Historias y noticias de la prensa nacional e internacional de Domingo Monterrosa

Ochoa Pérez: “Yo tengo que defender a mis héroes… Monterrosa, Azmitia”

“No hay duda que es una venganza política, ante mi posición sobre el discurso del presidente Funes, poco conciliatorio. La verdad es que tengo que defender a mi Fuerza Armada, que es antigua y el presidente solo cinco años va a ser comandante de la Fuerza Armada.
Por lo tanto yo tengo que defender a mis héroes y esos son Monterrosa, Asmitia y todos los soldados que cayeron defendiendo a la patria.”

Entrevista en www.lapagina.com.sv

Parte al Coronel Monterrosa

Respetuosamente damos parte a usted, que seguimos manteniendo en alto sus ideales de paz y libertad para el pueblo salvadoreño, que la mística y la valentía del soldado “Atlacatl”, que dejo establecidas en esta unidad se mantiene y aumenta cada día, siguiendo sus principios y acatando sus lineamientos, sin importar el sacrificio a que nos vemos sometidos.

Sabemos que donde se encuentra, está al mando de los soldados “Atlacatl”, que como usted, se nos han adelantado en alcanzar esa gloria inmortal que significa morir por la patria.

Manténgase tranquilo “Charlie”, que su querido Batallón  “Atlacatl” vibra siempre animoso para el combate contra los malos salvadoreños, ya que animados por su espíritu guerrero, combatimos y seguiremos combatiendo hasta alcanzar esa paz que tanto desea el pueblo y la cual era uno de sus más caros anhelos.

No omitimos manifestarle que seguiremos cultivando la mística, la disciplina, el coraje y la valentía que nos enseño a mantener, como las premisas que deben distinguir y caracterizar a un soldado del BIRI “Atlacatl”.

A los cuatro años de su partida, resuenan en nuestros corazones y nuestras mentes, sus proféticas palabras “prometí cumplir y cumpliré”, las cuales mantienen su vigencia y valor desde el momento que nos las hizo vivir con el ejemplo; lo cual solo un comandante de su casta hace prevalecer ante sus hombres.

Por la Patria  y con Dios…”Atlacatl”

23/oct/1988

Del libro Batallón Atlacatl. Genesis y Ocaso

 

EL VALOR Y EL ARROJO: CARACTERISTICAS DE MI CORONEL MONTERROSA.

Los héroes de la historia siempre han poseído características y virtudes de las que el resto de mortales carecemos, las cuales con el tiempo los vuelven inmortales en la memoria de los pueblos.

