdaderos hijos de la Patria y a los mercenarios para quienes nunca ha significado nada.

Muchos hablan de nuestro País como si se avergonzaran de él, muchos se creen más cubanos, venezolanos o gringos que salvadoreños. Muchos prefieren vestir símbolos extranjeros que expresar el amor por la Patria, y ese amor por la Patria implica el amor a su historia, a sus tradiciones, a su raza, a su religión, a sus héroes, a sus símbolos.

Cuántas veces izábamos con orgullo y emoción, hasta las lágrimas. la bandera nacional en las posiciones que recuperábamos de los terroristas en la campiña salvadoreña; cuántas veces vimos el ataúd de nuestros camaradas envueltos en el Pabellón Nacional; cuantas veces destruimos el trapo rojo del comunismo que pretendía sustituir a la Bandera que veneramos desde el 15 de septiembre de 1912, aniversario centenario que este gobierno títere ignoró completamente el año pasado.

Hombres de uniforme, defendamos la memoria de nuestros héroes y recordemos que es preferible morir en la lucha que arrodillados ante el mercenario extranjero!!!!!

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

LA OFENSIVA CONTRA DOMINGO MONTERROSA

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

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Pareciera que desde hace un año las fuerzas apátridas de la izquierda se están confabulando contra la memoria de nuestro héroe Domingo Monterrosa Barrios. Pretenden destruir su legado de heroísmo y su trayectoria llena de honor y lealtad a la institución armada y a la Patria a la que juró defender aun a costa de su propia vida.
El campo de batalla que han escogido los antiguos terroristas es el de la opinión pública a través de la vieja leyenda del Mozote en la que pretenden hacer valer la mentira, que fueron tejiendo a lo largo del tiempo y que muchos ingenuamente se la creyeron con la inversión millonaria que realizaron, llevando y trayendo testigos preparados que juraban haber visto a mi Coronel Monterrosa comandando grupos de soldados asesinos.
El odio que la guerrilla cultivó contra Domingo Monterrosa y el Batallón Atlacatl, producto de su incapacidad de derrotarlos en el campo de batalla, se vieron respaldadas por la actitud cobarde de los gobiernos de turno, que en vez de reivindicar a la institución armada, la humillaron sometiéndola al revisionismo y exhibicionismo que los terroristas exigieron para firmar los llamados acuerdos de paz, quedando ellos como los supuestos héroes del conflicto y en cambio, los hombres que cumplieron su deber constitucional, como los malos de la película.
Ahora que los enemigos de la Patria han llegado al poder, pretenden acabar con la memoria de los héroes de la Fuerza Armada retomando el tema del Mozote, atacando a nuestros héroes y nombrando una Comisión que revisaría la historia de la Fuerza Armada.
¿Cómo pretenden revisar una historia que ya se escribió con la sangre y el sudor de miles de soldados que ofrendaron su vida o lo mejor de su vida en defensa de la soberanía nacional?
El exabrupto de un gobernante con ínfulas de dictador, en medio de un discurso en el que buscó quedar bien con un triste jesuita a quien le debe su carrera de periodista, ahora se pretende traducir en la peor bofetada de la historia a la Fuerza Armada, intentando borrar por decreto el sacrificio de miles de soldados, clases, oficiales y jefes militares que en la guerra impidieron que el comunismo internacional tomara control de la institucionalidad del país.
Esto por supuesto es solo el preámbulo para la reducción y posterior desaparecimiento de la Fuerza Armada, al calificarla como violadora de los derechos humanos y como una institución innecesaria para la existencia de la República y el cumplimiento de los deberes constitucionales del Estado, dejando el País a merced del capricho de los mercenarios que siempre lucharon por asumir el poder y esquilmar a nuestro pueblo.
El problema entonces no solo es del honor de nuestro querido Coronel Domingo Monterrosa, que en sí mismo es suficiente motivo de lucha, sino de institucionalidad y supervivencia de la democracia y de la institucionalidad del País.
El siguiente paso que realizarán los apátridas será una reforma constitucional que elimine el capítulo referente a la Fuerza Armada y el fortalecimiento de una institución más manipulable políticamente como la PNC.
Ha llegado la hora de levantar la voz y combatir frontalmente este intento de desacreditar a nuestros héroes y consecuentemente de toda la Institución Armada, ha llegado la hora en que demostremos con hechos los que estamos con los Héroes de la Fuerza Armada y con la institucionalidad del País, es hora de saber quiénes mantenemos vigente el juramento hecho ante el Pabellón Nacional. Es hora de decir: Firmmm mi Coronel, por la Patria, Vencer o Morir.
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

