MONTERROSA FUE UN OFICIAL FUERA DE SERIE

En la vida militar, a medida que se asciende en grado, la vida se va haciendo más cómoda, y por supuesto, las libras extras empiezan a aparecer y las consecuentes enfermedades derivadas, como la hipertensión y la diabetes.
Al mismo tiempo, a los subalternos se les ven con desdén y hasta con desprecio y se les someten a los mismos castigos y abusos a los que el oficial se vio expuesto cuando recluta o cadete. Es una especie de tradición en el Ejército. En la alimentación es igual. La comida de los oficiales siempre es de superior calidad que la de la tropa, y a veces, el oficial encargado del “rancho”, compra la comida de peor calidad para que “alcance” el presupuesto destinado a ese rubro tan importante en una unidad militar.
Igual en el manejo de fondos en la guerra, a la mayoría de oficiales nunca les alcanzaba el dinero que manejaban, a Monterrosa no solo le sobraba, sino que siempre pagaba lo justo en todo lo que compraba, hasta en las tortillas que encargaba para la tropa en operación.
Domingo Monterrosa era lo contrario a todo esto.
Desde que era cadete, se exigía más de lo normal para su grado, y sin tener una contextura física superior al promedio, su fuerza, agilidad y destreza física era superior a la de todos sus compañeros. subía la cuerda en escuadra como si fuera una máquina, corría a mayor velocidad que cualquiera en distancias cortas y tenía una resistencia en el trote de distancias largas superior a cualquiera de los mejores corredores del Ejército. Siempre fue famoso su trote de la Fuerza Aérea con los paracaidistas hasta el antiguo Hotel Sheraton en la Colonia Escalón. Pocos regresaban corriendo con él a la Base.
Nunca vió de menos a sus soldados ni a los civiles. A sus subalternos los trataba como hijos y su salud y alimentación eran vitales para él. No solo supervisaba las compras del rancho, sino que además, consiguió con el Ejército Norteamericano buenas raciones de comida para la tropa en la base y en operación. Igualmente se preocupaba de cualquier dolencia de los elementos de tropa y oficiales y practicaba la medicina preventiva entre su personal.
Los castigos los transformaba en refuerzo de la formación física, nunga golpeó a sus soldados ni los insultaba, nunca los abandonó en combate y más de una vez se sacrificó por un soldado herido que necesitaba ser transportado con urgencia.
Igualmente lo hacía con la población civil, un día una señora dió a luz en su helicóptero, fue evacuada de Ciudad Barrios.
Comía junto a la tropa, más de una vez una tortilla con frijoles fue compartida entre él y dos soldados más. Le sabían a gloria.
Su oficina en el Batallón y en la Tercera Brigada siempre fue sencilla, con lo escencial para un hombre que tenía su área de trabajo fundamentalmente en el teatro de operaciones.
Tuvo un perro, Huragan, un pastor blanco, que comía lo mismo que él, que trotaba con él, que saltaba en paracaídas con él, y que murió como él en el aire.
Tenía unos pocos uniformes, que ahora podemos contemplar en el Museo de Historia Militar, nunca utilizó armamento sofisticado y vestía como cualquiera de sus soldados, combatía junto a ellos, se arrastraba con ellos, se desvelaba con ellos, reía con ellos, bailaba con ellos, gritaba junto a ellos, lloraba con ellos, vivía como uno de ellos y murió como ellos en el cumplimiento del deber.
Definitivamente, Domingo Monterrosa Barrios antes que oficial fue soldado de la Patria y permaneció así hasta el momento de su muerte heroíca y así lo consideraremos hasta que un día todos los BIRIA y los hermanos de la seda nos reagrupemos en el cielo.
Esa humildad lo hizo grande, su felicidad en la tierra fue lo sencillo de la vida y el cumplimiento del deber. Nunca se complicó la vida con ambición desmedida, vivía con lo que ganaba y menos, no estaba atado a las cosas materiales, porque en realidad siempre fue un guerrero del cielo, un titán del aire, un aerotransportado en todo el sentido de la palabra, un soldado de fuerzas especiales que aprende a vivir con lo escencial, con poco peso en la mochila para moverse con libertad y agilidad, porque la misión se cumple a cabalidad y con rapidez.
¡¡¡Gracias mi Charly por haber sido como uno de nosotros!!!!!!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

