HABLANDO DEL CORONEL MONTERROSA CON LA GENTE

Este día le preguntpe a una viejita del norte de San Miguel si se acordaba del Charly Monterrosa y sin dudarlo un segundo, despupes de veinticinco años, me dijo que sí.
“Siempre que pasaba por el pueblo llegaba a mi casa y me encargaba tortillas y frijolitos para él y la tropa, siempre me las quería pagar y yo nunca se lo acepté, pero siempre se lo dejaba a un vecino que me lo daba cuando me veía en apretasones, en la guerra todos pasabamos necesidad, pero Monterrosa siempre fue cabal, nunca nos exigió nada, siempre pedía las cosas por favor. Colgaba su hamaca una horita en el corredor y se dormía mientras estaban las tortillas, los frijolitos y de vez en cuando la cuajadita, con suerte se llevaba su pedacito de carne si habia destace en el pueblo”
“Era bajito, morenito, indito como ayó”, me dijo la ancianita.
“A un mi sobrino, cuando estaba en el cuartel del San Miguel, como el bicho era más chiquito que él, se lo echaba en el lomo para pasar el Totolo que a veces estaba bravo…”
Esta es la percepción sencilla y humilde de una mujer del pueblo sobre la personalidad del Charly Monterrosa, un hombre sencillo, compun y corriente, honrado, humano, amado por la gente, considerado, justo.
Es tiempo que los que una vez portamos con honor el uniforme y los que se honran actualmente de portarlo, exaltemos su figura y lo mostremos a las presentes, pasadas y futuras generaciones como el heroe que fue, como el ejemplo a seguir, como la figura emblemática que llegó a ser el coronel José Domingo Monterrosa Barrios.
Las montañas de Morazán estan llenas de piedras preciosas, de los diamantes, zafiros y esmeraldas que salieron envueltas en llamas del fusil del Coronel Monterrosa, como quisiera tener entre mis tesoros y recuerdos de guerra una sola de esas balas, muchas de las cuales lograron su objetivo y despacharon al más allá a los traidores de los mpas altos intereses de la Patria.
Sin embargo solo nos queda su figura inmortalizada en la foto en la que se le ve cruzando el Totola, firme, seguro de sí mismo, valiente, todo un titán, un ejemplo a seguir, invitándonos a cruzar las dificultades de la vida y acudir en lad efensa de la Patria sin reparar esfuerzos y aun a costa de nuestra propia vida, tal como reza el juramento con el que nos consagramos como soldados de la patria.
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

MONTERROSA ES EL SÍMBOLO DEL VERDADERO PUEBLO SALVADOREÑO

El Teniente Coronel Domingo Bonterrosa Barrios es la síntesis y el símbolo del verdadero pueblo salvadoreño, ya que resume en su persona y en su espíritu la historia y la gloria de un pueblo, la valentía y el honor, la garra y el coraje del espíritu salvadoreño que nunca se ha acobardado ante las viscicitudes de la vida y de la historia.

En su sangre se unieron la hidalguía indígena y la nobleza española, su carácter era el de los antiguos caballeros medioevales para quienes el honor determinaba su vida, y por otra parte encarnó la valentía del indígena que en total desigualdad de condiciones se enfrentó a las armas de fuego y fue capaz de herir al propio Alvarado dejándolo cojo para toda su vida.
Monterrosa amaba profundamente a su pueblo y se compadecía de él porque venía de allí. Jugó, estudió, lloró y gozó en las empedradas y polvosas calles de Berlín, se educó con los del pueblo, y cuando volvió, lo hizo para liberarlo del yugo comunista que lo mantenía esclavizado en los enclaves guerrilleros, prezas del miedo y bajo la amenaza de muerte.
Nunca dirigió su fusil contra el pueblo, solo contra los enemigos del pueblo, se sacrificó hasta derramar la última gota de sangre, sabía que lo haría y no rehuyó de la muerte, más bien salió a su encuentro porque los seres eternos saben que la muerte solo es el principio de la felicidad.
Monterrosa nunca perdió la humildad que caracteriza al hombre del pueblo, nunca se avergonzó de su origen, nunca se enriqueció ilícitamente, lo sirvió hasta el extremo de dar la vida, la dió como quien entrega lo que no es suyo, porque como buen paracaidista, sabía que el verdadero reagrupamiento es en el cielo, no en la tierra.
Algún día la historia sabrá reconocer las virtudes de “Carlos”, algún día se erigirán monumentos hasta donde libremente podremos recordarlo los que lo admiramos y amamos de verdad, algún día la nación sabrá agradecerle todo el bien que le hizo, porque en los días más aciagos del conflicto, él supo dar la mayor cuota de sacrificio del ejército, dirigió a los mejores soldados porque él era el mejor soldado que ha parido el Glorioso Ejército Nacional.
¡Loor al único heredero legítimo de Arce y Barrios!
¡Gloria al Hijo Meritísimo de la Patria!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