DOMINGO MONTERROSA: EL SÍMBOLO DEL VETERANO DE GUERRA Y REPRESENTANTE DEL SOLDADO DESCONOCIDO

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Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

El pasado 28 de noviembre la Asamblea Legislativa decretó el 31 de enero de cada año como Día del Veterano de la Fuerza Armada. Dicha fecha coincide con el Parte a la Nación que marcó el fin de la guerra que la gloriosa Fuerza Armada mantuvo contra las fuerzas terroristas del FMLN, que concluyó con los llamados Acuerdos de Chapultepec firmados por Alfredo Cristiani y los comandantes terroristas, los cuales no poseen ningún tipo de base legal, sino únicamente político.

Si bien ese Parte a la Nación puede considerarse un ¡Misión Cumplida! de la Institución Armada, la verdad es que fue el inició del trato más ignominioso que un gobierno civil pudo dar a la institución republicana más antigua de la vida independiente de El Salvador.

El haber pactado con terroristas implicó que se llevara de encuentro al Ejército y a todos sus miembros. Inmediatamente el FMLN empezó a conseguir lo que no logró en el campo militar: se empezó a acusar ignominiosamente a la Fuerza Armada de supuestas violaciones a los derechos humanos, pretendiéndola hacerla pasar de defensora de su pueblo y de la institucionalidad republicana a protagonista de graves actos contra la población civil; se provocó una muerte civil en muchos soldados, clases, oficiales y jefes a través dos comisiones que en teoría buscaron depurar a la Fuerza Armada y buscar culpables de hechos violentos acaecidos durante la guerra.

Se ordenó la desmovilización de los BIRI y de los Cuerpos de Seguridad, dando paso a una policía de carácter civil que 20 años después ha demostrado incapacidad total para combatir las estructuras de la delincuencia común y organizada.

Nos han dedicado un día en que recordamos la vergüenza de la Fuerza Armada, la humillación del Ejército Nacional.

Las grandes naciones dedican un día especial en el año para recordar y agradecer a todos los hombres de armas que han luchado y dado lo mejor de su vida en servicio a los intereses patrios. Por lo regular es un día de asueto en el que se realizan actos especiales y se visitan los monumentos y tumbas de aquellos guerreros que ya pasaron a las filas del Ejército celestial.

Pero en nuestro caso pareciera que solo es un acto político para lograr apoyo de un importante sector de nuestra población como son los veteranos de guerra de la Fuerza Armada y sus familiares, que calculo en medio millón de personas.

¿De qué sirve un día si los derechos fundamentales de los veteranos son burlados constantemente? Es triste constatar que los antiguos comandantes terroristas ahora son grandes empresarios y viven en zonas residenciales exclusivas, mientras los veteranos mueren día a día en espera de un día que nunca llegará en las presentes condiciones, esperando una pensión digna o una oportunidad para ganarse la vida honradamente sin ser explotados por los dueños de las agencias de seguridad.

La figura de Domingo Monterrosa se yergue como el mejor representante de los veteranos de guerra de El Salvador, en primer lugar por ser el mejor soldado jamás salido del seno de la Fuerza Armada, en segundo lugar por haber sabido conjugar su liderazgo, su don de mando, su capacidad física, su capacidad estratégica y su calidad humana. Ningún veterano que tuvo el honor de combatir junto a su lado puede señalar ningún maltrato, abuso, error, acto de corrupción o traición a la patria. Fue soldado desde que prestó su juramento a la bandera hasta el segundo en que entregó su alma al Creador en un acto de cumplimiento del deber. Amó a su tropa como a sus propios hijos y sacrificó todo, y cuando digo todo es todo, para vivir como soldado de honor cada segundo de su vida. Rechazó el poder político y los puestos administrativos en el Ejército para sufrir la guerra en carne propia, para estar con sus soldados, para lograr llevar la paz a su pueblo. Sin embargo, él, como miles de veteranos fueron traicionados por los políticos que lo único que querían era espacio para que se siguiera desarrollando el mercantilismo.

