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Liderazgo Militar: Lecciones del TCnel. Domingo Monterrosa Barrios

domingo_monterrosa_liderzago¿Por qué los soldados que el TCnel. Domingo Monterrosa Barrios tenía bajo su mando, en el Batallón de Infantería de Reacción Inmediata Atlacatl (BIRIA) y la 3ª Brigada de Infantería en San Miguel, lo seguían y lo obedecían? ¿Por qué sus soldados eran capaces de hacer hasta el último sacrificio? La respuesta puede parecer simple, pero es compleja en su composición. De acuerdo a los expertos en el tema de liderazgo, los grandes líderes militares tienen cualidades que los hacen diferentes de los demás. Algunas de estas cualidades, características y virtudes eran visibles en el liderazgo ejercido por el TCnel. Monterrosa. En este artículo se abordan algunas ellas.

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Dar el Ejemplo.

El Tcnel. Domingo Monterrosa predicó al máximo un principio fundamental al momento de comandar unidades militares: Dar el ejemplo. Monterrosa pasaba la mayor parte del tiempo al lado de sus unidades durante operaciones militares que usualmente oscilaban entre 15 y 40 días. En estas él participó en combate directo con el enemigo. Se distinguió por dirigir a sus hombres desde la primera línea, lo cual también le permitía hacerse una idea en tiempo real de la situación de su adversario y del terreno. En la zona de combate, Monterrosa se trasladaba a través de veredas y quebradas con su grupo de mando (10 hombres) visitando las diferentes posiciones de su tropa quienes se sorprendían al ver al comandante a su lado combatiendo. Al hacer esto, Monterrosa asumió numerosos riesgos, pero le demostró a sus soldados que el riesgo era compartido no importando el rango militar. Él era fiel creyente que la presencia del comandante en el campo de batalla tenía una tremenda influencia en el estado emocional de sus soldados.

“El TCnel. Domingo Monterrosa, un hombre que siempre fue al frente con sus soldados…..”
José Napoleón Duarte, Presidente de El Salvador, 1984.

Proveer guía espiritual

El Tcnel. Domingo Monterrosa era una persona espiritual y con una gran vocación de servicio. El también entendía el valor que la fe religiosa tenía en sus tropas. Es así como la religión jugó un rol muy importante dentro y fuera de las zonas de combate. Monterrosa promovía la presencia de guías espirituales para todas aquellas actividades desarrolladas en las instalaciones militares (misas, bautizos, bodas) y en el campo de batalla con misas de campaña para la tropa combatiente. De allí el legendario lema del Batallón Atlacalt: “Por la Patria y con Dios”.

Fomentar la razón de la lucha

Es importante resaltar que al inicio de las operaciones militares, el TCnel. Domingo Monterrosa dedicaba el tiempo necesario para explicar a sus subordinados la causa de la lucha. Su guía siempre fue la misión de la Fuerza Armada, sustraída de la Constitución de la República de El Salvador. Monterrosa también resaltaba en ellos el rechazo a un régimen totalitario comunista que fomentaba el odio de clases sociales, la destrucción de la infraestructura, la parálisis de la economía, la muerte, el pillaje y la delincuencia en el territorio salvadoreño.

Preparar y desarrollar el espíritu combativo de los soldados

El adiestramiento militar, físico, y una organización adecuada para enfrentar al enemigo, eran para Monterrosa los pilares fundamentales que inspiraban confianza y destreza en sus soldados en el campo de batalla. El adiestramiento físico era de mucho rigor. En muchas oportunidades fue él quien lideraba las numerosas columnas de soldados que salían a las calles a trotar. Monterrosa también se preocupó porque sus oficiales y soldados estuvieran bajo una constante capacitación en el uso de las armas y técnicas en la guerra de contra-insurgencia. Vale la pena resaltar que el Batallón Atlacatl fue una de las primeras unidades militares en El Salvador en realizar operaciones helitransportadas, dándole una nueva dimensión al combate.

Cuidar y atender a la tropa

Otro factor, no menos determinante, en el liderazgo del TCnel. Domingo Monterrosa Barrios fue la constante preocupación por sus subalternos. Los soldados que combatieron bajo el mando de Monterrosa se refieren a él como un padre porque fue su guía en todas las ocasiones. Lo que más les impactó fueron las constantes visitas que él hiciera a los heridos en el Hospital Militar, actividades que eran amenizadas por mariachis y cómicos, quienes brindaban un momento de alegría y distracción a los heridos en recuperación. Mes a mes no faltaban las visitas del TCnel. Monterrosa con alimentos, según recuerdan muchos de sus soldados ingresados en el hospital. Monterrosa realmente se preocupaba por la pronta rehabilitación de los heridos que recibían tratamientos médicos en El Salvador y en el exterior. En las zonas de combate también velaba porque al soldado no le faltara agua, alimentos y munición. Él no quería que estos fueran problemas al momento de cumplir con su misión.

 Celebrar los triunfos y fomentar la camaradería

Cuando las unidades militares retornaban a su sede, el TCnel. Monterrosa organizaba fiestas para sus soldados y los mismos eran recibidos como héroes, fomentando así la cohesión entre la tropa. En muchas ocasiones Monterrosa aconsejó a sus guerreros: “Ustedes deben de cuidarse y quererse como hermanos que son, no abandonar a su compañero herido o muerto en el combate. Ser aguerridos contra el enemigo y respetar a nuestros hermanos campesinos”. También premiaba y resaltaba en la Plaza de Armas las acciones heróicas de sus soldados o indios Atlacatl, como ellos se hacían llamar.

No se puede obviar que en el campo de batalla hubo muertos, heridos y en ocasiones fracasos tácticos, pero el liderazgo del TCnel. Domingo Monterrosa Barrios fue único. Fue ese liderazgo – acompañado de la sabia guía de su equipo de trabajo y asesores – el que facilitó realizar continuos ajustes y recomposición de las unidades para enfrentar con éxito a su adversario. El liderazgo de Monterrosa fue también el que elevó la moral combativa de sus subordinados, creando estructuras sólidas de oficiales y tropa muy competentes. Su ingenio fue el que lo llevó a crear tácticas veloces de alto volúmen de fuego que provocaron un tremendo efecto psicológico en el enemigo, a tal grado que en muchas ocasiones este último evadía el combate o huía en forma desorganizada.

Estas lecciones son las que deben perdurar en el tiempo y son dignas de estudios para todos aquellos amantes de la historia y liderazgo militar.