Domingo Monterrosa era un hombre fuera de serie, inteligente, capacidad mostrada desde sus estudios primarios y secundarios; generoso, en la entrega que tuvo con los niños de la marginal Tutunichapa a quienes mostraba el camino para llegar a Dios con la catequesis de la primera comunión y luego con sus soldados a quienes cuidaba como a sus propios hijos; y en la formación militar y en el combate mostró dos joyas que muy pocos hombres de armas poseen: valentía y arrojo.
Estas virtudes las adquiere solamente aquel que ha perdido el miedo a la muerte, porque ha comprendido que todos caminamos hacia ella y es preferible tenerla de amiga que huir de ella, porque ha entendido su vocación trascendental, que la vida terrenal no tiene sentido si no es para sacrificarla en favor de los demás, debiendo llegar si es necesario a dar la vida por los demás, como lo hizo el Gran Maestro y como lo haría él aquel trágico 23 de octubre del 84.
Domingo Monterrosa sí comprendió, desde el día en que prestó juramento a la Bandera, que había nacido para ofrecer su vida por el engrandecimiento de su Patria, que regaría con su sangre el suelo patrio en ofrenda permanente a su pueblo, por su libertad y por la paz. Esa percepción le permitió siempre actuar con valentía y arrojo, preparándose para ser el mejor soldado que ha visto nacer la gloriosa Fuerza Armada.
Lo hizo en la campaña de la Dignidad Nacional comandando una fuerza de expedicionarios de la Benemérita Guardia Nacional, actuando además con honor al impedir cualquier abuso contra la población civil o contra los militares hondureños tomados prisioneros. Lo hizo en la fundación del Batallón de Paracidístas, destacándose como el hermano mayor de nuestra hermandad de la seda, siendo justo recordar a su fiel amigo el perro Huragán a quien entrenó y transmitió su valentía haciéndolo el primer perro paracaidista de El Salvador, digno miembro del Batallón y que ahora le acompaña en el cielo luego de haber perecido cuando su paracaidas no se abrió en Amatecampo. Era el primero en saltar, con valor, arrojo, temperamento y técnica; imprimía un carisma especial a los reclutas que realizaban su curso de paracaidistas, provocó que el uniforme caki y la boina ocre de los paracidístas sobresaliera en cualquier parada o desfile militar.
Posteiormente demostró estas virtudes en la fundación del Batallón de Reacción Inmediata Atlacatl: el mejor batallon de fuerzas especiales que ha conocido El Salvador. Su arrojo se transmitía en la instrucción militar que impartían los boinas verdes, al aprender sus soldados a soportar el dolor, a vencer las condiciones adversas, al adquirir la habilidad y fuerza nacional para ser un comando Atlacatl, a no tenerle miedo a la muerte, a dar la vida por la patria sin dudarlo ni una fracción de segundo, a salir de las situaciones más adversas con éxito. Él mismo les demostraba a los soldados que las pruebas era posible pasarlas, corría los obstáculos, pasaba las pruebas, subía la cuerda muerta, soportaba el cansancio, si no recordemos el trote desde la Fuerza Aérea al Hotel El Salvador…
Y luego en el combate. Entraba en la priemra linea de fuego, no temía disparar al descubierto, le daba valor y hasta rescataba soldados que flaqueaban en el fragor del combate, evadía las balas y las esquirlas porque sabía que no existía ninguna que tuviera su nombre, parecía que sabía que el Señor le había deparado una muerte igual que la suya: traicionado…sus enemigos le temían en el enfrentamiento cara a cara…
Qué soldado no quería servir y hasta morir a su lado, qué slodado ahora no se enorgullece de haber portado el parche del indio Atlacatl en su brazo izquierdo, muchos perdidos en el mundo, sin fortuna, sin familia, sin destino cierto, poseen el tesoro más grande que el Señor les podía ofrecer: servir a la Patria a la par del más grande soldado nacido de mujer en esta tierra cuscatleca, pueden morir en paz porque tienen algo que solo unos pocos pudieron hacer: ser miembros del insigne Batallón Atlacatl al mando del Teniente Coronel Domingo Monterrosa Barrios.
Finalmente al mando de la zona militar más candente de toda la guerra y del principal cuartel de la zona oriental, sabía transmitie estas características a los comandantes, jefes, oficiales, clases y soldados: era una leyenda viviente, era un heroe que podía ser conocido en vida porque caminaba junto a ellos, desembarcaba junto a ellos, comía junto a ellos, sufría y celebraba la victoria junto a ellos de esa manera tan particular que tenía de hacerlo…
Y todavía después de su desaparición física, mientras se reagrupa con los demás paracaidista en el cielo, su ejemplo y recuerdo nos sigue transmitiendo la valentía, el arrojo y la gallardía que solo un hombre de su estatura moral y física puede hacerlo, un recuerdo que permanecerá imperecedero mientra existamos hombres que reconozcamos su entrega a los más altos ideales de la Patria.
¡¡¡¡Monterrosa vivirá mientras viva el Ejército!!!!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