Asimismo, mi Coronel Monterrosa es la personificación del Soldado Desconocido, esa figura que representa a los soldados que no tienen una tumba en que se honre su memoria, por haber desaparecido en acción de guerra o por desconocerse su paradero y que en muchos países ha merecido un monumento con una llama perpetua y hasta guardia de honor.

El Soldado Desconocido representa el sacrificio sin reconocimiento de miles de hombres que ofrendan su vida por los altos intereses de la Patria, muchos de estos héroes quizás nunca dimensionaron su sacrificio, porque simple y sencillamente luchaban por su País sin esperar nada a cambio, y desgraciadamente muchos, al llegar al poder o gozar de los beneficios de ese sacrificio, no lo valoran y dejan en el olvido a estos héroes anónimos, quienes indudablemente recibirán su premio en la Eternidad.

Domingo Monterrosa marcha al frente de estas huestes de héroes anónimos, porque fue el primer soldado en el frente de batalla, el que más riesgo asume, el que sin temor a la muerte va a su encuentro en el cumplimiento del deber.

Si los legisladores estuvieran mejor asesorados se habrían dado cuenta de ese grave error, que por supuesto es posible enmendar con un nuevo decreto legislativo.

Ojalá un día la Nación rinda un merecido homenaje a todos los veteranos y a los soldados desconocidos, a través de un monumento en mármol o bronce con la figura del Tte. Cnel. De Artillería, DEM Domingo Monterrosa Barrios, a la cual podamos llegar a rendir homenaje a los Héroes de la Patria, especialmente el día 23 de octubre

de cada año, fecha ideal para ser declarado Día del Veterano o Día del Soldado Desconocido, o ambas conmemoraciones un una sola ese mismo día.

Sin embargo, lo hagan o no, los que respetamos y veneramos su memoria, seguiremos conmemorando la fecha de su muerte, cada año con mayor solemnidad.

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

Tenemos la firme decisión, el propósito, más que todo la conciencia que, como soldados y salvadoreños, podremos llevar esta lucha y terminarla lo más pronto posible

domingo-monterrosa

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El coronel Domingo Monterrosa entendía la complejidad del conflicto por el que atravesaba El Salvador pero también tenia la convicción de que la confrontación tenia fuertes posibilidades de ser eliminada. Era cuestión de compromiso con el pueblo salvadoreño.

Luego de las acciones de terror realizadas por el FMLN en la población de Berlín, Usulutan, en 1983, las fuerzas del ejercito junto al gobierno de la república y la cooperación norteamericana se dedicaron a proporcionar asistencia a lo pobladores, especialmente a aquellos que habían tenido perdidas significativas.

Así recogió el periódico El Diario de Hoy las actividades conjuntas en Berlín.

Esta Guerra Impuesta es Cruel para el Pueblo

“Es una guerra bastante difícil, muy cruel. Y esta propalaron de Berlín es una muestra. Las acciones del ejército van lentas, pero seguras; es por la misma forma de la guerrilla”, expresó ayer el Cnel. Domingo Monterrosa, comandante del Batallón Atlacatl.
Esta fue una respuesta que dio el jefe militar a unos periodistas extranjeros, cuando ayer en Berlín, el embajador norteamericano Deane Hinton, inspeccionaba el Proyecto Conjunto entre Estados Unidos y El Salvador, de Viviendas Modulares Provisionales. Estas son hechas de material plástico, para las familias que perdieron sus viviendas en esa ciudad. Una de esas viviendas construidas es la del alcalde local, señor Santiago Yazbek Batres.
“Esta guerra es casi en la misma manera como se produce en otros países. Es una guerra difícil. Este mismo pueblo es testigo de ella. Sin embargo creo que nosotros tenemos la firme decisión, el propósito, mas que todo la conciencia que, como soldados y salvadoreños, podremos llevar esta lucha y terminarla lo más pronto posible”, agrego.