NO SE PUEDE NEGOCIAR CON TERRORISTAS

Negociar con terroristas a costa de los más altos intereses e ideales de la Patria es traicionarla de la manera más vulgar.
Es la forma más cómoda de ejercer el poder y una burla a la sangre derramada por los héroes que han ofrendado su vida en el cumplimiento del deber.
Pretender llevarse los “laureles de la paz” pasando por encima del marco constitucional y de las leyes de la República es burlarse de todo el pueblo que día a día trabaja por llevar el sustento a sus familias y por respetar el estado de derecho.
No se puede premiar a los delincuentes, mucho menos a terroristas que juegan con la sangre y el dolor del pueblo. ¿Donde queda el dolor de las víctimas? ¿Acaso es necesario ser terrorista para obtener favores del Estado como pasó en 1992?
En esa ocasión, miles de héroes anónimos, miembros de alta de los cuerpos de seguridad y de los Batallones de Reacción Inmediata, fueron despedidos sin mayor beneficio y a los terroristas que sembraron el dolor se les premiaron con puestos, tierras y privilegios de los que todavía siguen gozando.
Hombres como Domingo Monterrosa dieron hasta la última gota de su sangre para derrotar a los delincuentes terroristas, y al final quieren hacerlos pasar como los malos del conflicto.
Ahora está pasando el País por algo similar: el gobierno de Funes, el que ha pretendido ofender la memoria de nuestros héroes, ha negociado con los terroristas de la MS de la Mara 18, lo hicieron a través del actual Viceministro de Seguridad, anteriormente Director de Centros Penales. El gobierno de Funes ofreció privilegios para 30 líderes de maras, entre ellos los asesinos del 13, el Viejo Lin y el Sirra, a cambio de bajar los homicidios para que pareciera que era producto de las políticas de seguridad de Munguía Payés y que los mareros y sus familias votaran por el FMLN!!!!!!!!
DE ESA MANERA FUNES LE PREPARABA EL CAMINO A LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL A MUNGUÍA PAYÉS, QUIEN NHA DESONRADO EL UNIFORME DE LA GLORIOSA FUERZA ARMADA.
Como camuflaje de esta espúrea negociación, involucran a Mons. Colindrés a quien ha dejado solo la Conferencia Episcopal, para hacerlo parecer como un “acuerdo entre maras”.
No solo negocian con terroristas facilitandole su labor de extorción contra el pueblo honrado, sino que le tocan la cara al Órgano Judicial y pretenden verle la cara al Pueblo. Nada hay escondido entre el cielo y la tierra.
Por eso es vital rescatar los valores que nuestros héroes nos legaron y por el honor de su memoria y de la sangre que derramaron tenemos que levantar con valentía nuestra voz como un día levantamos nuestros fusiles contra los delincuentes terroristas.
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