EL 23 DE OCTUBRE TODOS NOS QUEDAMOS HUERFANOS

Cuando empezó a difundirse la noticia de la muerte de mni Charly Monterrosa todos los que ya portaban el uniforme y los que aspirbamos a portalos, nos quedamos huérfanos, junto a él murió una parte de nuestro corazón hasta el día en que junto al Señor nos pase revista en el Cielo.
Al morir Monterrosa Barrios se moría lo mejor del Ejército Nacional, sin faltar a la memoria de tantos hermanos jefes, oficiales, clases y soldados que ofrendaron su vida por la Patria, sin ofender al resto de la oficialidad que nos condujo durante la guerra, sin faltar a todos ellos, puedo afirmar sin temor a equivocarme que José Domingo Monterrosa Barrios ha sido el mejor soldado que ha parido el ejército nacional.
Sin embargo la hostoria no lo ha juzgado en su correcta dimensión, las autoridades civiles no han dimensionado el papel que desempeñó en la guerra durante su vida y despúes de su cobarde asesinato. Porque él nos sirvió a muchos de inspiración para salir vivos de la guerra, para no desmayar en los momentos más cruentos del combate, a no bajar la guardia cuando el cansancio, el hambre y la voluntad nos traicionaban. En ningún lugar, fuera de las unidades militares, puede observarse una plaza o un monumento al Heroe de Joateca, por el contrario se lo han levantado a terroristas como Arafat o a perfectos desconocidos para nuestra cultura solo por quedar bien con determinados gobiernos.
Con Monterrosa todos empezamos a morir porque su muerte no fue con honor, fue traicionera, ignominiosa, y desgraciadamente a quienes les tocaba investigar no lo hicieron.
Me imagino el dolor de los miembros del Batallón Atlacatl y de la Tercera Brigada, una extraña mezcla de rabia, impotencia y dolor. No poder hacer nada en ese momento, no haberle dado ni siquiera el honor de haber muerto en combate, era inconcebible.
En ese momento los verdaderos patriotas nos quedamos huérfanos del hombre que representaba la lucha con honor, el patriotismo, el hombre que resumía las aspiraciones de todos los hombres que a lo largo de la hostoria habían luchado por los más altos intereses de la Patria.
Pero como dignos hijos de tal Padre, nuestro dolor tiene que traducirse en lucha por mantener vivos los ideales de Monterrosa Barrios, en honor al vivir tal como él vivía, en lealtad a la Patria, en amor por nuestros hermanos salvadoreños. Ese será el mejor homenaje que podemos rendirle a nuestro querido y recordado Teniente Coronel José Domingo Monterrosa Barrios, quien ¡Murió por la Patria!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