Ayuda Militar
Al preguntarle sobre más ayuda militar de Estados Unidos, contestó Monterrosa que “somos buenos amigos de los Estados Unidos y de todos los países libres. Y pienso que por lo tanto comparten nuestro dolor. Y más que todo, lo comprenden. También creo y pienso que ellos comprenden esta lucha que es tan cruel. Y creo que vamos a tener su apoyo”.
Cuando le preguntaron qué podrían enseñarle al ejercito los norteamericanos, dijo el jefe militar: “Creo que ellos saben mucho más. Pero siempre tienen sus características. Tienen su propia idiosincrasia, de acuerdo al pueblo o al país donde se genera. Y quienes están conviviendo en forma directa tienen la oportunidad de conocer lo mejor”.
Una periodista norteamericana le dijo que “ustedes no siguen los consejos que le dan y por eso no logran lo que podrían haber logrado.” A esto Monterrosa contesto: “Creo que si. Lo que pasa es que depende como se presenta la situación, así es como se reacciona. Pero si la doctrina que nos han ensenado los Estados Unidos es la mejor. Alguna veces, otros periodistas han preguntado si deseamos otra clase de asesores, como taiwaneses o europeos. Siempre he tenido la convicción de que la doctrina norteamericana es la madre del mundo”.

MENSAJE DESDE LA ETERNIDAD DEL CORONEL DOMINGO MONTERROSA

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

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“Soldados!!, Pueblo salvadoreño!!
Desde este lugar de felicidad eterna quiero enviarles un mensaje en este día en que las familia recuerdan a sus seres queridos y las sociedades deberían recordar a sus héroes, en cuya sangre se sostienen los fundamentos del Estado moderno.
Cuando uno rinde cuentan ante el Creador, solo puede anteponer el honor y las buenas obras. A lo largo de mi vida traté de prepararme para ese momento supremo al que irremediablemente nos dirigimos todos, un destino que ya está escrito y que depende de nosotros se escriba con gloria o con ignominia.
Traté en la medida de mis posibilidades de ser un buen hijo, un buen hijo de Dios, un buen padre, un buen esposo y sobre todo un buen soldado, porque esto último resume todo lo anterior.
Busqué, con todas mis fuerzas hacer bien las cosas, en mis estudios y en mi formación militar traté de ser el mejor, no por soberbia personal, sino porque era mi deber responder de esa manera a al esfuerzo que mis padres hicieron siempre por sostener mi formación profesional y porque ellos mismos me enseñaron con el ejemplo el concepto del honor que fue siempre una guía que condujo toda mi vida hasta que tuve el honor de ofrendar mi vida por los más altos intereses de la Patria, quizás hoy sería un viejo militar retirado, rodeado de mis nietos, quizás con algunas comodidades y muchas historias de guerra que contar, pero el Señor me permitió inmerecidamente ser de los soldados privilegiados que hemos tenido el honor de ofrecer nuestra vida por la Patria en cumplimiento del juramento que un día hicimos al iniciar nuestra formación militar.
Cuando ejercí mi papel como oficial o jefe militar, no lo hice por odio sino en cumplimiento de mi deber, como cada persona debe hacerlo desde cualquier profesión u oficio, hacer bien las cosas y hacer el bien a todo el que se pueda fue siempre mi filosofía de vida.
Quienes siempre me han criticado son precisamente aquellos contra quienes descargué la fuerza del cumplimiento del deber como militar, los enemigos de la Patria, de la paz y de la democracia.
Desde este lugar de paz, me doy cuenta que la guerra no finalizó como debió finalizar, sino que el mal que pretendíamos erradicar se transformó y tomó formas engañosas para confundir al pueblo y cumplir de otra manera sus insidiosas ambiciones, presentándose como ovejas los que en realidad son chacales sanguinarios.
La paz por la que luchamos en el campo de batalla no pudimos llevarla a los hogares salvadoreñas, y por el contrario, ahora mi pueblo se enfrenta a una violencia social tan o más mortal que la de la guerra. En el conflicto había un promedio de 8 muertos diarios, ahora han llegado a 31 con un promedio de 14 salvadoreños asesinados por ese nuevo enemigo que la Fuerza Armada debería haber eliminado hace tiempo.
Ahora, desde la eternidad, solo podemos brindarle a nuestro Pueblo y a la Fuerza Armada, nuestro ejemplo y la historia que escribimos con nuestra propia sangre. Pero están ustedes, civiles y militares, que deben cumplir con su deber con el mismo ardor con el que yo combatía, con la misma valentía y arrojo con el que mis soldados cumplieron su deber a la par mía, con el mismo honor con el que me conduje a lo largo de mi vida.
Desde la eternidad, donde formo parte del Ejército que ha reunido a todos los soldados salvadoreños caídos con honor en el cumplimiento del deber, invito al pueblo salvadoreño a confiar en la Fuerza Armada y a que asuman su papel en la sociedad para lograr la paz tan anhelada en la que los enemigos de la democracia no tengan cabida y que el Estado de Derecho prevalezca sobre cualquier interés mezquino. A los profesionales de las armas les llamo a asumir el significado de su juramento a la bandera y a no temer ofrendar su vida por ella porque el premio es superior a cualquier bien terrenal. La gloria de los héroes es la mayor aspiración de un verdadero guerrero.
Es en la eternidad donde nos reagrupamos los soldados de la Patria, a todos los veteranos les digo que su sacrificio no ha caído en saco roto. Quizás ahora tengan que mendigar beneficios, pero su sacrificio ya compró un sitial de honor en la gloria del cielo, Dios no olvida lo que ustedes hicieron por nuestra amada Patria, la única en el mundo que lleva el nombre del Hijo de Dios.
Adelante soldados, adelante patriotas, la batalla apenas comienza, son muchas las posiciones que tienen que alcanzar y defender, pero sepan que en cada trinchera, en cada disparo, en cada arrastre, en cada objetivo alcanzado, en cada obstáculo superado, yo estaré junto a ustedes, sufriendo a la par suya como lo hice en vida, y un día la victoria la celebraremos todos como en los viejos tiempos.
Los espero y no olviden, al entrar en el cielo, blandir por lo alto las armas de la verdad y del honor. Por la Patria y con Dios. Carlos.”