FORMANDO PATRIOTAS DESDE EL EJÉRCITO

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

Domingo Monterrosa comprendió que el Ejército no era simplemente una fábrica de máquinas de guerra, sino una escuela de patriotismo.
La mayoría de jóvenes que ingresaban al ejército en la guerra y en la actualidad, son jóvenes de extracción muy humilde, pero no por ello incapaces de grandes actos heroicos como diariamente lo demostraban en el fiel cumplimiento del deber.
En ese sentido se preocupó en la formación de sus cuerpos y sus espíritus. Supo combinar la educación espartana, sin llegar al maltrato o la humillación, y la educación ateniense, inculcándole el amor por la patria, la teoría militar y conocimientos básicos para poder desempeñarse en la vida civil una vez terminaran su servicio militar o la guerra misma.
Monterrosa se exigió y se continuó exigiendo a sí mismo durante toda su vida, para adquirir una capacidad física superior a la de sus compañeros de armas, y sabiéndose negarse a sí mismo podía con propiedad exigirle que lo hiciera a sus soldados. Sabía ignorar el dolor, el cansancio, el hambre, porque existía un ideal superior: el cumplimiento del deber por la patria.
Pero sus soldados no eran simples soldados de infantería, eran soldados de fuerzas especiales, caracterizados por una capacidad superior de combate y un coraje por el cumplimiento de la misión encargada por sus superiores con el único límite de la entrega de la propia vida, la cual se entregaba con gusto, porque se sabían seres escogidos y predestinados para el honor de los héroes.
Muchos patriotas los identificamos por las estatuas que la sociedad les erige en algún momento de la historia, pero los patriotas formados por Monterrosa quizás han quedado en el anonimato y ojalá algún día se les honre siquiera en un monumento nacional al Soldado Desconocido, quizás como el levantado en los Estados Unidos en memoria de los soldados caídos en Vietnam, en su momento muy incomprendidos, pero que igual entregaron su vida por la bandera de las barras y las estrellas.
El comando Atlacatl llevaba la Patria en su corazón y en su mente, al portar y usar su fusil lo hacía no con odio, sino con el deseo de usarlo contra los enemigos de su amada Patria, según las órdenes de sus superiores.
En el fragor del combate no conocía el miedo, las balas pasaban sobre ellos sin tocarlos, porque conocían el arte de la guerra de guerrillas, tan antigua como la misma guerra. Poseían una capacidad de fuego inigualable, desde las alturas, los desembarcos aerotransportados eran especialmente temidos por la guerrilla. El único abastecimiento que necesitaban era de munición, porque el hambre no era obstáculo para cumplir la misión, y si se acababa la munición, también su capacidad era inigualable en el combate cuerpo a cuerpo y en las trampas elaboradas con materiales de la naturaleza.
De esos patriotas necesitamos ahora, que entreguen la vida no por dinero, ni por banquetes, ni por honores, solo por amor a la Nación que los vio nacer.
Desgraciadamente en la actualidad, el mercantilismo ha opacado el patriotismo, la guerra y la manipulación del sistema educativo ha eliminado el civismo y el amor por lo nuestro, sustituyéndolo por anti valores foráneos.
Ojalá el recuerdo de la memoria de nuestro Héroe despierte nuevamente el patriotismo entre las nuevas generaciones, especialmente de los nuevos oficiales y elementos de tropa que año con año mantienen viva la Institución Armada, base fundamental de la República.
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

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¿Qué dicen quienes conocieron al Tte. Cnel. Monterrosa?

El testimonio de quienes los conocieron

Igualmente a Monterrosa jure defender la patria en 1967 y nos preparamos juntos con Azmitia en Artilleria para entrar en combate con el vecino pais Hon. Calitto fue mi excelente maestro instructor mis Heroes lOs recuerdo con cariño.
Conocí al Coronel en el campo de batalla. En muchas ocasiones fuimos la cuarta compañía del batallón al principio eran 3 nada más. Siempre el pedía los Paracaidistas como cuarta compañía y era asombroso el carisma que inspiraba a la tropa. Estuve en el Mozote luego y ese lugar era una base militar guerrillera.
Yo pienso que un hombre como Domingo MONTERROSA nunca será olvidado por los buenos salvadoreños. Es una Pena que se nos adelanto.
Te conocí cuando eras Teniente. Y no  te volví a ver, quisiera mirarte y darte un ABRAZO. Llevamos la misma sangre.

Tte. Cnel. Domingo Monterrosa Barrios - El Salvador, Centro America