MONTERROSA Y EL PUEBLO

El Teniente Coronel José Domingo Monterrosa Barrios era ante todo un hombre del pueblo. De aspecto humilde, nunca entró en los esquemas de los jefes plagados de medallas, no él ante todo era soldado, se vestía como un soldado, luchaba como el mejor de los soldados, comía junto a los soldados, congeniaba con los soldados, con los hijos del pueblo, sufría con ellos, se desvelaba con ellos y velaba por ellos.
Su gran aspiración era liberar al pueblo más humilde, a los campesinos, del flagelo de los delincuentes terroristas que en base al miedo los obligaban a apoyarlos en las retaguardias estratégicas y a ser usados como carne de cañon y escudos humanos.
Nunca le robó al pobre, nunca exigió, siempre pidió de favor y recompensó los servicios que se le prestaban.
Su vestir era el del hombre humilde, nunca tuvo nada y por eso no cuidaba nada, lo arriesgaba todo, porque desde que pronunció con hidalguía su juramento a la bandera, se dio cuenta que lo había entregado todo a la Patria, hasta su propia vida, por eso coqueteaba con la muerte, era su compañera en los combates, en cierta medida ella lo respetaba.
Nunca vio de menos a nadie, solo a los rastreros traidores a la patria, siempre reconoció el valor de cada persona, de cada soldado, de cada clase, de cada oficial, por Monterrosa no costaba dar la vida.
Cuando se dirigía a la gente de las zonas liberadas de terroristas, lo escuchaban y sentían que les transmitía seguridad, confianza. Hablaba como la gente compun y corriente, nunca rebuscó las palabras de su mensaje, siempre se ponía en el lugar de quien lo escuchaba.
Nunca escribió nada, porque solo tenía tiempo para combatir. Sabía que cada segundo contaba para luchar por alcanzar la paz, él nunca peleó por generar más guerra, él quería acabar con la guerra porque esta hacía sufrir a la gente.
Pocas personas han amado tanto a su pueblo como Monterrosa Barrios y pocos han sido tan incomprendidos como él.
Su problema era que su personalidad y comportamiento hacían ver mal a otros, cuando se le proponía como ejemplo a seguir pocos eran capaces de emularlo, porque hacerlo implicaba dejarlo todo y entregar hasta la vida, sin medida, sin límites, entrega total a la Patria, hasta la última gota. Amó a su pueblo hasta el rictus del dolor.
Qué honor el de aquellos que combatieron junto a él y que gloria para los que murieron con él. Qué envidia de los que murieron bajo su mando o su inspiración y qué compromiso para los que sobrevivimos y lo tenemos como el paladín de la verdad. Si no continuamos con su legado entonces somos unos hipócritas, pero si lo hacemos, aún a costa de nuestra propia vida, seremos merecedores que se nos coloque con sangre la bella insignia de nuestro BIRI Atlacatl, similar a una orden de caballería, merecedora solamente para aquellos que han comprendido lo que significa el honor, la lealtad, la hidalguía, el amor patrio.
Sus manos eran encallecidas, reflejo de toda una vida llena de sacrificios, sus botas siempre polvosas de recorrer los caminos y veredas de El Salvador, sus uniformes siempre desgastados por el uso en el combate, su fusil siempre al rojo vivo y con el selector en ráfaga, su corazón siempre desbordante de amor patrio.
Su sombrero llegó a ser un símbolo, empapado por el sudor y privilegiado de cubrir la cabeza del mejor soldado salvadoreño, su cuchillo al pecho, listo para el combate cuerpo a cuerpo, sus cargadores llenos siempre prestos al combate, su mirada siempre lista para la acción.
¡José Domingo Monterrosa Barrios! Vivirás en el corazón de los humildes porque solo ellos pueden comprenderte ya marte porque tú eras uno de ellos.
Por la Patria y Con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

Nothing Found

Sorry, no posts matched your criteria

¿Qué dicen quienes conocieron al Tte. Cnel. Monterrosa?

El testimonio de quienes los conocieron

Igualmente a Monterrosa jure defender la patria en 1967 y nos preparamos juntos con Azmitia en Artilleria para entrar en combate con el vecino pais Hon. Calitto fue mi excelente maestro instructor mis Heroes lOs recuerdo con cariño.
Conocí al Coronel en el campo de batalla. En muchas ocasiones fuimos la cuarta compañía del batallón al principio eran 3 nada más. Siempre el pedía los Paracaidistas como cuarta compañía y era asombroso el carisma que inspiraba a la tropa. Estuve en el Mozote luego y ese lugar era una base militar guerrillera.
Yo pienso que un hombre como Domingo MONTERROSA nunca será olvidado por los buenos salvadoreños. Es una Pena que se nos adelanto.
Te conocí cuando eras Teniente. Y no  te volví a ver, quisiera mirarte y darte un ABRAZO. Llevamos la misma sangre.

Tte. Cnel. Domingo Monterrosa Barrios - El Salvador, Centro America