DOMINGO MONTERROSA Y LA COMUNICACIÓN

Foto El Diario de Hoy

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Un elemento fundamental para un líder es la comunicación, con su tropa, con el pueblo y con sus superiores.

La comunicación es el medio de transmisión de los pensamientos a otras personas, ya que el pensamiento es un acto íntimo que solo puede ser conocido por quien lo realiza y Dios.

El pensamiento es la confrontación de la realidad con los principios y virtudes arraigadas en la mente y la conciencia del que piensa.

En ese sentido, la guerra era vista desde distintas perspectivas por sus actores, para los mercaderes de la guerra ésta era una mercancía, para los idealistas era un medio para acceder al poder y para un soldado profesional como Monterrosa era un problema con el que había que acabar rápidamente porque la gente del pueblo era la que estaba sufriendo.

Monterrosa transmitía esos sentimientos a sus soldados y les enseñaba que tenían que cumplir con su deber con honor, con hidalguía, con valor y con sentido de unidad, de solidaridad entre ellos, les inspiraba un sentido de familia donde él era el padre.

Ahí residía su éxito en las unidades que dirigía, porque no solo sabía transmitir esta forma de pensar y de sentir, sino que luchaba a la par de sus hijos, comía con ello lo que ellos comían, dormía junto a ellos, caminaba junto a ellos, los evacuaba personalmente, se preocupaba de su situación personal, trabajaba porque tuvieran mejores condiciones de vida que otras unidades militares, sufría con ellos, operaba con ellos en la primera línea de fuego y celebraba las victorias con ellos y no en el pabellón de oficiales. Sabía transmitir las órdenes a toda la línea de mando y se entendía a la perfección con sus oficiales, sus asistentes y su piloto.

Cuando se dirigía a la gente lo hacía en un lenguaje fácil de entender, les hablaba con la verdad para combatir las mentiras que los terroristas habían tratado de hacerles creer. La gente se identificaba con él, lo ayudaban y él les correspondía, nunca se aprovechaba de ninguna persona humilde, pagaba hasta el último centavo y siempre devolvía dinero al ejecutivo de la unidad. El episodio en el que un humilde jornalero le entregó un billete de cinco colones para ayudarlo en su lucha nos da una muestra de la comunión que alcanzó con el pueblo salvadoreño.

Quizás el gran problema fue con el Alto Mando, porque con sus camaradas de mando nunca hubo problemas, pero algunos en el Estado Mayor no comprendían su manera de ver la guerra como una misión a ser cumplida a toda costa, al margen de toda consideración política. A él le habían enseñado a combatir y lo hacía a la perfección, con eficiencia y eficacia. Un fin de semana antes de morir tuvo una reunión en San Salvador con relación a la Operación Torola IV en la que solicitó mayores recursos para limpiar Morazán de la amenaza terrorista y no lo quisieron escuchar.

Ahora, desde la eternidad nos sigue transmitiendo su ejemplo, su mensaje y su recuerdo, para que entendamos que las cosas hay que hacerlas bien, en orden y completas, que la vida no tiene sentido si no se vive con honor e ideales y que la muerte solo es el paso que hay que dar para entrar en el mundo eterno de los héroes.

