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EL CORONEL MONTERROSA ATIENDE PARTO EN VUELO DE HELICOPTERO

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Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

En diciembre de 1983, mientras la mayoría de la población celebraba la Navidad y el Año Nuevo, unos 3,500 efectivos de la Fuerza Armada realizaban operaciones militares de gran envergadura en todo el país. Desde Santa Ana hasta Usulutan y Morazán, soldados se movilizaban por cerros y veredas protegiendo el libre desarrollo de la cosecha cafe y a la ves, asediaban a los miembros de las organizaciones terroritas que continuaban masacrando el país.

En la zona de Morazán, efectivos de la Tercera Brigada recibían refuerzos de otras unidades militares para mantener el control de la zona. Días antes, terroristas del ERP habían atacado la central de telecomunicaciones en el volcán Cacahuatique por segunda ves durante 1983. El ataque fue un total fracaso gracias a al oportuna intervención de la unidades al mando del Teniente Coronel Domingo Monterrosa quien recién había asumido el cargo de Comandante de la Tercera Brigada de Infantería con sede en San Miguel.

En medio de la muerte y destrucción generada por las acciones terroristas del FMLN, la luz de la vida se hizo ver San Miguel. El 30 de diciembre de 1983, la lugareña de nombre Ana del Carmen estaba por dar a luz en Ciudad Barrios. La situación requería de una pronta intervención medica. Justamente en esa ciudad se encontraba el Teniente Coronel Domingo Monterrosa quien inmediatamente ordeno trasladar a la señora Portillo a un hospital en la ciudad de San Miguel. El la acompaño sin imaginarse que tendría que asistirla en pleno vuelo.

Así relato la historia del parto en pleno vuelo el periódico El Diario de Hoy.

Militar Atiende Parto en Vuelo de Helicóptero

San Miguel – El Cnel. Domingo Monterrosa, Jefe de la 3a Zona Militar con sede en esta ciudad, atendió un parto cuando una paciente era trasladada en helicóptero al hospital “San Juan de dios”, procedente de Ciudad Barrios.

El caso se produjo ayer en al tarde, cuando la joven Ana del Carmen Portillo Guevara de 24 años, llegó en busca de ayuda medica al Centro de Salud de Ciudad Barrios y debido al avanzado tiempo que había pasado con los dolores del parto y supuestos problemas que podrían producirse, los encargados del Centro optaron por pedirle ayuda al Cnel. Monterrosa quien se encontraba en Ciudad barrios atendiendo operaciones militares.

El Cnel. Motnerrosa ordenó de inmediato traslado de la paciente y se comprometió a llevarla personalmente, pero cuando el helicóptero iba en pleno vuelo, se produjo el parto y le toco atender a la paciente quien dio a luz a una niña.

Momentos después, el helicóptero aterrizaba en el hospital, en donde fue internada Ana del Carmen con la seguridad de que su salud como la de su hija, “están en perfectas condiciones”. (Ramirez)

¡MONTERROSA VIVE!

Por Guido Miguel Castro

Este 23 de octubre conmemoramos el 26º aniversario de la heroica muerte del Teniente Coronel de Artillería DEM Domingo Monterrosa Barrios, en el marco del Operativo Torola IV, junto al coronel Calito y el Mayor Azmita, siendo Comandante de la Tercera Brigada de Infantería y Jefe de la Tercera Zona Militar, con el antecedente de haber sido el primer Comandante y fundador del Batallón Atlacatl y del Batallón de Paracaidistas.

Nacido de humilde familia en Berlín, cursó estudios de secundaria en el Instituto Nacional Francisco Menéndez y en el Liceo Salvadoreño. Entre la vocación sacerdotal y la carrera militar escogió la segunda, graduándose con honores en 1963, obteniendo la primera antigüedad y ganando el premio “Bernardo Hogigins” que concedía la misión chilena al mejor cadete de cada promoción.

Comandó la Quinta Compañía de Expedicionarios de la Guardia nacional en la Guerra de la Dignidad Nacional contra Honduras, caracterizándose por su honradez y rectitud en el cumplimiento del deber, evitando siempre abusar de su posición de ejército vencedor.

Siempre se caracterizó por una condición física superior al promedio y con una osadía que le permitió ser el mejor Comandante de Campo durante la Guerra contrainsurgente. Mientras fue Comandante del Batallón de Paracaidistas trotaba junto a su perro “Huragan” un Pastor Alemán albino, y todo el Batallón desde su sede en Ilopango hasta el Hotel El Salvador en la Colonia Escalón.

Nunca mantuvo distancia con la tropa, más bien se hacía uno más de ello, eso imprimía respeto, valentía y espíritu de equipo. Era de los Comandantes que marchaban al frente de batalla en primera línea, no

era de los que dirigían las batallas desde el cuartel o desde una posición dominante y segura.

Sus manos siempre estuvieron llenas de sangre, sí, de sangre de heroicos soldados que morían en sus brazos, como en los de un verdadero padre.

Al relacionarse con la población civil imprimía confianza en momentos de desesperanza, llevaba alivio a las zonas desbastadas por la guerra, cuando pedía comida para su cuerpo de oficiales y para la tropa siempre la pagaba, mucha gente no quería aceptarlo, pero él insistía. Sin embargo, era de los pocos jefes y oficiales que entregaba los remanentes de dinero de los operativos, a la gran mayoría nunca les alcanzaba lo que les daban.

Cuando su tropa cruzaba el Torola sostenidos de un cable, él lo hacía varias veces, ya que cargaba sobre sus hombros a los soldados de más baja estatura para que la fuerte corriente nos los arrastrara con las 60 libras de equipo que cargaban.

Bromeaba siempre con la muerte, siempre le jugaba la vuelta, era necesario un plan traidor para poder eliminarlo.

Para muchos era una molestia ya que llevaba la guerra demasiado rápido hacia una salida militar. Esto no era bueno ni para los comerciantes de la muerte ni para los políticos de la guerra popular prolongada o los conflictos de baja intensidad, era un estorbo para todos ellos.

Joaquín Villalobos, su más acérrimo enemigo, siempre se ha adjudicado la autoría material e intelectual del asesinato y actualmente sus descendientes exhiben como un trofeo de guerra los restos del helicóptero en el que murió en el llamado “Museo de la Revolución” sin que nadie lo reclame, pero la verdad es que ese cuentecito de la

“Radio Venceremos” solo lo puede creer un ingenuo que crea que Domingo Monterrosa era uno de ellos.

La autopsia del cuerpo del Héroe de Joateca revela una explosión en la parte superior de la nave aérea en la que se transportaba…la historia juzgará en su momento. ¡Monterrosa Vive!