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EL ODIO DE TOJEIRA CONTRA EL BATALLÓN ATLACATL Y EL CORONEL DOMINGO MONTERROSA

Domingo Monterrosa y el pueblo Salvadoreno

El blog de Domingo Monterrosa no es responsable de la opinión de sus colaboradores y los comentarios de sus visitantes.

La máxima expresión de este odio se produjo en el binomio de un artículo que publicó Tojeira en el CoLatino sobre los sucesos del Mozote y la intervención de su ex alumno, Mauricio Funes, el 16 de enero de 2012 cuando despotricó contra los héroes de la Fuerza Armada.
Tojeira culpa de la muerte de sus compañeros al Batallón Atlacatl, como si por orden de los comandantes del Batallón o decisión propia de los comandos que participaron en la operación se realizó la misma.
La patrulla del Atlacatl participó tanto en el cateo del 13 de noviembre como en la operación de la noche del 15 para amanecer el 16 de ese mes por órdenes superiores, siendo dirigidos por un oficial de la Escuela Militar.
Analicemos primeramente el marco en el que se desarrollaron los hechos. El FMLN se encontraba en supuestas negociaciones de paz con el Gobierno de turno. Traidoramente iniciaron una ofensiva en la noche del 11 de noviembre, la que dieron en llamar “Hasta el Tope”, por la que pretendieron eliminar al gobierno de la República, vencer a la Fuerza Armada y establecer un gobierno de corte comunista como el que pretenden implantar ahora, a pesar que unos días antes había caído el Muro de Berlín y los líderes de la Unión Sovietéica y Estados Unidos habían decidido poner fin a la guerra fría que inició en 1945 después de la Segunda Guerra Mundial.
El FMLN lanzó toda su capacidad militar contra las principales poblaciones del país sembrando el terror entre la población civil. La inteligencia militar había descubierto ciertos movimientos de fuerzas enemigas pero no había dimensionado a ciencia cierta la dimensión del ataque.
En unas horas las acciones militares pasaron del escenario rural al urbano y la Fuerza Armada necesitó un par de días para pasar de la contención a la ofensiva y recuperación paulatina de las posiciones pérdidas.
La unidad del Atlacatl que participó en la operación de los jesuitas pasó al mando de los Jefes que dirigían la seguridad del complejo militar compuesto por la Escuela Militar, el Estado Mayor y la Colonia General Arce, no dependía del Estado Mayor del Batallón, por lo que cualquier operación fue responsabilidad directa del Comandante del complejo, el Coronel Benavides, Director de la Escuela Militar, y él a su vez dependía del Estado Mayor.
No es nuestra intención dirimir responsabilidades, sino señalar la injusticia de las acusaciones de dicho sacerdote y de Mauricio Funes contra la mejor unidad militar jamás conocida, que lo único que hizo fue cumplir con su deber, obedecer a sus superiores y ser el terror de los delincuentes terroristas.
No hay que olvidar que los jesuitas que murieron en la operación antes referida, desde los años 70, difundieron doctrinas de odio y violencia que desencadenó en la agresión que la Fuerza Armada logró contener con éxito militar entre 1972 y 1992, al final cosecharon parte del odio que sembraron.
Los jesuitas también manipularon a una supuesta sobreviviente del Mozote a quien anduvieron llevando de foro en foro a nivel mundial hasta que murió, en base a cuyo supuesto “testimonio” no solo ganaron miles de dólares sino que buscaron desprestigiar al Batallón Atlacatl y a la Fuerza Armada.
¿Por qué si Tojeira y los Jesuitas buscaron la verdad no denunciaron el asesinato de muchos alcaldes inocentes en el oriente del País, o el asesinato de familiares inocentes de jefes y oficiales del ejército, o el ajusticiamiento de más de mil combatientes del FMLN en el departamento de San Vicente por orden directa del actual candidato presidencial del FMLN o el asesinato de funcionarios de gobierno como el Dr. Rodríguez Porth o el Fiscal General de la República, o los ideólogos de la derecha como Pecorinni (un ex jesuita) o Edgard Chacón?
La guerra es una locura, una caja de pandora que alguién abre y se atiene a las consecuencias. La Fuerza Armada no inició la guerra, el FMLN fue quien la inició con la muerte de dos guardias nacionales en 1972 en el Hospital Bloom para robarles los G-3.
El Batallón Atlacatl nació como una necesidad ante la agresión terrorista y Domingo Monterrosa fue simplemente el mejor soldado formado en la Escuela Militar y al único que el Alto Mando podía encargarle una misión de tal magnitud que después fue emulada cuando se fundaron los batallones Arce, Atonal, Belloso y Bracamonte y otras unidades de comandos en diversas unidades militares.
El pecado de Monterrosa fue ser el mejor dentro de su profesión, acaso no es la excelencia académica la que enseñan las aulas jesuitas, entonces, ¿por qué les molesta que un hombre de extracción humilde llegue a ser el mejor comandante de campo jamás conocido en la Fuerza Armada?
Creo que más bien son los jesuitas los que deben pedir perdón a este país por haber promovido el odio y la violencia entre los pobres, y cuando ese odio se les revierte entonces se rasgan las vestiduras y declaran “mártires” a sus muertos.
La libertad y la incipiente democracia que vive El Salvador es gracias al sacrificio de miles de soldados, clases, oficiales y jefes militares que ofrendaron su vida en la agresión comunista de 20 años que sufrió nuestro país y al final del cuento la Fuerza Armada fue humillada y los delincuentes terroristas elevados a ministros y diputados de la República, pero un día la historia los juzgará y exaltará a nuestros héroes.
El verdadero pueblo salvadoreño nunca juzgará al glorioso Batallón Atlacatl ni a mi Coronel Domingo Monterrosa, sino más bien les rendirá un eterno homenaje de gratitud por el sacrificio realizado y la misión cumplida, que ante todo ya ha sido premiado por Dios.
Por la Patria y con Dios.

Sgto. Guido Miguel Castro