Monterrosa nos comunica con el ejemplo de su vida que tenemos que trabajar por construir El Salvador en el que él y los padres de la Patria soñaron cuando alcanzaron nuestra independencia de la Corona Española y fundaron nuestro glorioso Ejército Nacional.

Su sangre nos comunica la fuerza con la que combatió y su recuerdo nos impulsa a seguir adelante, sin desfallecer aunque pareciera que todo está perdido.
Por la Patria y con Dios.

Sgto. Guido Miguel Castro

LA VISIÓN DE LA GUERRA DE MONTERROSA

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Domingo Monterrosa no entendía la guerra como lo hacían los políticos o los mercaderes de la guerra.

Él era un profesional de las armas, había aprendido a cumplir su deber con honor, y su deber consistía en resguardar la soberanía nacional y la integridad del territorio nacional.
Monterrosa sabía que la guerra tenía un trasfondo político: la visión comunista de los terroristas del FMLN que pretendían, según la teoría marxista, tomar el poder por las armas, no por la voluntad popular, al costo que sea. Recordemos que él siguió el Curso de Guerra Política en Taiwan, y conocía a perfección los detalles de la conspiración comunista internacional.
Sabía también que los políticos salvadoreños trataban de instaurar un sistema democrático y constitucional de derecho, pero nunca le interesó la política partidaria, a pesar de ser compañero de promoción en la Escuela Militar con el Mayor Roberto Daubuisson, fundador del Partido ARENA, a quien le salvó la vida el 7 de mayo de 1981 cuando iba a ser fusilado junto a un numeroso grupo de los fundadores de ese partido por orden del Coronel Majano, con el pretexto de que estaban organizando un golpe de estado contra la Junta Revolucionaria de Gobierno, pero también a quien no quiso recibir en la Tercera Brigada de Infantería cuando el Mayor andaba en la campaña presidencial de 1984, ya que su lucha no era política sino militar.

El Coronel Monterrosa no entendía la guerra como una fuente de enriquecimiento, siempre vivió pobremente y murió pobremente, como mueren los héroes. Nunca se prevaleció de su cargo creando plazas fantasmas, ni cobrando seguros de soldados que nunca murieron porque nunca existieron, ni apropiándose del dinero del rancho de los soldados, ni recibiendo sobornos en la Policía Nacional, ni creando gastos ficticios en los operativos, ni vendiendo armas, ni negociando con la guerrilla.

Por eso la guerrilla lo odiaba, porque cumplía a cabalidad su misión como militar y como comandante de unidad, nunca se prestó a ninguna movida, aunque muchas veces las descubrió o fue víctima de ellas, como cuando arrebató armas a la guerrilla en oriente que ya habían sido capturadas anteriormente en un operativo en Chalatenango ¿Cómo salieron de los almacenes de la Fuerza Armada? o cuando durante un operativo en Morazán los cartuchos de 5.56 mm de los M-16 no percutaban, y descubrió que era munición vencida que había sido maquillada para hacerla pasar por munición nueva.

Monterrosa era incapaz de poner en riesgo la vida de un tan solo recluta a cambio del cochino dinero. Ese sobrepeso nunca lo anduvo en su mochila ni en su conciencia.
Él cumplía su deber como soldado y presentaba resultados a través de las victorias en sus operaciones, y cuando sufría un revés, corregía y avanzaba, nunca se rindió.
Tenía grandes diferencias entre la visión de la guerra del Alto Mando y sus planes de victoria militar. Días antes de morir le solicitó al Estado Mayor más recursos para la Operación Torola IV, asegurando una limpieza total del norte de Morazán, pero se los negaron, claro, su estrategia junto al Pentágono era la llamada Guerra de Baja Intensidad que buscaba desgastar en el tiempo al enemigo y no una victoria definitiva, arrasadora y total como la que pretendía el Coronel Monterrosa.

Definitivamente Monterrosa no era político, y quizás esta no era su guerra, porque era una guerra sucia que no podía ser peleada con honor. Quizás ni siquiera era la época de Monterrosa, porque ya no se lucha con honor. Probablemente Monterrosa era un espíritu guerrero de las guerras de la antiguedad donde la guerra era guerra, donde la lucha era frontal, cuerpo a cuerpo, no en las mesas de transe como muchos lo hicieron a costa de la vida de miles de salvadoreños.

