COMANDO ATLACATL

COMANDO ATLACATL

Por Sgto. Guido Miguel Castro

LARGAS NOCHES, INTERMINABLES DÍAS

PELOTÓN DE MANIOBRA, TROTE, HAMBRE, SED,

CANSANCIO, DESVELO, DESTREZA, CARÁCTER,

VALENTÍA, ARROJO, FUERZA, REACCIÓN, HONOR

HONOR ES SU DIVISA

POR LA PATRIA Y CON DIOS SU LEMA

LA FLECHA Y EL RAYO EN SU ESCUDO

LA MUERTE ES SOLO SU AMIGA

CAMINA SIGILOSO EN LOS MONTES

ACECHA OCULTO EN LOS RÍOS

SUPERA EL CANSANCIO Y EL SUEÑO

IGNORA EL DOLOR Y LA SANGRE

ES EL PRMERO EN EL COMBATE

EL ÚLTIMO EN EL DESCANSO

ALERTA COMO EL JAGUAR

SIGILOSO COMO LA SERPIENTE

RÁPIDO COMO EL VENADO

SE OCULTA PORQUE ES HIJO DE LA TIERRA

CERTERO COMO HALCÓN EN EL DISPARO

SENCILLO CUAL TOROGOZ EN EL PREMIO

EFICAZ COMO TAMAGAZ EN EL AGUA

ROBUSTO COMO CEIBA CENTENARIA

DIOS ES SU PADRE ETERNO

EL RAYO SU FUERZA NATURAL

HIJOS DE MONTERROSA BARRIOS,

ARCE, MORAZÁN, BRACAMONTE

Y EL BRAVO ATLACATL

ES EL COMANDO

EL BRAVO COMANDO ATALCATL

SÍNTESIS DE VALOR E HIDALGUÍA,

CORAJE, ENTREGA Y SACRIFICIO

MEZCLA DE SANGRE, FUEGO Y FORTALEZA

SU CUERPO ES DE PEDERNAL,

A CADA GOLPE SURGE EL FUEGO DEL CORAJE,

SUS PIES CUAL ALAS DE ÁGUILA,

SUS MANOS SAETAS DE LA MUERTE

SU MENTE ES FRÍA COMO EL ÁSPID

SUS OJOS ATENTOS COMO FELINO AL ACECHO,

SU CORAZÓN UNA MÁQUINA DE GUERRA,

SU SANGRE EL NECTAR DE LOS DIOSES,

SU ROSTRO DE DIOS DE LA GUERRA

LOS MEJORES HIJOS DEL PUEBLO,

LOS AMANTES MÁS FIELES,

LOS PADRES MÁS TIERNOS,

LOS ESPOSOS MÁS LEALES,

LOS MEJORES HIJOS DE DIOS

INTENTARÁN MANCILLAR SU HONOR,

HACERLO SUCUMBIR CON HABLADURÍAS,

HUMILLAR CON INSULTOS

PERO SU CARÁCTER ES INAMOVIBLE

SU VOLUNTAD FERREA Y SU LEALTAD DE HIERRO

OBEDIENTE A LA VOZ DE MANDO

ARROJADO A LA HORA DEL COMBATE

GENEROSO CON EL HERMANO QUE SUFRE

IMPLACABLE CONTRA EL AGRESOR

FIEL A LA MISIÓN ENCOMENDADA

AL SER HERDO OLVIDA EL DOLOR

SOLO LO DETIENE LA HERMANA MUERTE

QUE ENTRE SUS BRAZOS LO CONDUCE

AL REGAZO DE DIOS QUE LO ESPERA

PARA OTORGARLE EL PREMIO MERECIDO

SE MUEVE SIGILOSO

CUAL VÍBORA AL ACECHO

Y AL MOMENTO DEL ATAQUE

ES IMPLACABLE Y RÁPIDO

COMO RAYO EN TORMENTA NOCTURNA

EL PELIGRO ES SU MEDIO

LA VICTORIA EL ALIMENTO DEL ALMA

LA PALABRA DE DIOS ES SU GUÍA

EN EL CONCIERTO DE LA MISIÓN

Y DEL COMBATE

EL ENEMIGO TIEMBLA EN SU PRESENCIA

CORRE, HUYE, SE ESCONDE,

ANTE EL AVANCE ORDENADO,

COORDINADO Y EFECTIVO

DE LOS EJÉRCITOS CELESTIALES EN TIERRA

EL FRIO Y EL HAMBRE

VIEJOS CAMARADAS DE VIGILIAS,

FORTALECEN EL ESPÍRITU, TEMPLAN EL CUERPO,

DOMINAN LAS PASIONES

ENCIENDEN EL VALOR Y EL CORAJE

AIRE, TIERRA, AGUA Y FUEGO

ETERNOS LECHOS DEL COMANDO,

DIOS LE DA DE COMER EN TODO LO CREADO,

LE INFUNDE VALOR CON SU ESPÍRITU,

LO INFLAMA DE LA VIRTUD DEL UNGIDO

BUSCARÁN MIL FORMAS DE ACABARLO,

PERO LA SUERTE ESTÁ HECHADA,

LA SEMILLA HA GERMINADO.

POR UN COMANDO ATLACATL QUE MUERA

HABRÁN CIEN QUE SE ENTRENARÁN

NUESTRO PADRE DOMINGO MONTERROSA,

CAMINÓ, LUCHÓ, SUFRIÓ Y MURIÓ

CON Y POR EL COMANDO ATLACATL.

SU INSPIRACIÓN LLENARÁ SIEMPRE

EL VACÍO QUE DEJÓ AL REAGRUPARSE EN EL CIELO

QUISO EL BUEN DIOS QUE MURIERA

CERCA DEL CIELO Y CON SU HERALDO,

QUIEN LO CONDUJO SIN ATRASO,

A LA PRESENCIA DEL DIOS INFINITO,

A LA CASA DEL PADRE ETERNO

ENTRA HIJO MÍO A GOZAR

DE LAS DELICIAS ETERNAS DEL CIELO,

YA LUCHASTE LA BUENA BATALLA

SIERVO BUENO Y FIEL,

YA SUFRISTE, AHORA GOZA ETERNAMENTE”

¿POR QUÉ BATALLÓN “ATLACATL”

Cuando las hordas terroristas arrecieron su accionar contra las unidades reguares del Ejército y de los cuerpos de seguridad se volvió necesario, por recomendación de los asesores norteamericanos y de los jefes militares de la época, la creación de una unidad militar capaz de realizar acciones de reacción rápida de forma contundente, que respondiera a la guerra de guerrillas practicada por los delta tangos.
Las unidades de los boina verdes norteamericanos fueron un primer modelo a ser estructurado: un Batallón de Infantería con una unidad de reconocimiento, una de armas de apoyo, una de mando y servicio y cuatro compañías de fusileros; un entrenamiento arduo que se tuteara con la muerte, una capacidad de supervivencia que formara hombres capaces de superar cualquier dificultad y con la capacidad de acción semi-independiente que le diera a esta unidad élite la solvencia necesaria para cumplir con su misión.
Sus símbolos: la figura del mítico Indio Atlacatl empuñando un fusil M-16 y el escudo formado por una letra “A” camuflageada y atravesada por un rayo y una flecha, reflejando el comienzo de una nueva era militar, la sigilosidad, la rapidez y la contundencia de este tipo de unidades de lucha irregular.
¿Por qué usar el nombre de Atlacatl?
Desde que se inició la discusión en 1980 sobre la creación de esta unidad se empezó a buscar un nombre que tuviera igual impacto que sus acciones, se decidió por el legendario prícipe pipil que resistió la conquista de Pedro de Alvarado en el territorio de Cuscatlán, que abarcaba desde el Río de Ateos hasta el Lempa. al igual que Atonal en la Batalla de Acaxual cuando hirió la pierna de Alvarado, dejándolo cojo para toda su vida, Atlacatl resistió a las armas de fuego de los españoles con su astucia, conocimiento del terreno y armas artesanles, pero sobre todo con el valor, coraje y arrojo que posibilita que cualquier soldado en condiciones desiguales de combate salga adelante: eso era precisamente lo que se pretendía con esta unidad especial, y nada mejor que la figura del príncipe pipil para designarlo. No lo he comprobado fehacientemente pero al parecer quien propuso este nombre fue mi Charly Monterrosa quien desde el principio fue el principal candidato a comandar esta unidad.
Ahora faltaba un comandante que encarnara las características de Atlacatl, se necesitaba un Príncipe de las Armas: solo podía ser el Teniente Coronel de Artillería DEM José Domingo Monterrosa Barrios, un militar que había destacado desde sus años en la Escuela Militar, fundador del Batallón de Paracidistas, disciplinado, obediente, en fin, con todas las características del mejor comandante de campo que haya conocido y conocerá la hostoria militar salvadoreña.
Pero al mismo tiempo que escogían al guerrero también estaban escogiendo al príncipe pipil: ningún comandante hasta entonces había sido como un padre de sangre con sus soldados, no solo era el primero en la linea de combate, sino también el primero en preocuparse por el bienestra y provisionamiento de sus unidades: más que los mismos ejecutivos de la unidad, alimentación, uniformes, arams, munición, base, transporte, todo. A ser un padre para su unidad, la unidad sería como una familia: él daba la vida pos sus soldados y los soldados daban la vida por él, todos daban la vida por el país pero con el honor, la hidalguía y el arrojo de un verdadero comando Atlacatl.
Por eso la mejor unidad militar de toda la historia salvadoreña lleva el nombre del Príncipe Atlacatl y nadie como José Domingo Monterrosa “Carlos”, podía encarnar mejor a este mpersonaje que representa el coraje de nuestra raza que se resistirá siempre a los intentos de sometimiento que hoy representa el comunismo internacional en sus nuevas fascetas “socialistas”.
¡Loor a los hombres que ofrendaron su vida y regaron con su sangre el suelo Patrio para impedir que el trapo rojo del comunismo sustituyera el pabellóna nacional que todos los hombres de armas juramos defender aún a costa de nuestra propia vida!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Arturo Castro

SI DOMINGO MONTERROSA VIVIERA

Si el Charly Monterrosa no hubiera sido asesinado hubiera sido testigo de la paz que tanto deseaba, porque su lucha no era por odio, era en cumplimiento de su juramento a la bandera y del papel glorioso que la Constitución le confería en ese momento a la Fuerza Armada.
Quizás la guerra hubiera terminado antes, quizás no. Creo que nunca hubiera sido Ministro de la Defensa porque nunca fue político, fue solo un militar de corazón y de carrera.
Lo cierto es que los golpes a los delincuentes terroristas hubieran sido contundentes, certeros, continuos y permanentes. Los delta tangos temblaban cuando sabían que las tropas bajo su mando entraban en operación, ellos conocían su fuerza de reacción y la decisión en el combate. Iba a lo que iba: cumplir con su deber, sin dilación, sin vacilación, aun a costa de su propia vida.
Quizás nunca se hubiera retirado de la vida militar activa, porque esa era su vida, retirarse era morir con ignominia.
Quizás hubiera seguido enseñando, transmitiendo el coraje y la hidalguía a las nuevas generaciones de guerreros. No hubiera permitido el deshonor con el que los políticos trataron a nuestra Institución Armada, que a pesar de haber ofrendado con la sangre de miles de sus hijos, fue tratada como la mala de la mpelícula, en cambio, los asesinos que trataron de mancillar la soberanía nacional, ahora son tratados como los héroes de la película.
Solo los que vivimos el fragor de la batalla, que sentíamos la onda expansiva de los papayasos, que sentíamos zumbar las balas sobre nuestras cabezas, que vimos morir a nuestros soldados con el dolor de la impotencia de poder salvarlos, solo nosotros junto a nuestro Charly Monterrosa, sabemos quienes son los verdaderos enemigos de la Patria, y ya que no les permitirmos manipular la dignidad nacional y ensuciar el pabellón nacional con el trapo sucio de la bandera roja del comunismo internacional, ahora se presentan como lobos con piel de ovejas tratando de engañar a un pueblo cansado de tanta mentira de los políticos de turno.
Pero de una cosa deben estar seguros, los que un día empuñamos las armas para defender la soberanía nacional lo volveremos hacer a pesar de nuestras limitaciones de edad y de fuerza física, pero con una valentía y un arrojo que no han disminuido ni un ápice.
Si el coronel Domingo Monterrosa no hubiera muerto asesinado ahora tendríamos una voz autorizada, legítima y llena de honor que se levantaría en favor de todos los verdaderos salvadoreños.
Sin embargo mi coronel murió, murió como héroe pero sigue viviendo en el corazón de todos los que todavía tenemos vida y la tenemos en abundancia.
¡El Ejército vivirá mientras viva la República!
¡Monterrosa vivirá mientras viva el Ejército!
Por la Patria y con Dios

sgto. Guido Miguel Castro

TENIENTE CORONEL JOSÉ DOMINGO MONTERROSA BARRIOS: ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Cuando no estabamos operando, a las seis de la tarde formabamos para el arreo de la bandera y para escuchar el listado de los hombres que habían ofrendado su vida en aras de los más altos intereses de la Patria, de los que habían cumplido con su juramento a costa de su propia vida. Ante la mención de cada nombre gritábamos al unísono ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Yo no estaba en el Glorioso Ejército Nacional aquella tarde dolorosa del 23 de octubre de 1984, pero lloré al escuchar a las cinco de la tarde el parte de guerra de Coprefa, pero me imagino que nunca como esa tarde se escuchó entre los hombres de armas ¡¡¡¡¡MURIÓ POR LA PATRIA!!!!!!!!

Morir por la Patria para los apátridas no significa nada, les parece hasta ridículo, pero para los que amamos a nuestro País, para los que amamos su historia, a su gente, para los que hemos ofrecido nuestro sudor y dolor junto a muchos compañeros que tuvieron la gloria de ofrendar su vida en el altar de la Patria, “Morir por la Patria” es la mayor prueba, el mejor símbolo de entrega de patriotismo.

El Gran Comandante nos dijo un día: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”. Esta verdad del Evangelio se hizo realidad en el Charly Monterrosa: él amaba a su pueblo, a su gente, entre más sencilla mejor, y ellos le amaban también. Amaba a sus soldados, eran sus hijos adoptivos, y los amaba tanto como a sus hijos de sangre, se preocupaba por ellos, por su alimentación, por la calidad de sus armas y municiones, sus uniformes y su transporte, vivía pensando en sus soldados, nunca se valió de su cargo para beneficio personal, no dejó fortuna conocida, murió como los grandes, pobre, llegó a la presencia de Dios con la carga de sus buenas obras, de sus virtudes, le dio parte al Señor de la Misión Cumplida y pasó a recibir el premio reservado a los siervos buenos y fieles.
Morir por la Patria representó el cierre de una vida que se inició con su juramento de fidelidad a la bandera siendo un nobel Caballero Cadete, renovó día a día ese juramento, probó permanentemente que estaba dispuesto a cumplirlo sin temor, con el valor de los héroes, lo dió todo y desgraciadamente no todos reconocen esa entrega, ese sacrificio, esa hidalguía, ese coraje, ese arrojo sin par en la historia del Ejército Nacional.

En el trote cantabamos aquella canción que decía: “Es mi orgullo ponerme el uniforme/que distingue al soldado nacional/ y en moriri por mi patria estoy conforme/ ser herido aunque vaya al hospital/ el fusil es mi amigo inseparable/ yo con él me presento a la instrucción…, portar el uniforme era un orgullo para el Charly, un honor, un compromiso de entrega total por los más altos intereses de la Patria. Portó con orgullo el uniforme caki del Batallón de Paracidistas a quienes nos dejó el simpático trote de la Fuerza Aérea hasta el redondel Masferrer, portó el verde olivo, el camuflaje francés, el camuflaje gringo, lo sudó, lo ensució, lo honró como nadie lo ha hecho en la hostoria de los heroes salvadoreños. Como nadie lució el parche del Atlacatl, parecía que era la misma personificación del héroe legendario que había cambiado el arco vengador por el M-16. Kepis, sombrero, gorra y boina ocre sustituyeron el penacho de plumas que cubrieron la cabeza visible del Ejército Salvadoreña. Lider indiscutible, voz de mando, azimut efectivo, coordenada de la victoria, tiro certero, coraje, todas estas caracteristicas de nuestro recordado heroe.
ahora descansa merecidamente en el seno de Dios, inspira a las nuevas generaciones de soldados. Un día la Patria reconcoerá públicamente su entrega y heroismo y levantará un monumento imperecedero a la memoria del titán del camuflaje. ¡Barrios!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

MONTERROSA: IDEAL DEL SOLDADO SALVADOREÑO

El Teniente Coronel Domingo Monterrosa Barrios representa el ideal a seguir por cualquier hombre que porte el uniforme del soldado salvadoreño.

HONOR: Monterrosa actuó siempre por honor y con honor, cada uno de sus actos reflejaba esa virtud tan rara hoy en día. Todos andan tras el benficio personal, él nunca lo hizo, el cumplimiento del deber era siempre el camino a seguir, aun a costa de su propia vida, y cumplió con sangre ese juramento que un día hiciera en la Escuela Militar. Nadie puede señalarle un abuso, ni un acto de corrupción, lo único que manchó su expediente fue su propia sangre. Nunca se metió en política, vivía su juramento a la bandera con la hidalgupia de los heroes míticos, nació, vivió y murió como un verdadero soldado, con honor, sin doblez, sin mancha.

HIDALGUÍA: Siempre actuó con la dignidad de los príncipes, era un soldado de sangre azul, que sin embargo nunca escogio la comodidas del mando a distancia, por el contrario estaba en la primera linea de fuego, pecho a tierra con su tropa, sudaba, sentía sed y hambre, frío y calor, cansancio y gozo, todo junto a sus guerreros. Marchaba siempre con la frente en alto, como quien no tiene nada de qué avergonzarse. Murió pobre, como mueren los heroes.AMOR A LA PATRIA: La Patria no era un concepto vacío, para él encerraba la grandeza de la historia nacional, el sudor y la sangre de millones de hombres que han construido paso a paso El Salvador. Defender a la patria no era un simple slogan, era una verdad que vivía minuto a minuto, no escatimaba esfuerzo, las pocas fotos en campaña que se conservan reflejan la imagen de un hombre dedicado de lleno a su labor como comandante de campo, barbado, cansado, sucio, pero con el espíritu siempre alerta, no conoció el miedo porque sus intereses eran más elevados, no había tiempo para el temor, solo para el arrojo y la valentía. La Patria era la doncella por la que luchaba este caballero andante, de triste figura pero de un corazón inmenso.

ENTREGA: Todas sus acciones reflejaban una entrega total a su vocación de soldado salvadoreño, la planificación de los operativos, la preocupación por el bienestar de la tropá, el trabajo en equipo, el ánimo que imprimia y que movía hasta el más temeroso. Diariamente se codeaba con la muerte, no le temía, se saludaba con ella, sabía que en el momento que se encontraran definitivamente solo sería una dama de compañia que lo conduciría hasta el Comandante en Jefe. Como buen miembro de la hermandad de la seda, no murió, solo se reagrupó en el cielo.

ARROJO Y CORAJE: el primero en el combate, el primero en el salto, el primero en su promoción, siempre el primero, no para recibir honores, sino para imprimir coraje en sus compañeros y subalternos, junto a él no costaba ser valiente, era un honor, era un reto, emularlo era un orgullo.
Para él la guerra no fue un negocio, fue una misión que cumplir, no combatía por odio, lo hacía por la patria, por eso era temido, no era soldado por un sueldo, lo hubiera hecho igual sin recibir paga, era soldado por la patria, y él le agregó, y con Dios.

CREYENTE: Era un hombre temeroso de Dios y consciente de sus limitaciones como humano, por eso Dios siempre estuvo con él, lo amaba como a uno de sus hijos predilectos, y un día no resistió más y se lo llevó. Ahora es la estrella más brillante del firmamento, la que nos guía en la caminata nocturna, la que da esperanza en medio del combate, la que nos marca el camino de la vida.

Monterrosa vivirá en cada hombre de uniforme que lo porte con dignidad y honor, y también en cada hombre que habiéndolo portado seamos capaces de seguir viviendo con el mismo honor. Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Castro