COMANDO ATLACATL

COMANDO ATLACATL

Por Sgto. Guido Miguel Castro

LARGAS NOCHES, INTERMINABLES DÍAS

PELOTÓN DE MANIOBRA, TROTE, HAMBRE, SED,

CANSANCIO, DESVELO, DESTREZA, CARÁCTER,

VALENTÍA, ARROJO, FUERZA, REACCIÓN, HONOR

HONOR ES SU DIVISA

POR LA PATRIA Y CON DIOS SU LEMA

LA FLECHA Y EL RAYO EN SU ESCUDO

LA MUERTE ES SOLO SU AMIGA

CAMINA SIGILOSO EN LOS MONTES

ACECHA OCULTO EN LOS RÍOS

SUPERA EL CANSANCIO Y EL SUEÑO

IGNORA EL DOLOR Y LA SANGRE

ES EL PRMERO EN EL COMBATE

EL ÚLTIMO EN EL DESCANSO

ALERTA COMO EL JAGUAR

SIGILOSO COMO LA SERPIENTE

RÁPIDO COMO EL VENADO

SE OCULTA PORQUE ES HIJO DE LA TIERRA

CERTERO COMO HALCÓN EN EL DISPARO

SENCILLO CUAL TOROGOZ EN EL PREMIO

EFICAZ COMO TAMAGAZ EN EL AGUA

ROBUSTO COMO CEIBA CENTENARIA

DIOS ES SU PADRE ETERNO

EL RAYO SU FUERZA NATURAL

HIJOS DE MONTERROSA BARRIOS,

ARCE, MORAZÁN, BRACAMONTE

Y EL BRAVO ATLACATL

ES EL COMANDO

EL BRAVO COMANDO ATALCATL

SÍNTESIS DE VALOR E HIDALGUÍA,

CORAJE, ENTREGA Y SACRIFICIO

MEZCLA DE SANGRE, FUEGO Y FORTALEZA

SU CUERPO ES DE PEDERNAL,

A CADA GOLPE SURGE EL FUEGO DEL CORAJE,

SUS PIES CUAL ALAS DE ÁGUILA,

SUS MANOS SAETAS DE LA MUERTE

SU MENTE ES FRÍA COMO EL ÁSPID

SUS OJOS ATENTOS COMO FELINO AL ACECHO,

SU CORAZÓN UNA MÁQUINA DE GUERRA,

SU SANGRE EL NECTAR DE LOS DIOSES,

SU ROSTRO DE DIOS DE LA GUERRA

LOS MEJORES HIJOS DEL PUEBLO,

LOS AMANTES MÁS FIELES,

LOS PADRES MÁS TIERNOS,

LOS ESPOSOS MÁS LEALES,

LOS MEJORES HIJOS DE DIOS

INTENTARÁN MANCILLAR SU HONOR,

HACERLO SUCUMBIR CON HABLADURÍAS,

HUMILLAR CON INSULTOS

PERO SU CARÁCTER ES INAMOVIBLE

SU VOLUNTAD FERREA Y SU LEALTAD DE HIERRO

OBEDIENTE A LA VOZ DE MANDO

ARROJADO A LA HORA DEL COMBATE

GENEROSO CON EL HERMANO QUE SUFRE

IMPLACABLE CONTRA EL AGRESOR

FIEL A LA MISIÓN ENCOMENDADA

AL SER HERDO OLVIDA EL DOLOR

SOLO LO DETIENE LA HERMANA MUERTE

QUE ENTRE SUS BRAZOS LO CONDUCE

AL REGAZO DE DIOS QUE LO ESPERA

PARA OTORGARLE EL PREMIO MERECIDO

SE MUEVE SIGILOSO

CUAL VÍBORA AL ACECHO

Y AL MOMENTO DEL ATAQUE

ES IMPLACABLE Y RÁPIDO

COMO RAYO EN TORMENTA NOCTURNA

EL PELIGRO ES SU MEDIO

LA VICTORIA EL ALIMENTO DEL ALMA

LA PALABRA DE DIOS ES SU GUÍA

EN EL CONCIERTO DE LA MISIÓN

Y DEL COMBATE

EL ENEMIGO TIEMBLA EN SU PRESENCIA

CORRE, HUYE, SE ESCONDE,

ANTE EL AVANCE ORDENADO,

COORDINADO Y EFECTIVO

DE LOS EJÉRCITOS CELESTIALES EN TIERRA

EL FRIO Y EL HAMBRE

VIEJOS CAMARADAS DE VIGILIAS,

FORTALECEN EL ESPÍRITU, TEMPLAN EL CUERPO,

DOMINAN LAS PASIONES

ENCIENDEN EL VALOR Y EL CORAJE

AIRE, TIERRA, AGUA Y FUEGO

ETERNOS LECHOS DEL COMANDO,

DIOS LE DA DE COMER EN TODO LO CREADO,

LE INFUNDE VALOR CON SU ESPÍRITU,

LO INFLAMA DE LA VIRTUD DEL UNGIDO

BUSCARÁN MIL FORMAS DE ACABARLO,

PERO LA SUERTE ESTÁ HECHADA,

LA SEMILLA HA GERMINADO.

POR UN COMANDO ATLACATL QUE MUERA

HABRÁN CIEN QUE SE ENTRENARÁN

NUESTRO PADRE DOMINGO MONTERROSA,

CAMINÓ, LUCHÓ, SUFRIÓ Y MURIÓ

CON Y POR EL COMANDO ATLACATL.

SU INSPIRACIÓN LLENARÁ SIEMPRE

EL VACÍO QUE DEJÓ AL REAGRUPARSE EN EL CIELO

QUISO EL BUEN DIOS QUE MURIERA

CERCA DEL CIELO Y CON SU HERALDO,

QUIEN LO CONDUJO SIN ATRASO,

A LA PRESENCIA DEL DIOS INFINITO,

A LA CASA DEL PADRE ETERNO

ENTRA HIJO MÍO A GOZAR

DE LAS DELICIAS ETERNAS DEL CIELO,

YA LUCHASTE LA BUENA BATALLA

SIERVO BUENO Y FIEL,

YA SUFRISTE, AHORA GOZA ETERNAMENTE”

¿POR QUÉ BATALLÓN “ATLACATL”

Cuando las hordas terroristas arrecieron su accionar contra las unidades reguares del Ejército y de los cuerpos de seguridad se volvió necesario, por recomendación de los asesores norteamericanos y de los jefes militares de la época, la creación de una unidad militar capaz de realizar acciones de reacción rápida de forma contundente, que respondiera a la guerra de guerrillas practicada por los delta tangos.
Las unidades de los boina verdes norteamericanos fueron un primer modelo a ser estructurado: un Batallón de Infantería con una unidad de reconocimiento, una de armas de apoyo, una de mando y servicio y cuatro compañías de fusileros; un entrenamiento arduo que se tuteara con la muerte, una capacidad de supervivencia que formara hombres capaces de superar cualquier dificultad y con la capacidad de acción semi-independiente que le diera a esta unidad élite la solvencia necesaria para cumplir con su misión.
Sus símbolos: la figura del mítico Indio Atlacatl empuñando un fusil M-16 y el escudo formado por una letra “A” camuflageada y atravesada por un rayo y una flecha, reflejando el comienzo de una nueva era militar, la sigilosidad, la rapidez y la contundencia de este tipo de unidades de lucha irregular.
¿Por qué usar el nombre de Atlacatl?
Desde que se inició la discusión en 1980 sobre la creación de esta unidad se empezó a buscar un nombre que tuviera igual impacto que sus acciones, se decidió por el legendario prícipe pipil que resistió la conquista de Pedro de Alvarado en el territorio de Cuscatlán, que abarcaba desde el Río de Ateos hasta el Lempa. al igual que Atonal en la Batalla de Acaxual cuando hirió la pierna de Alvarado, dejándolo cojo para toda su vida, Atlacatl resistió a las armas de fuego de los españoles con su astucia, conocimiento del terreno y armas artesanles, pero sobre todo con el valor, coraje y arrojo que posibilita que cualquier soldado en condiciones desiguales de combate salga adelante: eso era precisamente lo que se pretendía con esta unidad especial, y nada mejor que la figura del príncipe pipil para designarlo. No lo he comprobado fehacientemente pero al parecer quien propuso este nombre fue mi Charly Monterrosa quien desde el principio fue el principal candidato a comandar esta unidad.
Ahora faltaba un comandante que encarnara las características de Atlacatl, se necesitaba un Príncipe de las Armas: solo podía ser el Teniente Coronel de Artillería DEM José Domingo Monterrosa Barrios, un militar que había destacado desde sus años en la Escuela Militar, fundador del Batallón de Paracidistas, disciplinado, obediente, en fin, con todas las características del mejor comandante de campo que haya conocido y conocerá la hostoria militar salvadoreña.
Pero al mismo tiempo que escogían al guerrero también estaban escogiendo al príncipe pipil: ningún comandante hasta entonces había sido como un padre de sangre con sus soldados, no solo era el primero en la linea de combate, sino también el primero en preocuparse por el bienestra y provisionamiento de sus unidades: más que los mismos ejecutivos de la unidad, alimentación, uniformes, arams, munición, base, transporte, todo. A ser un padre para su unidad, la unidad sería como una familia: él daba la vida pos sus soldados y los soldados daban la vida por él, todos daban la vida por el país pero con el honor, la hidalguía y el arrojo de un verdadero comando Atlacatl.
Por eso la mejor unidad militar de toda la historia salvadoreña lleva el nombre del Príncipe Atlacatl y nadie como José Domingo Monterrosa “Carlos”, podía encarnar mejor a este mpersonaje que representa el coraje de nuestra raza que se resistirá siempre a los intentos de sometimiento que hoy representa el comunismo internacional en sus nuevas fascetas “socialistas”.
¡Loor a los hombres que ofrendaron su vida y regaron con su sangre el suelo Patrio para impedir que el trapo rojo del comunismo sustituyera el pabellóna nacional que todos los hombres de armas juramos defender aún a costa de nuestra propia vida!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Arturo Castro

TENIENTE CORONEL JOSÉ DOMINGO MONTERROSA BARRIOS: ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Cuando no estabamos operando, a las seis de la tarde formabamos para el arreo de la bandera y para escuchar el listado de los hombres que habían ofrendado su vida en aras de los más altos intereses de la Patria, de los que habían cumplido con su juramento a costa de su propia vida. Ante la mención de cada nombre gritábamos al unísono ¡MURIÓ POR LA PATRIA!

Yo no estaba en el Glorioso Ejército Nacional aquella tarde dolorosa del 23 de octubre de 1984, pero lloré al escuchar a las cinco de la tarde el parte de guerra de Coprefa, pero me imagino que nunca como esa tarde se escuchó entre los hombres de armas ¡¡¡¡¡MURIÓ POR LA PATRIA!!!!!!!!

Morir por la Patria para los apátridas no significa nada, les parece hasta ridículo, pero para los que amamos a nuestro País, para los que amamos su historia, a su gente, para los que hemos ofrecido nuestro sudor y dolor junto a muchos compañeros que tuvieron la gloria de ofrendar su vida en el altar de la Patria, “Morir por la Patria” es la mayor prueba, el mejor símbolo de entrega de patriotismo.

El Gran Comandante nos dijo un día: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”. Esta verdad del Evangelio se hizo realidad en el Charly Monterrosa: él amaba a su pueblo, a su gente, entre más sencilla mejor, y ellos le amaban también. Amaba a sus soldados, eran sus hijos adoptivos, y los amaba tanto como a sus hijos de sangre, se preocupaba por ellos, por su alimentación, por la calidad de sus armas y municiones, sus uniformes y su transporte, vivía pensando en sus soldados, nunca se valió de su cargo para beneficio personal, no dejó fortuna conocida, murió como los grandes, pobre, llegó a la presencia de Dios con la carga de sus buenas obras, de sus virtudes, le dio parte al Señor de la Misión Cumplida y pasó a recibir el premio reservado a los siervos buenos y fieles.
Morir por la Patria representó el cierre de una vida que se inició con su juramento de fidelidad a la bandera siendo un nobel Caballero Cadete, renovó día a día ese juramento, probó permanentemente que estaba dispuesto a cumplirlo sin temor, con el valor de los héroes, lo dió todo y desgraciadamente no todos reconocen esa entrega, ese sacrificio, esa hidalguía, ese coraje, ese arrojo sin par en la historia del Ejército Nacional.

En el trote cantabamos aquella canción que decía: “Es mi orgullo ponerme el uniforme/que distingue al soldado nacional/ y en moriri por mi patria estoy conforme/ ser herido aunque vaya al hospital/ el fusil es mi amigo inseparable/ yo con él me presento a la instrucción…, portar el uniforme era un orgullo para el Charly, un honor, un compromiso de entrega total por los más altos intereses de la Patria. Portó con orgullo el uniforme caki del Batallón de Paracidistas a quienes nos dejó el simpático trote de la Fuerza Aérea hasta el redondel Masferrer, portó el verde olivo, el camuflaje francés, el camuflaje gringo, lo sudó, lo ensució, lo honró como nadie lo ha hecho en la hostoria de los heroes salvadoreños. Como nadie lució el parche del Atlacatl, parecía que era la misma personificación del héroe legendario que había cambiado el arco vengador por el M-16. Kepis, sombrero, gorra y boina ocre sustituyeron el penacho de plumas que cubrieron la cabeza visible del Ejército Salvadoreña. Lider indiscutible, voz de mando, azimut efectivo, coordenada de la victoria, tiro certero, coraje, todas estas caracteristicas de nuestro recordado heroe.
ahora descansa merecidamente en el seno de Dios, inspira a las nuevas generaciones de soldados. Un día la Patria reconcoerá públicamente su entrega y heroismo y levantará un monumento imperecedero a la memoria del titán del camuflaje. ¡Barrios!
Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro

MONTERROSA: IDEAL DEL SOLDADO SALVADOREÑO

El Teniente Coronel Domingo Monterrosa Barrios representa el ideal a seguir por cualquier hombre que porte el uniforme del soldado salvadoreño.

HONOR: Monterrosa actuó siempre por honor y con honor, cada uno de sus actos reflejaba esa virtud tan rara hoy en día. Todos andan tras el benficio personal, él nunca lo hizo, el cumplimiento del deber era siempre el camino a seguir, aun a costa de su propia vida, y cumplió con sangre ese juramento que un día hiciera en la Escuela Militar. Nadie puede señalarle un abuso, ni un acto de corrupción, lo único que manchó su expediente fue su propia sangre. Nunca se metió en política, vivía su juramento a la bandera con la hidalgupia de los heroes míticos, nació, vivió y murió como un verdadero soldado, con honor, sin doblez, sin mancha.

HIDALGUÍA: Siempre actuó con la dignidad de los príncipes, era un soldado de sangre azul, que sin embargo nunca escogio la comodidas del mando a distancia, por el contrario estaba en la primera linea de fuego, pecho a tierra con su tropa, sudaba, sentía sed y hambre, frío y calor, cansancio y gozo, todo junto a sus guerreros. Marchaba siempre con la frente en alto, como quien no tiene nada de qué avergonzarse. Murió pobre, como mueren los heroes.AMOR A LA PATRIA: La Patria no era un concepto vacío, para él encerraba la grandeza de la historia nacional, el sudor y la sangre de millones de hombres que han construido paso a paso El Salvador. Defender a la patria no era un simple slogan, era una verdad que vivía minuto a minuto, no escatimaba esfuerzo, las pocas fotos en campaña que se conservan reflejan la imagen de un hombre dedicado de lleno a su labor como comandante de campo, barbado, cansado, sucio, pero con el espíritu siempre alerta, no conoció el miedo porque sus intereses eran más elevados, no había tiempo para el temor, solo para el arrojo y la valentía. La Patria era la doncella por la que luchaba este caballero andante, de triste figura pero de un corazón inmenso.

ENTREGA: Todas sus acciones reflejaban una entrega total a su vocación de soldado salvadoreño, la planificación de los operativos, la preocupación por el bienestar de la tropá, el trabajo en equipo, el ánimo que imprimia y que movía hasta el más temeroso. Diariamente se codeaba con la muerte, no le temía, se saludaba con ella, sabía que en el momento que se encontraran definitivamente solo sería una dama de compañia que lo conduciría hasta el Comandante en Jefe. Como buen miembro de la hermandad de la seda, no murió, solo se reagrupó en el cielo.

ARROJO Y CORAJE: el primero en el combate, el primero en el salto, el primero en su promoción, siempre el primero, no para recibir honores, sino para imprimir coraje en sus compañeros y subalternos, junto a él no costaba ser valiente, era un honor, era un reto, emularlo era un orgullo.
Para él la guerra no fue un negocio, fue una misión que cumplir, no combatía por odio, lo hacía por la patria, por eso era temido, no era soldado por un sueldo, lo hubiera hecho igual sin recibir paga, era soldado por la patria, y él le agregó, y con Dios.

CREYENTE: Era un hombre temeroso de Dios y consciente de sus limitaciones como humano, por eso Dios siempre estuvo con él, lo amaba como a uno de sus hijos predilectos, y un día no resistió más y se lo llevó. Ahora es la estrella más brillante del firmamento, la que nos guía en la caminata nocturna, la que da esperanza en medio del combate, la que nos marca el camino de la vida.

Monterrosa vivirá en cada hombre de uniforme que lo porte con dignidad y honor, y también en cada hombre que habiéndolo portado seamos capaces de seguir viviendo con el mismo honor. Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Castro

Monterrosa y el pueblo salvadoreño

Visitando el museo de historia militar podemos encontrar una sección dedicada al mejor de los soldados que ha parido nuestra Gloriosa Fuerza Armada, el Charly Domingo Monterrosa Barrios, entre algunas de sus pertenencias se encuentra un billete de cinco colones enmarcado. La hostoria de este billete es la siguiente: Encontrándose el Charly en un operativo en Morazán, al frente de sus tropas del Batallón Atlacatl, salió del interior de un humilde rancho un anciano de más de setenta años, quien sacándo el billete se lo ofreció al Heroe de Joateca diciéndoles: “Mi Coronel, tome este pistillo, lo tenía guardado para cuando usted viniera, yo ya estoy viejo y no puedo acompañarlo, pero con esto puedo ayudarlo en su lucha por la Patria”, el hombre de acero se quebró ante la hidalguía de aquel verdadero salvadoreño y abrazándolo aceptó honrado el billete. Por supuesto no lo gastó, lo guardó como un tesoro, y a la primera oportunidad lo mandó a enmarcar y lo colocó en un lugar visible en su despacho y cada vez que lo observaba sus ojos se humedecían y su compromiso por la libertad se fortalecía y en los momentos más duros del combate aquel anciano se convirtió en una inspiración.

Seguramente ese anciano ya murió, y ahora puede compartir los ideales del Charly juntos en el cielo, en comunión con Aquel que siempre guió sus pasos y que en un momento determinado lo llamó a su lado para que formara algunos Batallones de Reacción Inmediata en los Ejércitos celestiales al mando del Charly Miguel Arcángel.

Gloria al hombre que supo cumplir con su juramento de soldado ofrendando hasta la última gota de sangre y hasta el último de sus alientos vitales.

 

Por la Patria y con Dios

 

Guido Castro


Por la Patria y con Dios

Cuando mi Coronel Monterrosa murió yo estaba todavía en el colegio, pero desde siempre lo admiraba. Recuerdo el día 25 de octubre de 1984, llegaba del colegio cuando estaban radiando la muerte de su asesinato. Sentí un nudo en la garganta y empecé a llorar a solas, como lloran los hombres, me inqué y elevé una oración al Comandante General que había decidido llamar al mejor de sus soldados en El Salvador, lo llamó diciéndole: “Siervo bueno y fiel, pasa a gozar eternamente del premio preparado para los que como tú, supieron cumplir su deber con honor”.

Luego fue mi inspiración en el Batallón de Paracaidistas, a él le dediqué mi primer salto y sinceramente el miedo pasó rápido, lo disfruté y sentí que él sostenía mi arnés. Luego en las largas noches operando veía las estrellas y pensaba que desde ahí nos daba las orientaciones de combate. Su vida era un testimonio.

Una vez llegamos a San Antonio del Mosco y una señora de nombre Eugenia nos contó que mi Charly se quedaba a dormir en su corredor, colocaba su hamaca y se dormía mientras pedía, no ordenaba, que le hicieran comida a sus muchachos, y al final pagaba generosamente las tortillas, los frijoles, el huevito, el queso y el pedacito de panela que le daban a cara BIRI Atlacatl. Siempre caminaba al frente de la tropa, usaba el M16 corriente, nunca quiso la comodidad del A2, vestía como todos y nunca buscó privilegios. ¿Quien no iba a dar la vida por él?

Platicando con terengos que han quedado en Perquín, todos admiten que cuando llegaba el Atlacatl o los Aerotransportados se ponían a temblar, corrían como cotusas huyendo de la furia del charly Monterrosa. La foto cruzando el Torola es un testigo mudo de la valentía, el arrojo y la entrega que demostraba en el combate. El monte era su terreno natural. Lo hacía con patriotismo, amando a su pueblo, y la gente lo amaba a él. Prueba de ese amor son las mentes torcidas que lo tratan de difamar y mancillar su memoria, pero los que lo tuvimos como fuente de inspiración debemos velar por resguardar su memoria y esperar el mejor momento histórico para enaltecerla y transmitirla a las nuevas y futuras generaciones.

Monterrosa es la síntesis de Morazán, Barrios, Bracamonte, Arce, Belloso, Azmitia y Calito, es la personificación del héroe desconocido que desde 1823 ha sabido defender la enseña patria contra los malos hijos que han pretendido mancillarla.

Por la Patria y con Dios

Sgto. Guido Miguel Castro