Pero Monterrosa goza ya de la Gloria de la Eternidad, ya ha recibido los verdaderos laureles del honor de manos del Gran Comandante. Pero su ejemplo queda a los militares de ayer, de ahora y de mañana como un modelo a seguir si se quiere vivir, y sobre todo, morir con honor.

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

LA HONRADEZ, VIRTUD CAPITAL DE MI CHARLY MONTERROSA

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

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Las virtudes se forman en el hombre junto al carácter, desde la más tierna infancia. Muchas veces un consejo dado oportunamente, marca toda la vida de la persona.
El Coronel Monterrosa se caracterizó siempre por la honradez, además de muchas otras virtudes.
Al escudriñar en su infancia, es evidente que la educación recibida de sus padres se caracterizó por la práctica de las virtudes más elementales, entre ellas la honradez. Su origen humilde no impidió desarrollarla, cuando muchos ven en la necesidad una justificación para robar o tomar fraudulentamente lo que no les corresponde, ya no se diga en el sector público donde funcionarios y burócratas se las ingenian para esquilmar las arcas estatales.
Luego la educación recibida por insignes maestros del antiguo Instituto General Francisco Menéndez y los Hermanos Maristas del Liceo Salvadoreño, cimentaron aun más este valor de la honradez.
Su cercanía con la Iglesia, al punto de haber pensado con ser sacerdote y ocupar parte de su tiempo en impartir la doctrina para la primera comunión de los niños pobres de la Tutunichapa, debió haber amalgamado definitivamente su carácter, lo que lo llevaría definitivamente a optar por la noble carrera de las armas.
Su expediente inmaculado en la Escuela Militar, el reconocimiento de la Misión Chilena que le confirió el Premio Bernardo O´Gigins como primera antiguedad de su Promoción, refleja que esa diáfana virtud le acompañó siempre, aún en ese ambiente en el que es aceptado el abuso del Cadete de Cuarto Año con los reclutas o cadetes de años inferiores. Monterrosa era distinto.
En la Guerra de las Cien Horas, la tropa bajo su mando en la Quinta Compañía de Expedicionarios de la Guardia Nacional se caracterizó por no traer ningún botín de guerra ni haber abusado de ningún ciudadanos hondureño: fue únicamente a cumplir con su deber.
En la Fuerza Aérea, en el Batallón Aerotransportado nunca el rancho fue tan completo como bajo su mando, en la Policía Nacional nadie puede decir que le dió una mordida para que le quitara una multa, es más, su motorista, apodado “El Chele”, tuvo que guardar arresto luego que le “aconsejara” a un transportista que le ofreciera una “mordida” a mi Charly. El busero pagó la multa y el Chele pasó treinta días de arresto.
En el Batallón Atlacatl y en la Tercera Brigada siempre le sobraba dinero de los operativos y pagaba toda la comida que encargaba, de ello me dió testimonio la señora Eugenia Martínez en San Antonio, al Norte de San Miguel: “El Coronel me encargaba tortiarle a toda la tropa y le cocíamos frijos y huevitos indios. Él ponía una hamaca en el corredor y se dormía un buen rato, porque me decían los soldados que nunca dormía cuando andaban en el monte. Y al final me pagaba hasta el último cinco, aunque nosotros no le queríamos cobrar porque sabíamos que andaba sufriendo para que nosotros estuvieramos alentados. A escondidas le mandaba con el ayudante una gallina asada y al regreso me la mandaba a pagar…”
Cuando fue a inspeccionar el local que ocuparía el Batallón Atlacatl junto al Coronel Natividad de Jesús Cáceres, encontraron todavía restos del mobiliario y materiales de la antigua Escuela Normal de Maestros, lo acompañaban sus hijos. Uno de ellos encontró una sacapunta, lo que no pasó desapercibido por mi Coronel, ordenándole dej’árla donde la había encontrado, a lo que el Coronel Cáceres le dijo que no había problema, que dejara al niño que se la llevara, a lo que el Charly le respondió que no….
Esa honradez le llevó siempre al cumplimiento del deber, y rechazó siempre a los que pretendían hacer de la guerra un negocio lucrativo…
Murió creyendo en su ideal y cumpliendo su juramento a la bandera.
Juró cumplir y cumplió

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro